viernes, 30 de junio de 2017

En la mirada de la noche (Federico ausente) Versión Junio 2017



A Roxane Aristy, ha muerto Camarón
pero sigue el cante porque es tan grande
que nació herido de muerte.

Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.

(Lorca - Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías)

I
En la mirada de la noche.


En la mirada de la noche donde expiran los olivos[i],
en el verde de silencio oscuro y cerrado de los campos
donde alumbra sin brillo
una estrella que tiembla
con timidez de niña enamorada[ii].

Y no se lleva el miedo que la luna sombría
acaricia en su tela de araña que muerde,
y no mira a los locos
que sueñan la maleza del llanto de los grillos
que no pueden romper la aurora con sus alas,
ni el delirio infantil que acunan los carteros
sin palabras de amor
sin esquelas ni huellas gimiendo en los tejados
donde sufren los hombres y sangran los poetas.

II



Hay un jardín que muere en el patio de los miedos
donde canta el jilguero
que lloraba sin luz
en lo turbio y estrecho  que vuelve de una infancia[iii]
y no encuentra palabras para explicar tu canto,
y entre escombros agolpados
contra el muro
la tristeza se esfuerza
por ofrecer su lecho de raíces a unas plantas de Oriente[iv]
que no verán camino en sus primeros pasos nunca más
como tus ojos, 
en un barranco  donde no habita una estrella
que los guíe,
oscuros, deslavazados, apasionados, muertos,
en el libro amarillo[v] que mostrara tu hondura
ante mi asombro de niño,
en la palabra de amor que desplegó tu boca hacia los tristes,
hacia los que nacieron arrodillados
ante el peso infinito del estigma invisible[vi],
hacia los que tienen hambre de amapolas
de montes rotos que imploran su olor a tierra,
la melancolía de su ocaso
que nadie mirará mientras duerman los dioses
entre sábanas blancas tendidas en un mísero cordel
 y la canción que hiere en las tinieblas
de las cinco en punto de la tarde[vii].


III


Te fuiste Federico una noche de agosto
cantando una soleá
con un maestro de escuela y con dos banderilleros
 con los ojos de aceituna
y negra y roja bandera.

Para hablar a los silencios de tu cálida tristeza,
de tu fresca alegría
para que te consuelen en la muerte que llevas
con la sombra de Ignacio que gime en los olivos,
para que te recuerden los trinos del amor
al que otros escupen y apuñalan
en las aguas cristalinas y puras de la Vega.

Para que se marchen los comisarios viejos
de la sonrisa exacta que caminan
con sus cruces sobre los hombros de los tristes
y esgrimen en el aire sus látigos del orden
que gobierna la muerte en la esquina del nocturno[viii].
26 de junio de 2017


IV

Federico ausente



Yo en este rincón donde no llega
el aire que he buscado con ansia y amargura
pensando en la aspereza
de las lenguas que insisten con medallas de cieno,
en esta tierra mía,
cansada de llorar por quienes la llenaron de elegancia
y la preñaron de ternura,
en cegar la mirada del jilguero
que no aprendió a volar y cayó en agosto,
encadenar el llanto que derrama
el hombre bueno y libre[ix],
desenterrar las flores, apartar las estrellas,
en manchar la hermosura de tu figura y tu acento,
despojar a los santos de su mensaje íntimo
y masacrar la rosa en los labios del profeta.

V

El poeta y la muerte


Yo acorralado
en este desconcierto de palabra cautiva
que no verá su curso natural cubierto con requiebros
de amante a la ventana y coplas en el aire;


Granada ya no es Granada, 
es una charca de sangre
en esa noche ardiente de partituras huecas
que lloran la sinfonía que no escuchan los pájaros burlones
que no temen las balas donde sus ramas duermen
y siempre escapan prestos del canto del verdugo.
Y, al fin, llega el poeta
 con su traje de loco que no encontró destino,
su valiente alegría 
masacrada en los salones de la camisa azul
con la cruz en la mirada y la muerte
 en las entrañas,  
con el corazón quebrado por una pena
que brama,
sangra, duele, pero no sabe expandir
 en los labios que la tiemblan, la precipitan, le canta
los bardos por seguiriyas
y sitúa los huecos que arrastran a un rincón desconocido
entre el polvo y los espejos de un barranco[x] aletargado
cuya senda nunca ha sido ni barrera  ni quebranto
que levante el vuelo alto derramado
 en tus pequeños ojos
infinitos.

