Grandola Vila Morena
No creo que Pablo Iglesias espere otra revolución que la de las urnas, como nuestros hermanos portugueses la tuvieron con claveles para llegar a poder sustentar la libertad en ellas.
Pablo es con una diferencia estratósferica el más inteligente de nuestros políticos, tampoco esto es demasiafo aclaratorio, teniendo en cuenta que los demás han dicho y amenazan con seguir diciendo tonterías que insultan al electorado al que quieren reducir a simple espectadores indolentes de una democracia que tendría que ser participativa, excepto Mariano que, como decía Forges, no mete un gol desde el verano; no sale en la foto, no habla, no sonríe, si no fuera por los discursos para recordar la supuesta gloria de un triunfo contra el pueblo, se diría que cada vez se parece más a su paisano durante el tardofranquismo, cuando solo firmaba penas de muerte de vez en cuando. Pero Pablo es brillante y amenaza con ser recordado con letras más grandes en nuestra historia que el Pablo de la calle Tetúan.
Los mediocres no descansan y son más tontos que malvados, aunque algunos buscan la paridad por cuestiones cabalísticas, como un jefe que tuve durante más de diez años, que ganaría su puesto en la Administración con un graduado puro y plano para amoldarlo a las capacidades de personas como él, años cuando aprobaban oposiciones buscando faldas en los pasillos y tiraba tejos a diestro nunca a siniestro, y utilizaba recursos que son de todos para intentar ablandar el corazón de las mujeres bonitas fueran mozas o casaderas. Pensaba que su problema en la nariz era porque siempre estamos en Primavera, no por las flores sino por los pasillos que deseaba pintar de verde sin ninguna esperanza. Como decía, si Pablo muestra una madurez tranquilizadora con la edad que tiene y con sus ideas, ¿Quién se atreve a pensar que la Democracia está en peligro? ¿Con qué argumentos que se puedan probar? ¿Traicionará con el vino embriagador del poder y el enfrentamiento consigo mismo lo que proclama en este momento? Yo creo, rotundamente que no. Me cae bien eso de poner contra las cuerdas a través de una dialéctica sencilla y fácil de entender por todo el mundo a tanto malvado sin luces con una estrella extinguida que nunca debió lucir.
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Grandola, Villa morena
tierra de fraternidad,
el Pueblo es quien ordena
dentro de ti, ¡Oh, ciudad!
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Grandola, Villa morena
tierra de fraternidad,
el Pueblo es quien ordena
dentro de ti, ¡Oh, ciudad!
Zeca Afonso es un cantante de mucho mérito, con un gran conocimiento de su tierra y su gente y de los aires antiguos. Voluntariamente no quiso dar el paso adelante como Serrat, en 1968, no quiso entrar en las tendencias musicales de esos días para fusionarlas con su música pura y con sabor a siempre. Claveles rojos para él por esta canción que significa libertad.
15 de Diciembre de 2014
Sin tener una opinión tan firme como la tuya sobre Pablo Iglesias, me crece una esperanza y discuto con quienes tratan de ponerle a la altura de los políticos a los que critica porque no hacen sin argumentos, solo sobre supuestos nacidos del desengaño por lo que hemos vivido.
ResponderEliminarCreo que tienes capacidad para debatir argumentando y por eso me gustaría que visitaras el blog de un amigo mío (también de los invisibles, pero querido), porque ha publicado un texto sobre "Podemos" al que ya he criticado y nuestro amigo Joaquín también.
El blog se llama "Dibujando con palabras" y la dirección es:
http://luisvazquezmarquez.blogspot.com.es/
Un abrazo.
Si hemos tenido una oportunidad para que el pueblo recupere el protagonismo que le pertenece, es ésta Fanny. Nuestros pequeños burgueses que ejercen una carrera política están demasiado acomodados en sus privilegios y opacidad, acostumbrados a tener un margen, legal incluso, para aprovecharse de la res publica, sin tener que dar cuentas a los ciudadanos, que hacen de público indolente y acaba aceptando como lógicas y consecuentes las villanías más execrables. Somos público a quien nadie piede una entrada, nadie cree que deba luchar por arrancar un aplauso. Somos cabreados sin norte y no podemos discernir de donde llegan los males o emitir un aullido. Pero aquí nos llega una oportunidad de cambio, casi siempre bueno para mantener la llama encendida, ahora, además de bueno y refrescante, es absolutamente necesario.
ResponderEliminarUn abrazo.