miércoles, 30 de noviembre de 2016

Una habitación sin alma




Hay quien puede creer que tu sonrisa es triste,
que envidias la soledad sin sueño
de los pájaros que mueren
porque no tienen pulso que les lleve a gritar,
porque sus alas no vibran de desesperación
ni tienen que enfrentarse
al castigo de las horas envueltas en tañidos sin campana,
en llamadas sin respuesta.

No volverá tu padre para sentarte en sus rodillas
y decirte que eres preciosa y tierna,
que no te dejará nunca,
te sentirás fuera de órbita en el planeta de tu madre
que ante el espejo destroza el carmín contra sus labios,
las flores contra el olvido
donde navega la última frase de amor que no recuerda,
y llorarás, como se llora en el silencio de una habitación sin alma,
como llora una niña cuando el mar le inunda los ojos
y una pajarita de papel con un poema plegado
le atraviesa el pecho encogido
mientras espera que la aurora llegue para llevarse el miedo.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Una rubia tonta



       Cuando volví a mirarla se había marchado, sé que tendré que morirme con esa tristeza, no era ella quien cantaba, era una rubia estúpida con unas caderas que valían un imperio y que leía en los descansos porque quería estar a la altura de sus amigos. Tuve que volver a escribir en mi diario frases de amor sin ningún sentido y acumular desesperaciones cotidianas para no perderme en la melancolía que había en aquellos ojos miopes, salir a la calle para darme cuenta de que no había traspasado una pantalla de esas que abrían nuestros ojos cuando los cines eran oscuros para hacernos soñar durante un rato sin despertarnos. Entonces Billy Wilder convertía en una obra maestra una historia inverosímil por la que todos estábamos dispuestos a dejarnos engañar. La escena en la que suena "I'm through with love" (algo así como "Paso del amor") es una de las más emotivas de la historia del cine, pero, por favor, no penséis en lo que está ocurriendo porque podéis romper el momento. No era Marilyn quien cantaba, sino una rubia tonta que pasaba por allí, la misma que fue sacada del bosque de Brent como si no fuera ella, un día de agosto, mientras florecían los recuerdos en el jardín.


(20 de noviembre de 2014)

Marilyn Monroe en el Puente Cristo (Fragmento)


¿Recuerdas tú, 
niña de las sentencias y los abrazos,
cuando desde las nubes descendía
el glamour de su melena rubia,
y la certeza de que ya nada esperaba
del amor que sonreía,
 su corazón se abandonaba
en  Florida en un escenario en blanco y negro,
mientras la depresión acechaba en los estanques
y su alma rebelde había entrado en un río sin retorno?

Aún no habías nacido cuando la sacaron del bosque de Brent
como si se hubiera dormido para siempre
sin la redención de un beso robado
y, con los ojos cerrados, rezara una oración
por todos los tristes que vagan por el mundo,
 desde entonces las estrellas se apagan un poco antes
y el reloj alarga su sombra para alcanzar sus latidos
en el azul oscuro de la noche
                      en esa isla tan sola por la que siente miedo.   

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Tarde de lluvia en la Avenida

1

Mi corazón dormido sobre una primavera
que no tiene balcones para colgar tu risa.
Mi luz amortajada por siglos de silencio
agitando pañuelos a un adiós que agoniza.

Llueve en el cielo claro que dibuja tu rostro,
en la tarde de mayo, en el bosque de piedra.
Me ha dolido tu amor y no puedo negarlo,
me duele hasta esta lluvia que no cae y se aleja.

Llueve en las soledades quietas de la avenida
sobre los institutos que guardaron tu huella.
Me duele el pensamiento que no encuentra consuelo
en este divagar que llora ante tu queja.

2

Puedo ser en la lluvia un gitano que vuelve
cantando a los caminos su pena y sus caricias,
que sufre entre las flores silvestres del misterio
y agita entre los vientos la luz de su camisa.

Puedo ser en la lluvia un trovador que sufre
y abraza los poemas tristes que me cantabas
persiguiendo los versos turbios de tus estanques
sufriendo entre tus muros que no tienen ventanas.

3

Tus celos apagaron los versos de Neruda
y la mueca de Brel que gritaba en mi alma.
Tu rabia me ha dejado el corazón sin arte,
te busco en el recuerdo y no avivo su llama.

Llueve sobre los muros quietos de la avenida,
sobre el parque mojado que ha perdido tu luna.
Llueve sobre los charcos que acogen el destierro
de aquella soledad que no me deja nunca.




sábado, 5 de noviembre de 2016

He vagado en la noche de tu ardiente tristeza


He vagado en la noche de tu ardiente tristeza
para poder vestirte de azul como querías.
He llorado sin rumbo tu amor en la mañana
como un loco sin dios, profeta sin desierto.

Pero tú no me dabas ni por piedad la muerte;
me quitabas los ojos; la voz y las palabras
trocabas en espinas henchidas de pasado.
No quedaba un lugar para seguir muriendo.

Los vecinos, las casas que tanto despreciaste
abrieron tu lamento para cerrar mi orgullo.



Publicado en Blogger el 1 de noviembre de 2014.
7 de enero de 2015.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Sobre tu poema "Mi soledad".

Así vibra sin lira,
sin llama y sin recuerdo
tu cuerpo junto al mío.

Tienes en los cabellos la vida del milagro
que surge de la hierba,
que abraza la mañana que recorre los cielos
en pinceles borrosos que saben de la espera
que acaricia tu rostro
y no pueden guardarlo en el momento justo
que pasa una sonrisa en el recuerdo cálido.

En la mirada tienes un verso enamorado
que vive en el exilio que atormenta una torre
y una ventana oscura que propaga la tinta
como un tosco incensario con forma de farola,
y buscas las heridas que plagan los caminos;
sombra eres y luz
de un retrato sin firma que vuelve cada tarde
y mirarlo te duele y abrazarlo te calma.

Tu alma aún desvela tu cita con los ángeles
del pórtico que sueña con el amor eterno;
no vuelve del silencio lo que nunca dijiste
y ardía en tu mirada,
Cesare nunca tuvo lo que siempre he tenido;
cuando llega al albergue
siempre escucha la ausencia de la voz que le hiere.

(18 de octubre de 2016)

martes, 1 de noviembre de 2016

Vientos de soledad


Vientos de soledad en la mañana
y en los andenes espera
la sombra del amor que acaso fuiste,
se me escapó tu huella en el camino,
y no te reconozco, ni sé como hablarte.

En la vieja estación rota y vacía
que no tiene cuadrantes de destinos,
he pasado la tarde
con los bancos gastados y un reloj que no anda;

Aranjuez está lejos y los ecos torcidos,
los trigales se visten de verano,
y yo en este rincón que será derruido
y aplastará los nombres de amantes
que algún día tuvieron
la mirada de luz que yo he perdido.