VI




Por eso canto,
 para recordar la emoción del niño
que mira a sus mayores agradecido y obnubilado,
canto por esta senda perdida que cubre la soledad del mar,
los quejidos del monte y el dolor de los recuerdos[xi],
por este eco profundo 
cuyo lamento no escucho pero llora y me asalta
en el rostro inundado por la gracia de aquellos
tocados por la elegancia,
prendidos por la cintura de un torero enamorado,
de una bandera bordada y su Marianita[xii] ausente.

Canto para enmarcar la brisa pasajera 
del cómico ambulante,
de los iletrados que llevan en la sangre la poesía[xiii],
de los andaluces que tocaban las palmas con espanto
cuando en el Tarajal se estiraba la muerte,
de mi pequeña calle donde sigue mi madre
aunque digan que cerraron sus ojos para no verme
borracho y melancólico[xiv]
sintiendo otra  bandera...

Y siempre encuentra abrigo en el pecho de los sauces
que viste a Federico triste, frío, muerto, sin sudario[xv],
en la hondura temeraria que el levante no se lleva,
en el poema de luz que se hunde en los estanques
donde Millais expira con una novia ajada[xvi]
y suspira entre los mirtos mientras los sueños se detienen;
“…tuve un amigo, tuve un poeta
 que rimaba las nubes y el agua quieta[xvii]”.

8 de enero de 2014








[i] John Cornford, poeta inglés, moriría en Lopera, unos meses después que Federico, entre los olivos. Tenía veintiún años y un día, como los inocentes el 28 de diciembre de 1936.
[ii] Luis Cernuda.
[iii] Gustavo Adolfo Bécquer; “Del salón en el ángulo oscuro”.
[iv] De la India.
[v] Un libro de PREU que encontré tirado en un pequeño barranco en la playa de La Fragua, lugar de culto para los gitanos y los que no tenían rumbo y bebían vino desde las primeras horas de la mañana.
[vi] La injusticia aleatoria que denuncia en Poeta en Nueva York. Creo que el poema era “Romance sonámbulo”. Recuerdo las tres rimas de Bécquer, en cambio.
[vii] Federico García Lorca: La cogida y la muerte.
[viii] Para saber que no todo se ha perdido. Lorca; Nocturno del eco.
[ix] Carlos Cano cuando emocionado evoca a Diamantino.
[x] Parece ser que Lorca pasó sus últimas horas entre Víznar y Alfacar, en un barranco de este último pueblo se piensa que se encuentran sus restos; los españoles tenemos a los mejores poetas pero no amamos la poesía.
[xi] Emilio Prados: “Jardín cerrado”.
[xii] Mariana Pineda que fue asesinada por bordar una bandera liberal en los tiempos terribles de Fernando VII.
[xiii] En el Tobogán, mi pequeña calle de tan sólo catorce viviendas, había analfabetos que disfrutaban cuando se les leía poemas de Lorca, Antonio Machado, Bécquer…
[xiv] Antonio Machado.
[xv] Ven acá muerte, ven acá / y que se me entierre bajo un triste ciprés. (William Shakespeare).
[xvi] La muerte de Ofelia.
[xvii] Manuel Pareja Obregón: Llora Granada cuando sale la luna.

jueves, 29 de junio de 2017

Sobre los criterios y el relativismo (Revisión)


