sábado, 16 de marzo de 2019

En las esquinas me habla

11 - Y en las esquinas me habla una lengua que no entiendo, unos barcos que hunden la soledad de las banderas, el vacío de las redes cuando vuelvo a la calle adonde no pueden llegar las ondas que lloran en el pasado y los semáforos cambian el rumbo de los motores desbocados

12 - los semáforos  y se arrodilla el sol cuando pasa la muchacha de ayer que apenas sonreía y enviaba pétalos a los claveles del mañana enclavado en una estatua que guarda una sonrisa a pesar de los fusiles y las cadenas que no pueden llevarse el altar de los santos descreídos

14 -Sabes que tienes algo qué decir, pero no sabes dónde, quién se detendrá a escuchar lo que no quiere oír, quién querrá ver la injusticia que aflora

15 - al otro lado de la barrera, qué poeta evitará las náuseas cada vez que le griten que equivocó su camino, quién escribirá poemas de amor entre cables y suspiros cuando busque tu pañuelo en el adiós de los barcos.



 Me iré adonde habite el rumor de tu tristeza,
adonde mi boca  llegue con un pregón que se levante
sobre las conciencias que nunca piden nada,
sobre el coloso y la muerte que muestran sus garras
en la oscuridad de sus cristales
con una fragancia antigua que desprende los harapos
de los edificios en el asfalto hundidos.

 Me iré adonde vaya la huella de tu rostro,
adonde juegue el aire con tu presencia ausente,
adonde los tableros oscuros del teatro,
adonde los latidos inundados por las flores del destierro
porque ya no tengo camisa, paloma ni azucena
que puedan llevar al hombro
la incomunicación del ansia del amor oscura
que destroce los versos
que se pierden llorando en una red confusa
que se extiende en el mar y cabe en mi mano.

Porque sé que no tendré paz para encontrar
la palabra precisa para vestir mi queja,
que cerrarás mis labios cuando grite la azucena
y el arroyo de los niños encuentre su cauce y su puente,
cuando el poniente acaricie el rostro luminoso
de los enamorados que sueñan en la playa
cuando el verano alarga su latido en las arenas de fuego,
su sombra fresca en el alma del pozo
donde juegan los pájaros con las cañas y el olvido.

20 - un verso de luz entre las cañas, un silencio enlutado que me recuerde las cuerdas de tu olvido

21 - Hay un pacto implacable entre tu amor y el odio, un exilio de caricias en la cumbre de tu mirada, un deseo vehemente de reducir lo que se siente en palabras

22 - cuando supe decirte tanto con los ojos, cuando te di mis labios con el alma

23 -De levantarán los lazarillos con sus cajas en las aceras, volverá Miguel con su pantalón de pana a cantar entre las armas y los trigos, el corazón de una amapola que no recuerde la sangre, el ruido del mar en el silencio del campo,

 24 - La mirada en el horizonte de un nuevo país que emerja entre las flores, que no cante a las penas

25 - Y las esquinas me hablan en un idioma que entiendo y no puedo comprender, el amor se fue de madrugada y aquí el sol se esconde en su propia luz para no ver

26 - Para no ver una hermosa bandera que se escapó de los balcones y ahora vaga por las calles junto a los vagabundos que ya no recuerdan si alguna vez quisieron

27 - Quisieron ser libres, si tuvieron una mesa con un bodegón de tela, una figura de fuego sobre los muebles fríos, una lágrima de Billie Holiday en un pick up polvoriento, una hiriente sensación de que todo había acabado como el musgo retraído de la tierra desolada, como el alma de la noche en un corazón de barro

28 - en estos ojos que ya no saben mirarte, en estas venas que sangraron por tu nombre, en estas carreteras oscuras de tus brazos, grita mi corazón y no se encuen

29 - !Oh, pequeña Manhattan, donde se peina Norma,donde los extraños tenemos la misma lengua de los silencios, donde asoman los veleros que naufragan en la sangre de los pinos

30 - Dibujo Fernando Vicente. de los espejos, donde los hombres mienten y las mujeres ocultan la verdad, donde los niños lloran y atraviesan la pequeña calle larga

31 - Con una vela en la mano que les muestra la agonía de los vientos, con una pena tan honda que muere bajo los pies de los cipreses, sobre las guirnaldas de una

32 - De una ciudad maldita que fuera del fandango la alegría, que cruzaba el arrebol de unas palabras perdidas en la mirada del foso

