Roberto decía que Patti Smith se aprovechaba, para buscar a un Cristo enrollao y comprensivo, de la estela de los Them y su líder. Yo , por no perder la costumbre, disentí, el Gloria in excelsis Deo lo veía muy superior, más incisivo, más profundo, más arrostrado a la hora de negar a Dios en las alturas de la Tierra.
Él no podía olvidar que Morrison se acordara ladinamente de Bach en su Caravan y su Astral Weeks, yo no podía sostener en mi capacidad de entendimiento a una musa creadora con estética prepunk y jugándose la vida en cada matiz de una canción profunda, iconoclasta y dislocada.
Estábamos hablando de momentos excelsos en la perfidia de la música popular, con la gente más implicada en alcohol y en amores de un día que pueden preñar cuando no es posible cuidar a la criatura, ¿a ver que hacemos?.
Me quedo, en este caso, mil veces con esta poetisa que le hace un guiño a todo, aquella que hiere a Cristo mientras lo bajan de la cruz, y no cree en las Cofradías del Descendimiento. No te enfades Van, tengo una botella de cognac para brindar por Lady George, un momento para emborracharnos de la herida aprisionada en tus mejores canciones.
Cristo ha muerto por los pecados de cualquier otro,
no por los míos.
no por los míos.
Poetisa
perversa que pregunta a los ángeles dónde queda la aurora para poder
desmoronarse en un viejo escenario con pinta prostibularia, dónde dejar
el grito que tuvo en 1975, dónde está el río turbio y purulento que la
libere de las nuevas amarguras. En Viet-Nam no hay rock y los cantantes
mueren sin saber por qué, emitidos sus últimos lamentos por Radio
Ethiopia.
Dejemos tranquilo hoy al León de Belfast, ya habrá tiempo para invocarlo y dejar que nos hable de una chica distinta.
Dejemos tranquilo hoy al León de Belfast, ya habrá tiempo para invocarlo y dejar que nos hable de una chica distinta.
Me quedo, en este caso, mil veces con esta poetisa que le hace un guiño a todo, aquella que hiere a Cristo mientras lo bajan de la cruz, y no cree en las Cofradías del Descendimiento. No te enfades Van, tengo una botella de cognac para brindar por Lady George, un momento para emborracharnos de la herida aprisionada en tus mejores canciones.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.