Arde
el viento en los cables,
suena
triste el olvido,
busco
la soledad
que
entonces me llevaba,
mi
sueño aprisionado
en
tus ojos distantes,
tu
sombra en el recuerdo,
tu
voz en el pasillo.
Ha
pasado el silencio sobre los adoquines,
has
vestido de amor parques de indiferencia
porque
sigues viviendo el sueño de la rosa.
Pasan
firmes los coches
de
silencio agrietado,
de
campana que dobla un sentimiento íntimo
de
amor que te acompasa por encima del tiempo
y
se acerca a tus brazos como un niño asustado.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.