Va
quedando en el suelo mi mirada
y mi
sonrisa gris, hueca, perdida
sigue su
propio curso enajenada
por la
sombra sin rumbo de tu herida.
Va
quedando la luz amortajada
porque la
luz se fue con tu partida
y no
busco otra voz enamorada
para
volver de nuevo a la vida.
¿Dónde
está el aliento que arrancaba
de mi
alma las notas más profundas?
¿dónde
los ojos que me amaron tanto?
¿Dónde la
primavera que soñaba?
En tu
orilla quedaron. No los hundas,
no
marchites la lira y el acanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.