Sé
que no volveré al lugar
donde caían los pájaros azules
de mis velas y mi locura
que buscan otros vientos
que se adentren el mar.
Oscura y mórbida
es la llama de tus ojos
es la llama de tus ojos
cuando lloran,
de ti cuando me cantas.
de ti cuando me cantas.
Sé que Venecia olvidará
la mirada tranquila y ensoñadora
de la Asumpta del Viejo
antes de su caída en la ceguera
y los brazos de Dios.
El vino y Tintoretto
no curarán heridas
en su humildad universal,
conciliadora, y larga,
y Tiépolo llegará a Madrid
recordando Venecia
en su apasionamiento
en la huella más triste
de un Aznavour sereno
navegando un canal,
de un Aznavour sereno
navegando un canal,
El carnaval desatará
con sus disfraces
con sus disfraces
un Miércoles de ceniza
eterno, libre, y muerto
cuando ya no me llames
y sangre hasta la cuenta
del rosario
del rosario
de aquel Martes
cuando yo era Pierrot
cuando yo era Pierrot
y tú la Colombina
coqueta y despiadada
que quería volar.
coqueta y despiadada
que quería volar.
Y no podré seguir
si vuelven tus destellos
que me atan sin nubes,
sin fuerzas, sin remedio
sin fuerzas, sin remedio
a la Plaza Vieja
hoy rota, abandonada
hoy rota, abandonada
en la sombra de luz,
de luz rota de amor
entre tus verdes años
y mi sonrisa amarga
por tenerte y no verte.
(Ceuta, 15 de Diciembre de 2014)
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.