jueves, 2 de marzo de 2017

Fabrizio De André - Amore che vieni amore che vai.




       Creo que nadie ha cantado en castellano como los italianos que desembarcaron en España en los años 70; nos enamorábamos con aquel acento apasionado que imitábamos torpemente al oído de una niña obnubilada en una sala de fiesta oscurecida que había cambiado las películas por las canciones. Ya no cantamos al sábado por la tarde ni nos acordamos de aquel gorrioncito, no intentamos encontrar el arco iris en los hilos del jersey de una muchacha que despierta al amor. Pero hemos aprendido en los labios de Pavese que de amor ya no se muere porque en los de Gianni Bella nunca nos lo creímos del todo.

      He aquí que hace apenas tres días que conozco a Fabrizio De André, Anna envió su nombre gentilmente y yo lo recogí como si fuera una flor, y ya sé que aquellos muchachos que fuimos y se encaminaban hacia una apertura política que llenaría de poesía la calle se perdieron algo grande, perdurable, hermoso...

      Fabrizio De André tenía la amargura poética de Dylan cuando arremetía contra la injusticia, la profundidad insondable de Cohen cuando hablaba de desamor, la ternura errante de Brassens cuando se enamoraba de una desconocida, la elegancia intelectual de Franco Battiato y el eclecticismo melancólico de Lucio Battisti.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.