A Camino San Martín, estuvo todo el rato junto a mí mientras, el 11 de Abril de 2011, escribía estos poemas.
1
Al sentir tu voz ronca tan cerca de mi aliento,
al saber que para siempre te alejabas
supe que no había sitio para mí en esta calle,
en este turbio hotel de pequeñas ventanas.
No me puedo alegrar de haber roto el silencio,
el hielo azul celeste oculto en tu mirada,
el cabello alentado por los expresionistas
no serían para mí que los reverenciaba.
2
El amor siempre lejos, esquivo, angustiado.
Tantos años cuidando la lira en extremo,
traduciendo en la sombra versos de madrugada,
y ahora se me rompen los hilos de tu encanto
cuando marchas segura al tren que nos separa,
cuando la primavera asoma en los andenes
y cómicos errantes vagan por estaciones,
el alma se me hunde ebria en la soledad
de siglos que corroen, se agolpan, desesperan,
en pórticos y estancias, arcadas y recuerdos.
3
Para vivir en mí un encuentro pasado
tengo que atravesar la calle de tu infancia,
lejos, con otro acento y otras preocupaciones.
Mi tierra maltratada
por hierro y cañones, tan lejos de la tuya
donde crecían los trigos limpios sin primavera,
aquí las pesadillas eran el patrimonio
de locos que luchaban y minaban los montes
sin ninguna esperanza de amar al enemigo.
4
En el amplio salón donde actuabas
las cortinas cubrían la luz de aquella tarde,
¿Por qué sería tan tímido? ¿Por qué no te abordaba?
Aquel miedo al rechazo tan áspero, tan mío,
hizo que se enfriaran los roces primigenios,
la dulce avenida del enamoramiento
se teñía de gris por no saber hollarla,
y yo me maldecía por haber convertido
en nube aquel encanto,
en sueño el desvarío.
( En blogger desde el 22 de Diciembre de 2011)
Cuèntame Enrique que paso en mayo de 1950,para que verses creo a una ciudad, sera sobre lo que sepas pero no porque estuvieras allí, pues no habías nacido.Ya veo que es la mitad del poema que has puesto en el Mono.
ResponderEliminarYo quiero imaginarme que es un poema nostálgico de un amor. Un amor que no te dió lo que tu esperabas, que tampoco tienes que ser un amor de mujer hombre, sino más familiar.
No sé, soy muy mala para extraer la esencia de lo que leo a no ser que me lo pongan en bandeja jajaja. Será porque siempre ley novela fácil.
Bueno no te voy a decir cosas bonitas de las que escribes, porque me dices que es lo que hago. Solo te digo, que yo una persona poco instruida en estos avatares: me encanta como escribes. ¿Vale?.
Leí, leí, no ley que me he equivocado, jajaja
ResponderEliminarGuardame el secreto. Me refiero a Cesare Pavese, a Turín, a su ruptura con una actriz americana que vino a recordarle que la mujer y el amor romántico, que habían sido el ideal que había perseguido, se les escapaba para siempre. Triunfó como novelista, pero no le satisfizo mucho porque siempre sintió como poeta.
ResponderEliminarUn saludo, Elda. Tú me evocas siempre tantas cosas.
El poema me ha gustado mucho y me ha resultado muy sugerente el hecho de que te inspiraras en la lectura de un artículo de Pavese. Intuyo en él la soledad del hombre abocado siempre al fracaso y a la soledad, que espero no sea tu caso.
ResponderEliminarInspiración o realidad, son unos versos llenos de sentimiento y pesar, de la persona que va en busca de una nueva caída.
Es probable, Beatriz, que los poemas, a veces, surjan en circunstancias que podrían parecer poco propicias, no lo digo por el artículo que acababa de leer, sino por las sensaciones que me acercaban más a la torpeza que a la inspiración, al cansancio que a la actividad creativa. Es probable que esta sea la causa por la que he aprendido a valorarlo junto con el hecho de que sea un homenaje a uno de mis poetas; ha pasado el tiempo y sigue ahí. Sus versos tardíos, de una sencillez exquisita y una profundidad que nos envuelve, nos recuerdan que no importa la brevedad de la obra de un poeta para que percibamos su grandeza. No podría describirte lo que me alegró, Beatriz, tu conocimiento de su vida y de su obra, y que lo compartieras conmigo en aquellas largas reflexiones que me enviabas.
EliminarUn abrazo.