Ahora
vuelvo recodo a tus orillas
sin
pensar que tu huella
se
ha borrado.
Vuelve
el otoño leve a los cristales
reflectando
las ruinas y el camino,
despertando
el sopor que respiraba
en
el aire vencido por tu aroma.
Recuerdo
el mar, la mar que arrullaba
la
sirena perdida en tus abrazos
y
el ligero vagar de tu mirada
cruzando
nubes, velas, santuarios.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.