Ya no sé escribirte un poema de vida;
las garras del olvido
y el marco de la alcoba
se agolpan en mi mente como un cuervo asustado
que no encuentra
salida e insiste en romper
del armario la puerta, la llave de la acera.
y agrede con los recuerdos de su plumaje sombrío
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.