Abrazaré
un poema
si
acaricio tu rostro
y
siento que se enciende
en
las lindes
de mi ropa.
Cogeré
otro poema
si acaricio tus pechos
y
siento que se rompen
en
la cumbre
de mi boca.
Tendré
tu falda abierta
en mis ruinas,
de
oscuro cielo tus ojos
penetrando en la luna.
Pienso
que has muerto
o
tan lejos estás
que
eres la poesía
que
llora adolescente
en
la penumbra amarga
adonde
huye
el
relámpago.
Descenso
hacia el dolor,
agujero
aparente
que
sube a las tinieblas
de un techo imperceptible.
Pero
en mi orilla tiendo mi mano y te levanto,
lujuria
que revienta las ramas de mi alcoba,
lluvia
que no ha caído, corazón que me evoca
intensas sensaciones que nunca florecieron.
intensas sensaciones que nunca florecieron.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.