miércoles, 8 de marzo de 2017

Lou Reed - Satellite of love.




               On every street in every city, there's a nobody who dreams of being a somebody. He's a lonely forgotten man desperate to prove that he's alive.

(Paul Schrader - Taxi driver - 1976)

        En cada calle, hay un desconocido que sueña con ser alguien. Este es un hombre solitario, olvidado, que busca desesperadamente probar que existe.


            Nueva York es la Atenas clásica, la Roma del Imperio, el París de la decadencia exquisita y ha tenido tres profetas excepcionales que la han desnudado para que nos enamoremos de sus debilidades, compadezcamos sus achaques y aborrezcamos su virtud. Para que lamentemos, desde sus rascacielos, Wall Street o el Harlem Hispano, el ritmo errático y embriagador del destino de Occidente, para que comprobemos que el Paraíso y el Infierno pueden estar en la misma esquina y visitarse en la misma tarde sin que, a veces, haya mucha diferencia entre ellos. Pero Nueva York no debe caer desde su torre, es un reducto de la libertad que no se impone con napalm.

3 comentarios:

  1. También tengo una gran debilidad por Nueva York y me encanta la descripción que hiciste de esa ciudad.
    Abrazos.

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    1. Gracias, Mirella, creo que Nueva York, hayamos estado en ella o no, nos pertenece a todos los que a través del cine, la música,la literatura y el sentimiento hemos admirado las alas de su grandeza y sufrido las cadenas de sus miserias.

      Un abrazo.

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  2. Se puede amar en la distancia, e incluso en el tiempo, poeta. Me quito el sombrero, Francisco Enrique, por su maravillosa descripción de una ciudad llena de mitos. A mi me conmueve el París que existió o una Buenos Aires, que nunca más volverá al redil de nuestros sueños. Siendo niño, me imaginé de tanguero malevo en un Banfield en el que el gran Julio Cortázar se asomaba aterrado al alféizar de su casa familiar, para decir con desdén: "¡ Cuántos perdularios!"

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.