33 - Volvía a pensar en Roslyn, no había conocido esa belleza que hundida emergía desde un corazón en blanco y negro que no podía gritar su tristeza

34 -No sé si fue feliz en la Gran Manzana, pero fue en su suelo donde dejó más sonrisas, fue en sus alas donde se acercó al método, en sus entrañas donde se estre

35 - Donde se estremeció la tinta en un cuaderno y las mariposas llamaban a la tristeza en los cristales

36 . Mi corazón de calle, rondando tus edificios sobre la herida antigua de un barrio que se quedó dormido en los brazos de una bulería y no te nombra

37  naufragan en la sangre de los niños que no pueden gemir mientras la vida pasa y las venas de los justos se enredan en el laurel de las vidrieras de los fuertes

38 - En la avaricia de injusticia que los ricos han transmitido a los hijos del arroyo con una caricia de garras que invade los adoquines donde saltaban las cadenas

39 - con el ritmo violento de un arlequín disecado que no se encuentra en la aurora, en la agonía de los circos, en un verso arrinconado por una servilleta con el

40 - Con el recuerdo de una plegaria que le muestra que los besos se han perdido. Pero no me conformo y sufro en los estanques donde derramé el vuelo de tu abrigo

41 - los botones heridos de tu falda, esperando la noche profunda de tu cuerpo, la soledad de la huella que se arrastró en la playa

 42 - Resisto por las flores de aquellos que perdieron y siguen en mi frente cantando una balada de amor entre las balas,

 43 - No sé si cerrar los ojos esperando que se vaya el puñal de las cortinas, la sangre de las murallas, el verso que golpea mi chaqueta y mis sienes, la soledad

43 - No sé si cerrar los ojos esperando que se vaya el puñal de las cortinas, la sangre de las murallas, el verso que golpea mi chaqueta y mis sienes, la soledad

***




26 - Para no ver una línea del cielo que se escapó de los balcones y ahora vaga junto a los vagabundos por las calles que ya no recuerdan si alguna vez quisieron



Me iré adonde habite el rumor de tu tristeza,
adonde mi boca llegue con un pregón que se levante
en los tranvías que pasan vacíos hacia la noche
hacia las conciencias quietas que nunca piden nada,
hacia el coloso y la muerte que muestran su desgarro
en la oscuridad de sus cristales
con una fragancia antigua que desprende los harapos
de los edificios en el asfalto hundidos.

 Me iré adonde vaya la huella de tu rostro,
adonde juegue el aire con tu recuerdo ausente,
adonde los tableros oscuros del teatro
respiran la función que nunca acaba,
adonde los latidos inundados por las flores del destierro
porque ya no tengo camisa, paloma ni azucena
que puedan llevar al hombro
la imagen de tu sonrisa fresca tendiendo hilos de plata

Porque sé que perdí la paz y no encontraré
la palabra precisa para vestir mi queja,
que cerrarás mis labios cuando grite el horizonte
y el arroyo de los niños encuentre su cauce y su puente,
cuando el poniente acaricie el rostro luminoso
de los enamorados que vagan por la playa
cuando el verano alarga su latido en las arenas ardientes,
su sombra fresca en el alma del pozo
donde juegan los pájaros con las cañas y el olvido
y lloran entre la brisa las ramas de un poeta.


Me iré adonde habite el rumor de tu tristeza,
adonde mi boca llegue con un pregón de escarcha
que se levante en el recuerdo
de los tranvías de San Fernando

que ruedan vacíos hacia la noche,
en las conciencias quietas que nunca piden nada.

Derramaré canciones, construiré palabras que caminen
hacia el coloso y la muerte que muestran su desgarro
en la oscuridad de sus cristales, en las fábricas
que viertan su discurso en el humo
con la fragancia antigua que desprende los harapos
de los edificios en el asfalto que hunde la razón y los sentidos.

 Me iré adonde vaya la huella de tu ritmo,
adonde juegue el aire con tu sonrisa ausente,
adonde los tableros oscuros del teatro
respiren la función que nunca tuvo vida
y vibra en nuestras frentes,
adonde los pulsos inundados por las flores del destierro
porque ya no tengo camisa, paloma ni azucena
que puedan llevar al hombro
la imagen de tu mirada fresca tendiendo hilos de plata
en la sábana del viento del futuro.

Porque la paz perdí y no puedo encontrar
la palabra precisa para vestir mi queja,
porque cerrarás mis labios cuando grite el horizonte
y el arroyo de los niños encuentre su cauce y su puente,
cuando el poniente acaricie el rostro luminoso
de los enamorados que vagan por la playa
cuando el verano alarga su latido en la ardiente arena,
su sombra fresca en el alma del pozo
donde juegan los pájaros con las cañas y el olvido.

