Clase es una palabra que no podemos definir pero que se muestra de una forma tan arrolladora cuando se tiene que nos rendimos a ella. Modugno en sus últimos años la derrochaba con una humildad que podía parecer contradictoria. Su Manhattan es tan sencilla, sentimental y clara que nos lleva a sentir el calvario de un maestro de violín que puede tocar las cuerdas y no lo hace por miedo a romper alguna, amores imposibles y soñados que son los más bellos. Es el italiano, sin duda, el idioma que mejor entendemos los españoles, creo que no es preciso reproducir la excelente versión en español para que comprendamos los largos clavos que crucifican a los dos amantes.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.