viernes, 12 de diciembre de 2014

Yasmin Lévy - Una diosa con el corazón en la tierra del judío errante

     A Ángela. 

      Os lo juro, es vergonzoso escucharla desafiando hasta la muerte la armonía cantando con desgarro La hija de Juan Simón, pero es una judía sefardita que ha vuelto con el corazón a su patria.  Pero su Me voy es el canto más dramático y sincero que he escuchado en mucho tiempo, solo comparable en su sortilegio incomprensible a Los piconeros de Maria Raducanu. Genial, María, pero demasiado afectada en el impresionante estribillo de Imperio Argentina.  Quiero que los judíos vuelvan a su patria con Yasmin Lévy al frente. Además, por si no lo véis en el video; está buenísima y sabe a mí, a lo que yo hubiera querido saber cuando viví, sin vivir en mí, en Toledo y visité Tetuán una tarde radiante de Agosto que se me fue.



Último día de un poema

       Hace apenas cinco meses que vivo acorralado por el deseo de escribir. Cuando algunos compañeros míos de generación empiezan a plegar las velas, hartos del coche, las vacaciones, los horarios, los impresos... con los que soñaban, y piensan en alguna fórmula ventajosa para anticipar un retiro dorado cuando aún quedan ganas de vivir sin estar lastrado por demasiados achaques, yo me pongo a escribir, casi nada, como un extraño perdido en una fiesta a la que nadie le ha invitado. Y no está siendo fácil, pensando que lo mejor de mí debería estar por llegar, y no lo encuentro, por más que me levante muchos días a la hora que antes me acostaba. Puede haber una forma razonada de extraer lo que he ido acumulando en tantos años de silencios, simplemente porque lo sentía, porque me gustaba, pero nunca he sido muy juicioso.








A veces no puedo saber lo que amo tiernamente, 
 se fue la llama azul que me guiaba

a la oscuridad de tus ojos, al puerto de tus brazos.

Arrancaron de la confianza que tuve 
 para amar en silencio sin esperar que me amaran.



Quizás no sea verdad, sólo un anhelo que no quise tocar

por miedo a que volara, volvieron otros cometas sin saber

agarrarme a sus colas, o empaparme de luz.





Y ahora, como las canciones,  
que mi abuela aprendiera 
 de labios sefarditas,

de la tristeza voy a la amargura,

en la deriva de la noche preguntándome;  
dónde está el candor que derrochaste conmigo,  
dónde está la sonrisa que me tranquilizaba, 
 dónde el amor que eterno prometiste,

dónde la madrugada

en la que, al fin, los pájaros cantaron 
 mientras tus tiernos ojos me miraban.



Como no lo ha querido ninguna
lo quiero yo .



       Los genios son así, yo le aguantaba gustosamente seis espantás a Camarón con tal de que me diera una de las buenas. Aún así está interminablemente hermosa, loor a Yasmin Lévy. Me rompo la camisa por el más grande que ha habío, el inigualable Camarón.



       La diferencia fundamental entre ellas es que con Yasmin tienes la impresión de que te mataría dulcemente mientras canta y, en cambio, matarías a María y su voz dolorida con la ternura rebelde y muy sentida del Serrat de 1973. 

5 comentarios:

  1. Un placer leerte y acompañar la lectura con tus ideas y la voz de estas magnificas mujeres-musas.

    Un saludo.

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    Respuestas
    1. ¡Qué alegría, Athena! llevaba siete días, al menos, sin un comentario. Creía que iba a tener mejor acogida esto de las canciones, pero bueno lo hago simplemente porque me gusta, en fin, es mi vida.

      Un abrazo.

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  2. Mil gracias, Francisco, no se me ocurre mejor manera para empezar el día. Desde luego que no dejas de sorprenderme y sigo gustosa todas tus explicaciones.
    Nunca es tarde para aprender. Un abrazo.

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  3. Mil gracias, Francisco, no se me ocurre mejor manera para empezar el día. Desde luego que no dejas de sorprenderme y sigo gustosa todas tus explicaciones.
    Nunca es tarde para aprender. Un abrazo.

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  4. Es con diferencia el lugar donde más me gusta verme con mis amigos.

    Gracias, Ángela.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.