lunes, 15 de diciembre de 2014

Recuerdos de Venecia y el Carnaval.






Sé que no volveré al lugar 
donde caían los pájaros azules
de mis velas y mi locura
que buscan otros vientos 
que se adentren el mar.

Oscura y mórbida  
es la llama de tus ojos
cuando lloran,
de ti cuando me cantas.

Sé que Venecia olvidará 
la mirada tranquila y ensoñadora
de la Asumpta del Viejo
antes de su caída en la ceguera
y los brazos de Dios.

El vino y Tintoretto
no curarán heridas
en su humildad universal,
conciliadora, y larga,
y Tiépolo llegará a Madrid
recordando Venecia
en su apasionamiento
en la huella más triste
de un Aznavour sereno
navegando un canal,

El carnaval desatará
con sus disfraces
un Miércoles de ceniza 
eterno, libre, y muerto
cuando ya no me llames 
y sangre hasta la cuenta
del rosario
de aquel Martes

cuando yo era Pierrot
y tú la Colombina
coqueta y despiadada
que quería volar.

Y no podré seguir
si vuelven tus destellos
que me atan sin nubes,
sin fuerzas, sin remedio
a la Plaza Vieja 
hoy rota, abandonada
en la sombra  de luz,
de luz rota de amor 
entre tus verdes años
y mi sonrisa amarga
por tenerte y no verte.

(Ceuta, 15 de Diciembre de 2014)

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.