sábado, 23 de mayo de 2020

Correo 4 de julio 1º - Correo 4 de julio 2º

1

En un rincón te guardo como el alma que he buscado,
eres ese resplandor
que aún me inunda los ojos y persiste en el recuerdo.
te amo desde la distancia
de un amor que sigue una ruta en el aire, 
desde las altas cumbres 
que guardan las palabras que siempre nos acompañan
en la profundidad de los días  azules.

Solo puedo pensarte 
en las gotas de mi sangre, en el reguero de los besos,
en los estrechos caminos que conduce tu llamada
en cada canto desesperado;
te quiero entre el gentío que no acalla nuestras voces
y en la soledad que nos sorprende 
mirándonos a los ojos, despertando ese momento 
en que aparece la belleza de un gesto que sigue errante
en nuestro halo soñado,
que supo entregarnos en el momento del candor,
en la melodía del viento 
la soledad tendida de una sonrisa que no sabe morir.


2
Hierve en mi recuerdo las alas de tu esencia,
tú abriendo balcones
desde el rincón florido que se llevan las palabras, 
yo mirándote en silencio. 
  

3


Viene un rumor de silencio que se abraza a tu figura
cuando pasa el último tranvía
 y aún mantengo el sabor de tu rostro
en el espejo de los muelles que se alejan.
Te amo en este rincón de la ciudad
que no sería igual sin ti, no hablarían
el halo de la farola, las portadas
empapadas con el silencio de los lunes, 
ni el alma de una sonrisa que no sabría esperarte.
Te amo en la quietud de las sombras
y en el temblor errante de las luces, 
vivo ese momento que has llenado de ti 
como un Pierrot enamorado 
que se abraza a la cola de la luna,
para encontrar tu mirada en la noche del índigo,
para llevar tu timidez amarilla en un rincón del cuadro, 
para decirte te quiero en una estrella escalonada

que nunca llega a alcanzar el lugar donde sueñas
 y  aun así te persigo.



4



Sé que puedo abrazarte
 en un rincón perdido del muelle de las brumas.
Llegas desde otra orilla y me entregas el recuerdo
que habla de tu sonrisa.  Sientes cada mirada 
y el amor te ilumina.
Te hablaré de los astros lejanos que te guían, 
eres cada palabra 
que mantiene el pulso de un verso recordado,
eres cada secuencia que extiende la fragancia
de una rima 
que se abre en el aire y se pierde entre las flores.

5


Vienes de cada palabra que me hace cercano

al mundo que arrullaste 

con la sonrisa abierta que busca tu mirada.

Te detienes en en el frescor de la dama de noche 

cuando expira la luz
 a través de la cuesta
y llegas hasta mi mano con la voz encendida.
Eres esa palabra 
que no has podido olvidar
y se extiende en los rellanos
con tu candor intenso que abre la memoria.
No has dejado de amarme a pesar de mis locuras
y los enredos en la soledad del buscador afligido,
no dejaste que cayera de la torre 
que había construido con todas mis  ruinas.

Volvamos nuestro paso, déjame amar 
tu silencio y la dicha de tu habla,
volver a nuestra vida y la calma de tu rostro,
nada me apartaría de ti,
ni un solo  momento dejaría de amarte.


6


Volvamos a las calles 
que ya no serán nuestras, 
a ese puente que ha perdido la voz de su destino,
vuelve a decirme que me amas
aunque no sepas porqué y deja en el aire alguna palabra
que me inunde con tu recuerdo
cuando el sol se haya escondido en la tarde
y llegue la frialdad inquieta de no sentir tu paso,
de no cruzar la voz de tus aceras.

Volvamos a pensar que tú y yo vivimos nuestra herida
y otra vez nos encontramos,
en estos lugares que se han ido perdiendo
y, desde entonces, hemos sonreído
a pesar de las sombras;
cuando se acerca el miedo nos cogemos de la mano
y sentimos que emergemos de cualquier marejada,
mientras aparece en los labios el alma de una sonrisa
que aprendió a escribir besos en el aire-

7


Volvamos a las calles 
que ya no serán nuestras, 
a ese puente que ha perdido la voz de su destino,
vuelve a decirme que me amas
aunque no sepas porqué y deja en el aire alguna palabra
que me inunde con tu recuerdo
cuando el sol se haya escondido en la tarde
y llegue la frialdad inquieta de no sentir tu paso,
de no cruzar la voz de tus aceras.

Volvamos a pensar que tú y yo vivimos nuestra herida
y otra vez nos encontramos,
en estos lugares que se han ido perdiendo
y, desde entonces, hemos sonreído
a pesar de las sombras;
cuando se acerca el miedo nos cogemos de la mano
y sentimos que emergemos de cualquier marejada,
mientras aparece en los labios el alma de una sonrisa
que aprendió a escribir besos en el aire-
8


Cuando alcances el momento de una  fotografía
 llegarás a la soledad de un pensamiento 
que se aleja en el mar, de una mirada
que se cierra entre los edificios,
y una cantante que derrama su melancolía entre los bancos
vuelve a las alas 
de una mariposa que se posa en el último verso de un poema perdido,
que podría ser él mismo que recitaste mientras te miraba
y que sigue cayendo
en tu alma cada vez que te llamo
con la desesperación de una estrella que canta su tristeza,
con la agonía  de la playa que se refugia en el olvido de las farolas. 
9
Aún te escucho cantar en esa playa que se acerca 
a nuestros pies
y te entrega en el pecho la  fragancia del jazmín. 
Aún te espero 
en el  estrecho  camino de los espigones. 
He de esperar porque en ti
caen esas hojas que llenan el recuerdo, esos pensamientos 
que  vuelven a la  ciudad como un poema esculpido en una esquina,
que te sigue buscando 
y añade alguna voz extraña 
que profundiza en la noche y en el  recuerdo de tu amor.