***

***    ***      ******  *******
11 - Y en las esquinas me habla una lengua que no entiendo, unos barcos que hunden la soledad de las banderas, el vacío de las redes cuando vuelvo a la calle adonde no pueden llegar las ondas que lloran en el pasado y los semáforos cambian el rumbo de los motores desbocados

12 - los semáforos  y se arrodilla el sol cuando pasa la muchacha de ayer que apenas sonreía y enviaba pétalos a los claveles del mañana enclavado en una estatua que guarda una sonrisa a pesar de los fusiles y las cadenas que no pueden llevarse el altar de los santos descreídos

14 -


Sabes que tienes algo qué decir,
pero no sabes dónde,
quién se detendrá a escuchar lo que no quiere oír,
 quién querrá ver la injusticia que aflora
- al otro lado de la barrera,
qué poeta evitará las náuseas
cada vez que le griten que equivocó su camino,
quién escribirá palabras de amor entre cables
y suspiros cuando busque tu pañuelo 
en el adiós de los barcos.

Me iré adonde habite el rumor de tu tristeza,
adonde mi boca 
llegue con un pregón que se levante
sobre las conciencias que nunca piden nada,
sobre el coloso y la muerte que muestran sus garras
en la oscuridad de sus cristales
con una fragancia antigua que desprende los harapos
de los edificios en el asfalto entristecido

 Me iré adonde vaya la huella de tu rostro,
adonde juegue el aire con tu presencia ausente,
adonde los tableros oscuros del teatro
jueguen una partida,
adonde los latidos inundados por las flores del destierro
porque ya no tengo camisa, paloma ni azucena
que puedan llevar al hombro
la incomunicación del ansia del amor oscura
que destroce los versos
que se pierden llorando en una red confusa
que se extiende en el mar y cabe en mi mano.

Porque sé que no tendré paz para encontrar
la palabra precisa para vestir mi queja,
que cerrarás mis labios cuando griten los pensamientos
y el arroyo de los niños encuentre su cauce y su puente,
cuando el poniente acaricie el rostro luminoso
de los enamorados que sueñan en la playa
cuando el verano alarga su latido en las arenas de fuego,
su sombra fresca en el alma del pozo
donde juegan los pájaros con las cañas y el olvido.

20 - un verso de luz entre las cañas, un silencio enlutado que me recuerde las cuerdas de tu olvido

21 - Hay un pacto implacable entre tu amor y el odio, un exilio de caricias en la cumbre de tu mirada, un deseo vehemente de reducir lo que se siente en palabras

22 - cuando supe decirte tanto con los ojos, cuando te di mis labios con el alma

23 -De levantarán los lazarillos con sus cajas en las aceras, volverá Miguel con su pantalón de pana a cantar entre las armas y los trigos, el corazón de una amapola que no recuerde la sangre, el ruido del mar en el silencio del campo,

 24 - La mirada en el horizonte de un nuevo país que emerja entre las flores, que no cante a las penas

25 - Y las esquinas me hablan en un idioma que entiendo y no puedo comprender, el amor se fue de madrugada y aquí el sol se esconde en su propia luz para no ver

26 - Para no ver una hermosa bandera que se escapó de los balcones y ahora vaga por las calles junto a los vagabundos que ya no recuerdan si alguna vez quisieron

27 - Quisieron ser libres, si tuvieron una mesa con un bodegón de tela, una figura de fuego sobre los muebles fríos, una lágrima de Billie Holiday en un pick up polvoriento, una hiriente sensación de que todo había acabado como el musgo retraído de la tierra desolada, como el alma de la noche en un corazón de barro

28 - en estos ojos que ya no saben mirarte, en estas venas que sangraron por tu nombre, en estas carreteras oscuras de tus brazos, grita mi corazón y no se encuen

29 - !Oh, pequeña Manhattan, donde se peina Norma,donde los extraños tenemos la misma lengua de los silencios, donde asoman los veleros que naufragan en la sangre de los pinos

30 - Dibujo Fernando Vicente. de los espejos, donde los hombres mienten y las mujeres ocultan la verdad, donde los niños lloran y atraviesan la pequeña calle larga

31 - Con una vela en la mano que les muestra la agonía de los vientos, con una pena tan honda que muere bajo los pies de los cipreses, sobre las guirnaldas de una