 A veces pienso, Laura, que lo que escribo no es suficientemente bueno para que se publique que soy un atavismo provinciano surgido de la pretensión incontrolable de notoriedad pasajera los europeos del Norte de África, pero otras veces lucho contra las sombras de mi propio egocentrismo porque pienso que soy muy bueno. Entonces me doy cuenta por el comportamiento que intuyo en muchas personas que escriben en los foros, ya que en ellos me muevo y me desvelo sin posibilidad de encontrar un abrigo, una referencia válida de mi regionalidad,  que también ellos piensan así de sí mismos aunque casi todos saben defenderse mejor que yo de la fragilidad que supone transmitir esa sensación que será interpretada casi con toda seguridad como un ejemplo insoportable de soberbia y de arrogancia.
   Pero ese pensamiento de mis mejores momentos simplemente significa que sé reconocer que he hecho algo bien, dentro de mis limitaciones,  y juzgo lo que he escrito como si fuera de otro, como si no me acordara de que es mío, ni siquiera porque lleve mi firma y eso es así si no fuera porque muchas veces aparece la luz de tu nombre. 
   Me gustaría decirle a más de uno, por ejemplo, que García Montero es de mi misma edad, y andaluz como yo y vive rodeado por las mismas contradicciones que me matan, en el mismo país que nos duele cada vez que leemos el periódico y hace lo mismo aunque en diferente lugar. Tiene el privilegio de vivir de lo que sabe hacer y le gusta.
Aunque su éxito y mi fracaso, en su caso no cabe la menor duda de que sí, fueran merecidos, ni él ni ninguno de los grandes que pasaron, no te voy a mentar, una vez más, lo que Lorca significa para mí, merecen que me dirija a ellos como si estuvieran en otra dimensión, son por encima de todo hombres, hombres que pasan y sueñan, cuyas vidas se debaten entre el gozo y el dolor y arrancan sus palabras más luminosas de las sombras.
Admito el miedo que siento de mostrar mi obra sin restricciones, sin avisar, como decía X.,  olvidando que eres un simple aficionado, pero no puedo sustraerme de la tristeza de que nadie haya lanzado las campanas al vuelo por compartir espacio, tiempo e ilusiones con fueras de serie como J,  N., A., P., o M., sabes bien a quienes me refiero y te he enseñado sus poemas más de una vez, por poner unos ejemplos ilustrativos, porque hay algunos más y se nos pierden otros mientras hay quienes reciben premios prestigiosos sin que yo pueda ocultar mi estupor. No entiendo halagos desmedidos en obras mediocres de famosos, en algunos casos con otras magistrales, podría poner muchos ejemplos, ni el pavor de manifestar abiertamente lo que no puede medirse, es una de las grandezas del arte, cuando se trata de desconocidos. Pero me asusta encontrarme con el empeño que tenemos en convertirnos todos en especiales para nuestros adentros y pensar con convicción que lo que hacemos es grande y que son las miras pequeñas de la sociedad las que no advierten la verdadera grandes de lo que escribimos, así conseguimos despertar las verdaderas miserias en los tiempos de la Red, del artista, pero este último, sin embargo, siempre tendrá más importancia que el Arte para mí y así me lo enseñaron, y el hombre está por encima del artista como llevamos escuchando desde hace más de 2500 años sin que parezca que haya traspasado nuestro oído.