Solo soy un poeta solitario que insiste 
en la verdad inmutable de tu rostro,
en la palabra que no encuentra en el  ruido de los patios,
en el clamor de las rosas que nunca se ha perdido en tu piel.

1
Te busqué tanto tiempo en la rueda del mundo
y no siempre supe verte en el aire de un recuerdo 
y te dije otro nombre
para llamarte en tus momentos más delicados y dulces.

Ahora te reclamo entre todas las flores,
siento cada mirada
 penetrar en mi alma,
y vuelvo con tu sonrisa cada vez que te espero.

Las calles son más abiertas cuando apareces tú,
los edificios se hacen bellos cuando escribes 
sus nombres en las esquinas
y el amor 
es un milagro cuando te acercas y me llamas.

Te contemplo en las aceras, te hablo en las escaleras 
del árbol solitario que te espera en los recovecos 
del ayer,
te observo  desde la orilla donde brotan los arbustos,
 y eres el prodigio que me lleva a la vida que resiste.

*****
2


Tengo un deseo de verte y acariciar tu aliento
entre jazmines y rosas,
de derramar en tu pelo la elegancia del gemido
de un profeta que se adentra en la última palabra.

Llegas de muy adentro, algo tiembla en mis manos
cada vez que te nombro
y encuentro que tu voz me calma y me sostiene
desde un sueño nostálgico 
que lucha por sentirme
y me muestra tu hombro ante las tempestades.

Vago por una vía que penetra en tu aroma 
y juega entre los cables 
que aparecen en el delirio de la luna de tus pasos,
vivo en una herida
que persigue tu nombre,
así vienes a mí cada vez que te llamo
y pido que me reclames 
entre el viento y las flores
para hacer una estrella del alma del silencio
que te hable de amor y te lleve en la mirada.



****

3
Te siento en el corazón de la nostalgia,
cada línea abierta en el aire 
es una  llamada al peligro,
esa caída que nunca tuvo nombre,
lugar, 
aparición en el recuerdo  
y  espera nuestro paso para atenazarnos 
o entregarnos a las lágrimas
cuando  buscábamos el sentir de un beso.

Pero  no habría amor, canto ni poesía
sin ese  sentimiento  que me lleva a  pensar 
cómo eres o cómo fuiste, 
cómo alentaste
el vuelo herido de un sueño que murió
temblando entre tus manos
y que nunca quisiste cubrirlo con escombros 
porque sentías que volvería en la sonrisa
 de una tarde  lánguida,
en la mirada quieta de una palabra que  vibraba
 en los labios que mantenían el  aliento
 de ese faro
 que se perdió en el camino
y se encendía al resplandor  más leve de tu nombre.
****
4
Eres como una herida que muere entre las ramas,
anochece en el rostro de un vestigio de amor
y vuelves en la vela de un cirio 
consumido
que llega a tu silencio en una copa caída
que arrastra en los cristales los labios del deseo.

5

Ya no sé escribirte un poema de vida;
las garras del olvido
 y el marco de la alcoba
se agolpan en mi mente como un cuervo asustado
que no encuentra 
salida e insiste en romper
del armario la puerta, la llave de la acera.
y agrede con los recuerdos de su plumaje  sombrío
la palabra de luz que alumbraba tu boca.

***
6

Me detengo en mi alma temerosa y perdida
como un barco que cruza
la noche encallada de tus mares que se alarga,  
como un  árbol en silencio, como un miedo aterido,
estoy en la escollera que me muestra los vientos
como si fuera una piedra
que se levanta del agua para encontrar tu rostro,
que se despierta del largo insomnio de los muertos 
y se enamora del silencio de tus labios en la playa.

***
7

Pasa el tiempo en tu sonrisa y vuelves a los espejos
de los troncos
caídos en la acera estrecha
y vuelves a las alas
de la cometa azul que se enreda con la tarde
y refleja en los mares la caricia del sol.

Nadie podrá decirte que no buscaras 
lo perdido,
ni el  corazón que latía en los labios del intento,
ni los balcones donde cuelga el geranio. 
Nadie podrá negar que cruzaras las nubes solitarias
con tu blusa anudada en la  cintura,  
que inundaras de caricias la sonrisa de la rosa
ni el interior de los  vientos.

Sigues en mis  anhelos 
con tus alas en mi brazos, con el  amor en las mejillas
y en mi  sonrisa enciendes 
la memoria prendida de los pájaros del canto,
el candor sensitivo de un primer sentimiento.


****
8


Quiero llegar a ti como en los viejos días

sin tener que esperarte, 

acariciar los pétalos de un amor que me llama 

en tu mirada verde

y las flores de luz llenando los pasillos.
Ahora soy un poema cubierto por las hojas
transparentes del aire
que ha perdido 
el acento, no conoce tu nombre,
y nunca tuvo rima 
en el rincón del puerto que juntos recorrimos.

No miro tus palabras, son notas que se mecen
en el viento que pasa,
sonidos que se acogen al silbo de la calle.
Entonces aparecen las canciones lejanas
y mi mano se alarga para cubrir el olvido,
para llenar de ti la imagen de otro tiempo,
para amarte, tenerte y llevarte 
en el alma
como el mundo que suena con nuestra melodía. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.