Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
Tendría que pensar, Antonio,
que el recuerdo, he querido que sea apasionado, del despertar de mi
conciencia política y el sentimiento del amor cuando nos damos
cuenta de que las rosas tienen espinas, quizás no haya logrado su
objetivo. Estamos hablando del año 1977, de Neruda y de John Lennon,
de un tiempo en el que creía en los mitos, y de repente aparecen
"España en el corazón" y la entrevista que John Lennon
concedió a la revista Rolling Stone poco tiempo después de que el
sueño de los Beatles hubiera acabado (Ya me enteré John, the dream
is over), y pensar en Allende resistiendo hasta el final con
la determinación estoica del mártir al que no le rezaba, negándose a sí mismo encontrar una salida de aquella madriguera acorralada
¡Hasta siempre, Presidente! y emocionarme escuchando a otro Pablo de
los grandes decir "Yo pisaré las calles nuevamente". Es
demasiado, Antonio, salga bien o mal, es el minuto de gloria que
tiene poder decirlo con el corazón, distinguir sin ningún tipo
de dudas que hay tanta gente que merece la pena en este mundo, incluso algunos presidentes, que no
tengo que echar mano del mundo de la ficción para decirlo, ¿no es
cierto, Robert Jordan?
28 de mayo de 2013.
Yo creo que un hombre que renuncia a sus convicciones no sólo se traiciona a sí mismo sino que traiciona a todos los demás, porque en los hombres que tienen convicciones, otros hombres creen.
ResponderEliminarSin embargo, lo que se ve es una sarta de mercaderes del templo, negociando sus banderas y sus madres y apedreando sin piedad la vereda en la que antes estaban parados.
La vida enseña muchas cosas, pero no creo que la hipocresía sea el mejor camino para elegir, porque no creo, tampoco, que haya una muerte más digna que morir en nuestra ley.
Un abrazo grande.