martes, 16 de diciembre de 2014

Tarde de Mayo de 1997



A mi madre, por la última vez que la vi emocionada.




Había vuelto a la calle

donde un niño soñaba,

era una tarde de Mayo,

el aroma del mar penetraba en la alcoba,

mi madre aún dormía sonriendo,

en sus manos temblaba

 la rima del Poeta;



Los suspiros son aire y van al aire



Era el mar de la brisa, la caricia.


El misterio

apartaba las cortinas

y me aferraba al alma

que tuve en otro tiempo,

humedecía mis ojos

como si regresara a las olas de plata

de la playa tendida que sueña en sus arenas.



Y el niño que, moraba

en la jaula sin luz ensangrentada por el tiempo

que yacía en la mesa 

donde una flor moría,

 mantenía el aliento, la mirada, los nombres

de aquellos que habían muerto

 y a los que aún amaba.

2 comentarios:

  1. Estimado F. Enrique,llevo unos días sobrevolando tu blog en este renacer tuyo tan prolífico y no me atrevía a dejarte un comentario por no romper la magia de este sitio con mis palabras, un sitio que respira poesía por los cuatro costados.Sabes que ya era admirador de tus versos, ahora también lo soy de tu prosa y además coincido contigo en parte de tus gustos musicales,como es el caso de Triana.

    No solemos escribir mucho sobre las madres,tal vez por miedo a volvernos niños otra vez y escribir como niños.Pero este poema tuyo desmiente esos temores.Es un hermoso poema donde la nostalgia no empaña sino que intensifica el mensaje.

    Volveré de vez en cuando porque hay mucho que leer y mucho que aprender.

    Abrazos poeta.

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  2. Tú eres grande, Jerónimo, y creo que me puedes enseñar más a mí que yo a ti; soy un poco vampiro como reza en la URL del blog. He leído pocos poemas tan buenos como los tuyos cuando se trata de un amor puro y perdido y deseas, con una tierna nostalgia vehemente, dar rienda suelta a lo que pudo ser.

    Me siento muy halagado con lo que me escribas sobre mis poemas, aunque sea algo malo debo considererar un privilegio que dediques un poco de tu bendito tiempo a ellos.

    Eres muy bueno, Jerónimo, te falta ampliar registros para codearte con los poetas que tenemos en mente. Pero eso se logra sabiendo encajar un sin número de intentos abortados. Tengo señalado algunos de tus poemas para volverlos a leer e inundarme de esa dulzura con la que tratas a lo que pasó y se fue... O no fue y queda en el alma.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.