32 - De una ciudad maldita que fuera del fandango la alegría, que cruzaba el arrebol de unas palabras perdidas en la mirada del foso

33 - Volvía a pensar en Roslyn, no había conocido esa belleza que hundida emergía desde un corazón en blanco y negro que no podía gritar su tristeza

34 -No sé si fue feliz en la Gran Manzana, pero fue en su suelo donde dejó más sonrisas, fue en sus alas donde se acercó al método, en sus entrañas donde se estre

35 - Donde se estremeció la tinta en un cuaderno y las mariposas llamaban a la tristeza en los cristales

36 . Mi corazón de calle, rondando tus edificios sobre la herida antigua de un barrio que se quedó dormido en los brazos de una bulería y no te nombra

37  naufragan en la sangre de los niños que no pueden gemir mientras la vida pasa y las venas de los justos se enredan en el laurel de las vidrieras de los fuertes

38 - En la avaricia de injusticia que los ricos han transmitido a los hijos del arroyo con una caricia de garras que invade los adoquines donde saltaban las cadenas

39 - con el ritmo violento de un arlequín disecado que no se encuentra en la aurora, en la agonía de los circos, en un verso arrinconado por una servilleta con el

40 - Con el recuerdo de una plegaria que le muestra que los besos se han perdido. Pero no me conformo y sufro en los estanques donde derramé el vuelo de tu abrigo

41 - los botones heridos de tu falda, esperando la noche profunda de tu cuerpo, la soledad de la huella que se arrastró en la playa

 42 - Resisto por las flores de aquellos que perdieron y siguen en mi frente cantando una balada de amor entre las balas,

 43 - No sé si cerrar los ojos esperando que se vaya el puñal de las cortinas, la sangre de las murallas, el verso que golpea mi chaqueta y mis sienes, la soledad

43 - No sé si cerrar los ojos esperando que se vaya el puñal de las cortinas, la sangre de las murallas, el verso que golpea mi chaqueta y mis sienes, la soledad

***




26 - Para no ver una línea del cielo que se escapó de los balcones y ahora vaga junto a los vagabundos por las calles que ya no recuerdan si alguna vez quisieron



Me iré adonde habite el rumor de tu tristeza,
adonde mi boca llegue con un pregón que se levante
en los tranvías que pasan vacíos hacia la noche
hacia las conciencias quietas que nunca piden nada,
hacia el coloso y la muerte que muestran su desgarro
en la oscuridad de sus cristales
con una fragancia antigua que desprende los harapos
de los edificios en el asfalto hundidos.

 Me iré adonde vaya la huella de tu rostro,
adonde juegue el aire con tu recuerdo ausente,
adonde los tableros oscuros del teatro
respiran la función que nunca acaba,
adonde los latidos inundados por las flores del destierro
porque ya no tengo camisa, paloma ni azucena
que puedan llevar al hombro
la imagen de tu sonrisa fresca tendiendo hilos de plata

Porque sé que perdí la paz y no encontraré
la palabra precisa para vestir mi queja,
que cerrarás mis labios cuando grite el horizonte
y el arroyo de los niños encuentre su cauce y su puente,
cuando el poniente acaricie el rostro luminoso
de los enamorados que vagan por la playa
cuando el verano alarga su latido en las arenas ardientes,
su sombra fresca en el alma del pozo
donde juegan los pájaros con las cañas y el olvido
y lloran entre la brisa las ramas de un poeta.


Me iré adonde habite el rumor de tu tristeza,
adonde mi boca llegue con un pregón de escarcha
que se levante en el recuerdo
de los tranvías de San Fernando

que ruedan vacíos hacia el alma de la noche,
en las conciencias quietas que nunca piden justicia.

 
Derramaré canciones, construiré palabras que caminen
hacia el coloso y la muerte que muestran su desgarro
en la oscuridad de sus cristales, en las fábricas
que vierten su discurso en el humo
con la fragancia antigua que desprende los harapos
de los edificios en el asfalto que hunde la razón,

los cables y los sentidos.

 Me iré adonde vaya la huella de tu ritmo,
adonde juegue el aire con tu sonrisa ausente,
adonde los tableros oscuros del teatro
respiren la función que nunca tuvo vida
y vibra en nuestras frentes,
adonde los pulsos inundados por las flores del destierro
porque ya no tengo camisa, paloma ni azucena
que puedan llevar al hombro
la imagen de tu mirada fresca tendiendo hilos de plata
en la sábana del viento del futuro.

