Me pondrás en un sueño
vespertino y distante
cuando ya no me quieras
y estés entre otra gente.
Será la claridad
de tu expresión la rima
que impregne aquellos versos
ebrios de primavera.
En un bosque que cubra
la soledad y el miedo
dormirá tu sonrisa
sobre un tierno follaje.
Porque entonces mi alma,
perdida donde vaga
la bruma transparente
que invade los recuerdos,
seguirá deseando
quererte para siempre.
Abriré aquellos labios
heridos que tú amabas
para decir te quiero
de nuevo y en la tarde.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.