lunes, 27 de marzo de 2017

A la muerte de un poeta (2)


Y canté al dolor de los perdidos, a los palafreneros
que abundan en los patios
de armas de una noche lejana como un hálito,
breve como el lamento
que hiere en el teatro de provincias;
Manrique envejece sin un rayo de luna
y no sabe apagarse en la melancolía.

En el Lope de Vega goteaba algún verso,
alguien encadenado a Calderón se me acercaba;
¿dónde está aquel rostro
severo, atormentado que buscaba la luz?
¿dónde la brava lucha por alentar el sueño
de Segismundo en las cavernas?

No somos del recuerdo, no tenemos futuro,
el bulevar rebosa de frases lapidarias,
de artículos y notas que pasean por los ojos
que no quieren saber que el mundo ha cambiado,
miran hacia otro lado cuando triunfan los necios.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.