Porque la paz perdí y no puedo encontrar
la palabra precisa para vestir mi queja,
porque cerrarás mis labios cuando grite el horizonte
y el arroyo de los niños encuentre su cauce y su puente,
cuando el poniente acaricie el rostro luminoso
de los enamorados que vagan por la playa
cuando el verano alarga su latido en la ardiente arena,
su sombra fresca en el alma del pozo
donde juegan los pájaros con las cañas y el olvido.


domingo, 3 de marzo de 2019

Te desearé - 3 de marzo


Te desearé 
en las escalinatas que ya no conoces,
sintiendo la amargura que me traen las nubes
de tus lágrimas vertidas en el mimbre de las sombras 
que se adueñan de cada habitación que cruzo
como un pájaro que ha perdido la paz en el camino
y no encuentra la redención entre el canto de las hojas.

Espero en la puerta del museo 
que no supo guardar en mi memoria
la inocencia añorada de tu blusa
en la soledad del puente donde se ahoga la maleza 
y se envenenan los recuerdos que no puedo desvestir, 
en el arco que mece las cenizas de la tarde 
mientras me hiere el aire que sostiene en su regazo
la sábana perdida con la esperanza de tu rostro.

Me dice que ya no serás la misma,
que pensarás en mí en cada latido,
que llorarás el filo de mi ausencia
cuando las horas se alarguen al ritmo de tu ansiedad
pero no podré verte 
con los labios vencidos y temblorosos
que encendían tu piel con el pasaje de un poema. 

***   ***   ***


Te desearé 
en las escalinatas que ya no conoces,
sintiendo la amargura que me traen las nubes
de tus lágrimas vertidas en el mimbre de las sombras 
que se adueñan de cada habitación que cruzo
como un pájaro que ha perdido la paz en alturas
y no encuentra la redención entre el canto de las hojas.

Espero en la puerta húmeda del museo 
que no supo guardar en mi memoria
la inocencia añorada de tu blusa 
y tus jazmines
en la soledad del puente ahogado por la maleza 
que envenena los recuerdos que no puedo desvestir
en el agua que arrastra la mano del destino, 
en el arco que mece las cenizas de la tarde.

Mientras me hiere el aire que sostiene en su regazo
la sábana perdida con la esperanza de tu rostro,
me dice que ya no serás la misma aunque te busques
en la muchacha ansiosa que me esperaba en la playa,
que pensarás en mí en cada latido,
que llorarás el filo de mi ausencia
cuando las horas se alarguen al ritmo de tu ansiedad
pero no podré verte 
con los labios vencidos y temblorosos
que encendían tu piel con el pasaje de un poema
esparcido en el banco donde tus clases se perdían.

***

Te desearé 
en las escalinatas que ya no conoces,
sintiendo la amargura que me traen las nubes
y tus lágrimas 
vertidas en el mimbre de las sombras 
que se adueñan de cada habitación que cruzo
como un pájaro que ha perdido 
la paz en las alturas de los suelos
y no encuentra redención entre el llanto de las hojas.

Esperaré en la puerta húmeda del museo de las ánforas
que no supo guardar en mi memoria
la inocencia añorada de tu blusa de raso
y tus jazmines
en la soledad del puente ahogado por el musgo y la maleza 
que envenena los recuerdos dolorosos
que no puedo disgregar
en el vientre del agua que arrastra la mano del destino 
ni en el arco profundo que mece las cenizas de la tarde.

Mientras, me hiere el viento que arrastra en su mirada
el milagro de la sábana vestida 
con la esperanza de tu rostro que añora otras praderas
y me dice que ya no serás la misma aunque te encuentre
en la muchacha ansiosa que me esperaba en la playa,
que pensarás en mí en cada latido de tu sangre,
que llorarás en la línea abrupta de mi ausencia
cuando se alarguen las horas  
en la extensión terrible de tu angustia
y vuelvas a la escuela donde nos conocimos
con la emoción incierta
de hallar en los pensamientos de los muros mi huella marcada.

Pero no podré verte, ni hablarte
con los labios cercanos, temblorosos y vencidos
que encendían tu piel con el pasaje aventurero de las barcas
postergadas y perdidas en el banco de piedra
 donde volaba la fragancia de tu anhelo, 
yacían tus libros cerrados y tus clases se perdían. 



Te desearé 
en las escalinatas que ya no conoces,
sintiendo la amargura que me traen las nubes
y tus lágrimas 
vertidas en el mimbre de las sombras 
que se adueñan de cada habitación que cruzo
como un pájaro que ha perdido 
la paz en las alturas de los suelos
y no encuentra redención entre el canto de las hojas.

