La maldición, la blasfemia de un continente
y un poco de muerte.
(Silvio Rodríguez - Esto no es una elegía)
Como un hoplita desarmado en el sendero
que no puede detener la avalancha
y la afronta sabiendo su destino.
Tú
que abrazabas con fe la poesía
son
tus ojos espejos que rebosan tristeza,
tu
cabello es el marco donde ahogué las dudas;
el
tiempo se ha llevado lo que era oscuro y tierno,
las
horas arrastraron hacia el mar de los martes
lo
que era un reflejo de ganas de expresarse
y
destila cansancio,
miedo,
desesperanza.
Tus
manos temblorosas esgrimen el papel
donde
Byron dibuja la Hélade soñada,
y ya no quedan barcos para buscar las islas.
Todos los poemas de tu blog emocionan. Y, de verdad, Enrique: no estoy a la altura de tus versos, ni de tus aportaciones, para dejarte un comentario digno de tus poemas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo,Fanny, que eres una persona buena y sensible que siempre me has aportado luz. Te extrañaría si te dijera las veces que he leído atentamente las cosas que me has escrito, o el conocimiento que me has entregado a través de tu discurso sincero y sentimental. Siempre te agradeceré la comprensión y el tacto que me mostraste en un tema que me quemaba.
ResponderEliminarUn abrazo.