   (Conversaciones con Laura -  8 de diciembre de 2014)
 Querido amigo:
        Lo de bueno y malo, mejor o peor, cerca o lejos ¡Son conceptos tan relativos y subjetivos! Me gritan y no acabo de creerlo.
             Piensa que en los tiempos que corren los reconocimientos, por lo general, requieren estar introducido en los círculos indicados y no dejar de sonreír a los sacerdotes incluso cuando cometan atropellos y sacrifiquen dioses efímeros, pero dioses al fin y al cabo... ¡Si se dieran a los méritos no existirían "indicados" y lavaríamos los pies a los que nos llaman maestros sin saber por qué! 
                No voy a profundizar en esto pues cada cual va  a hacer   diferentes lecturas. No voy a buscar la mía, pues de tanto leer opiniones me he quedado sin ninguna, siento pero no pienso, ¿para qué necesita un artista el pensamiento?
             En los foros hay muchos que desean exponer su anónima obra a los ojos que no les han prestado las editoriales y muchos que simplemente tienen algo que expresar y lo hacen sin más pretensiones que pasar el rato como si se tratara de una partida de parchís. No llego a comprender esto ya que es un juego que me resulta aburrido.
               La diferencia con el que vive de su obra es eso, el dinero y el "prestigio". Lo bueno de los foros es que todos ahora podemos mostrarnos, las letras ahí quedan; el uso que de ellas se hagan en el futuro es incierto pero tienen un futuro que pasó y ha ido llevándose algo esencial de nosotros, estamos en la prórroga del siglo XX y nonos quedan fuerzas para llegar a la tanda de penalties ¿y quién sabe? Todavía estamos a tiempo de ganar la partida con dos jugadores menos como si fuéramos italianos y nos hubieran enseñado desde la más tierna infancia a ser competitivos.
          Como demostró Pavese, con un estoicismo sincero que no podía hacer que se ocultaran sus propias decepciones, lo importante es charlar con los desconocidos, amar a algún amigo, yacer al despertarte con una mujer a tu lado y no recibir el premio al mejor novelista italiano, él siempre penó por la indiferencia que, el ambiente viciado por la grandilocuencia del fascismo, le deparó a su único e imponente poemario .
         Si yo tuviera que hacer un estudio sociológico, humanístico... elegiría los foros porque en ellos hay personas de la calle que luchan, como yo, agonísticamente contra el olvido, simplemente porque temen a la muerte como la temo yo aunque aún no la haya escuchado pronunciar mi nombre,  y cada uno reacciona de diferente forma, pero hay una mayoría que se deja devorar por la vulgaridad de un tiempo determinado en el que con frecuencia casi todos pensamos que podemos hablar con los ángeles y eso no lo admito ni siquiera en aquellos que tienen argumentos para demostrar su genialidad, particularmente pienso que mi vecino de arriba es, casi con toda probabilidad, mejor hombre que Bob Dylan, a quien no conozco pero como personaje público evidencia demasiados síntomas de insoportabilidad.
        He aprendido a distinguir la falsa humildad de la verdadera a fuerza de equivocarme, poco me duele más que escuchar a algunos hablar de sus pobres letras y después verlos abalanzarse pronto y desairados por cualquier objeción a esas letras aunque sea discreta y razonada con la elegancia de quien lo último que desea hacer es ofender.
       En cualquier caso es gratificante decirte que es un honor y un placer compartir espacio contigo porque dudas y te preguntas, quizás sin darte cuenta nos traes al Sócrates que  pone en entredicho la existencia de los dioses y cree, sin embargo, con pasión en la inmortalidad del alma.
       Cuando se elige un foro se hace porque es el lugar en dónde se desea estar y con quiénes se desea compartir un pedazo difuso de nosotros que no acaba de mostrarse en nuestras elegías cotidianas...

9 de Diciembre de 2014


        No me gustaría confundirte, V. Mi posicionamiento principal se resuelve en buscar unos criterios que puedan determinar si una obra de arte lo es o es una coqueta y afortunada artesanía, pienso que el relativismo que preconizas es muy peligroso, no nos va a ayudar a elegir lo que merece la pena.
             La llegada del verso libre ha creado una confusión tan grande en la poesía que con mucha probabilidad ha superado a la de la abstracción en la pintura, pero en ésta hay resortes para clarificar, técnicas palpables, méritos evidentes.
          Teniendo en cuenta que casi todos hablamos, todos nos hemos convertido en poetas, no es malo escribir mal y sentirse poeta, pero no debemos otorgar premios importantes con jurados que no conocen el lenguaje de la poesía, que se decantará por el efectismo más que por lo efectivo, y por lo tanto, valioso.
            Con respecto a los foros, no puedo quejarme, se me lee y se me comenta muy por encima de la media y de lo que esperaba, pero no encuentro lo que busco aunque haya dejado de molestarme verme rodeado por tantas estrellas.
C

 10 de diciembre de 2014