Esperaré en la puerta húmeda del museo de las ánforas
que no supo guardar en mi memoria
la inocencia añorada de tu blusa de raso
y tus jazmines
en la soledad del puente ahogado por el musgo y la maleza 
que envenena los recuerdos dolorosos
que no puedo disgregar
en el vientre del agua que arrastra la mano del destino 
ni en el arco profundo que mece las cenizas de la tarde.

Mientras  me hiere el viento que arrastra en su mirada
el milagro de la sábana vestida 
con la esperanza de tu rostro que añora otras praderas
y me dice que ya no serás la misma aunque te encuentre
en la muchacha ansiosa que me esperaba en la playa,
que pensarás en mí en cada latido de tu sangre,
que llorarás en la línea abrupta de mi ausencia
cuando se alarguen las horas  
en la extensión terrible de tu angustia
y vuelvas a la escuela donde nos conocimos
con la emoción incierta
de hallar en los pensamientos de los muros 
mi huella marcada con una imagen de Paul Simon. 

Pero no podré verte, ni hablarte
con los labios cercanos, temblorosos y vencidos
que encendían tu piel con el pasaje aventurero de las barcas
postergadas y perdidas en el banco de piedra
 donde volaba la fragancia de tu anhelo, 
yacían tus libros cerrados y tus clases se perdían.

***


Te desearé en las escalinatas que ya no conoces,
sintiendo la amargura que me traen las nubes
y tus lágrimas 
vertidas en el mimbre de las sombras 
que se adueñan de cada habitación que cruzo
como un pájaro que ha perdido la paz 
en las alturas de los suelos
y no encuentra redención en el acanto 
de los corintios que naufragaron en los olivos.

Esperaré en la fachada húmeda del museo de las ánforas
que no supo guardar en mi memoria
la inocencia añorada de tu blusa de raso
y el frescor de tus jazmines
en la soledad del puente ahogado por el musgo y la maleza 
que envenenan los recuerdos dolorosos
que no puedo disgregar
en el cabello del agua que arrastra la mano del destino 
ni en el arco profundo que mece las cenizas de la tarde.

Mientras  me hiere el viento que arrastra en su mirada
el milagro de la sábana esculpida 
en la esperanza del rostro que añora otras praderas
y me dice que ya no serás la misma aunque te encuentre
en la muchacha ansiosa que me esperaba en la playa,
que pensará en mí cada latido de tu sangre,
que llorará la rampa abrupta de mi ausencia
cuando se alarguen las horas  
en la extensión terrible y perversa de la angustia
que vuelve a la escuela donde nos conocimos
con la emoción incierta
de hallar en los pensamientos de los muros 
mi huella marcada con una imagen de Paul Simon 
cantando  a la soledad de las ciudades. 

Pero no podré verte, ni hablarte
con los labios cercanos, temblorosos y vencidos
que encendían tu piel con el pasaje aventurero de las barcas
postergadas y perdidas en el banco de piedra
 donde volaba la fragancia de tu anhelo, 
y yacían tus libros 
cerrados en las hojas mientras tus clases se perdían. 



viernes, 1 de marzo de 2019

Me iré . 1 de marzo


Me iré adonde habite el rumor de tu tristeza,
cuando el verano alarga su latido
adonde mi boca llegue con un pregón que se levante
en los tranvías que pasan vacíos hacia la noche
hacia las conciencias quietas que nunca piden nada,
hacia el coloso y la muerte que muestran su desgarro
en la oscuridad de sus cristales
con una fragancia antigua que desprende los harapos
de los edificios en el asfalto hundidos.

 Me iré adonde vaya la huella de tu rostro,
adonde juegue el aire con tu recuerdo ausente,
adonde los tableros oscuros del teatro
respiran la función que nunca acaba,
adonde los latidos inundados por las flores del destierro
porque ya no tengo camisa, paloma ni azucena
que puedan llevar al hombro
la imagen de tu sonrisa fresca tendiendo hilos de plata

Porque sé que perdí la paz y no encontraré
la palabra precisa para vestir mi queja,
que cerrarás mis labios cuando grite el horizonte
y el arroyo de los niños encuentre su cauce y su puente,
cuando el poniente acaricie el rostro luminoso
de los enamorados que vagan por la playan las arenas ardientes,
su sombra fresca en el alma del pozo
donde juegan los pájaros con las cañas y el olvido

y lloran entre la brisa las ramas de un poeta.