aún
tibia y dolorida
cuando
caiga el último
resplandor
en mi huerto.
Quiero
tocar el verde
silencio
de tu olivo
hasta
ser sólo mía
el
alma de mi queja.
Aún
me quema la sangre
que
arranqué en tus espinas,
aún
me duele tu nombre,
aún
surco tu calvario.
Quiero
tocar el verde
silencio
de tus ojos
entre
los azahares
blancos
que se me alejan.
Apártame
tus ramas,
amor,
cuando
quieras dañarme
y
no encuentres castigo.
Apártame
tu pelo
cuando
pienses atarme
a
la esquina del sueño
y
una cuerda no encuentres.
¿No
ves que estoy llevando
la
cruz de tu mirada
por
otros derroteros
que
tú ya no conoces?
Aún
espero que vuelvas
con
aquella caricia
que
dejaste en mi rostro
y
en el viento de marzo.
Aún
tengo que empezar
mi
itinerario abrupto,
aún
estoy en tu huerto
y bebo tu amargura.
y bebo tu amargura.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.