Hace no nucho que se nos murió Leonardo Favio. Yo alucinaba con su romanticismo enérgico cuando tenía siete años con esta canción y, más aún, con Fuiste mía un verano.
Polifacético, eficaz siempre, genial a veces, dirigió algunas de las películas que nos invitan a un paso obligatorio por el buen cine argentino. Sus novelas no son, en absoluto, desdeñable. Pero un artista nunca debe meterse en política, sonde los tigres siempre andan con las garras afiladas, tenemos el ejemplo del Filósofo que nos enganchó a todos los occidentales en el Pensamiento para poder refrenar el nuestro y preguntarnos en dónde hemos dejado el alma, aunque no lo sepamos. ¡Qué pena! ¡Qué pena el trágico enfrentamiento con los montoneros!
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.