Tienes
en la cabeza aquel aire de amor
que
aún palpita en mi pecho,
eres
de la quietud que no arrastró el olvido
y
acoges tibiamente la última elegancia.
Todas
tus cosas saben a primavera antigua
cuando
cruzan las calles
amarillas
de Abyla en el recuerdo,
más
vivas que el presente,
más
raudas que la luz.
Eres
ese milagro que se recuerda siempre,
eres el horizonte que alienta cada búsqueda.
eres el horizonte que alienta cada búsqueda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.