sábado, 23 de mayo de 2020

No sé si volveré desde otra directa

No sé si volveré desde esta tristeza,
si volveré a mirar sin miedo los lugares que frecuentabas,
si podré escribir lo que llevo dentro
sin dejar que la vergüenza le cierre el paso.

No sé si volveré a mirar sin miedo
los lugares que frecuentabas,
si podré escribir sobre tu huella
ahora que no te conozco ,
pensar en ti y que el dolor no se apodere de mi rostro,
estoy perdido en una nube que no sueña
como un espejo sin luna,
como unos ojos que no pueden ver la aurora,
un candelabro sin luz en un pasillo sin ventanas.

Pero la ciudad se ha ido alejando de la que conocimos,
las calles ya no tienen el mismo olor,
apenas quedan ventanas,
caminamos entre las cenizas del recuerdo,
entre árboles extraños que no conocen sus raíces,
entre las sombras de los geranios del pasado
y unos escaparates que rumian el antiguo resplandor
del sueño de los poetas.
de tu huella sobre los adoquines,
unos versos caídos en la noche
que me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no encuentra tus labios.

"Ogni giorno, nella vita quotidiana, io riconosco intorno a me molti uomini poeti che non dicono una parola "poetica" nel senso convenzionale, ma che si "comportano" da poeti: e infinite volte mi succede di commuovermi di fronte a questa poesia non testimoniata da se stessa, concomitante con la vita, trascinata via con la vita" (Pasolini)

Cada día, en la vida cotidiana, reconozco a mi alrededor a muchos poetas que no dicen una sola palabra poética en el sentido convencional, pero se comportan como poetas: e infinitas veces sucede que me conmuevo delante de esta poesía que no es un testimonio de ella misma, concomitante con la realidad, arrastrada por la vida. (Pasolini - Traducción: Francisco Enrique León)

La ciudad se ha ido alejando de la que conocimos,
las calles no tienen el mismo olor,
no quedan ventanas en las que mirarnos,
caminamos entre las cenizas del recuerdo,
entre árboles extraños que no conocen sus raíces,
entre las sombras de los geranios del pasado
y unos escaparates que acarician el antiguo resplandor
de tu huella sobre los adoquines,
unos versos caídos en la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no encuentra tus labios.
***
Como si volviera a gritarte 
lo que te quería
en los jardines de las murallas, en el foso,
en el velo del mar que atraviesa la pulpa del recuerdo,
como si quisiera abrazarte de nuevo
en los surcos del agua 
que se adentran en la noche con las barcas inundadas
por una sirena que ha perdido el canto
y horada en la orilla donde la luna sueña,
vuelvo al tiempo de los besos, 
de los laureles erguidos en el jardín que nos espera, 
a los bancos de piedra.

***

Siempre arrastré las llagas de tu culpa 
y lloré por las cartas que no quise leer, 
por las llamadas que no quise escuchar, 
por el rechazo 
de todo lo que me llegaba de ti en esos días,
regresé de la muerte para hablarle a la soledad
y sentí en su desierto
 el miedo de los profetas olvidados,
las islas emergían entre los edificios macizos
de una ciudad antigua que no podía protegerme,
escribí palabras de amor que no querían llevar tu nombre,
sufrí hasta la muerte
por el desapego que sentiste por tu propia imagen,
por las ideas que mantuviste en el jardín 
erigido por las ramas de mi memoria.

***

3 - Cuando nunca me dijiste donde estaba el milagro de la resurrección de tu amor. No hiciste nada por evitar que me sintiera un extranjero en los dominios de mi alma
4 - Siempre tuve miedo de que volvieras a dejarme solo en mi isla, sin otra razón que una llamada de tu alma peregrina






***

Le ali degli angeli sono calde,
il loro pensiero sta dentro la notte, ma tu mi parli su uno spazio che io non conosco.
Io adoro le stelle e la notte,
ma tu sei il canto del mio mattino.
__Alda Merini__
Las alas de los ángeles son calientes, Su pensamiento está dentro de la noche, pero me hablas sobre un espacio que yo no conozco. Me encantan las estrellas y la noche, Pero tú eres el canto de mi mañana. __ Alda merini __
 Bacio che sopporti il peso
della mia anima breve
in te il mondo del mio discorso
diventa suono e paura.


Io sono certa che nulla più soffocherà la mia rima,
il silenzio l’ho tenuto chiuso per anni nella gola
come una trappola da sacrificio,
è quindi venuto il momento di cantare
una esequie al passato.

Estoy segura de que nada más ahogará mi rima,
he llevado durante años el silencio en la garganta
como una trampa de sacrificio,
pero ha llegado el momento de cantarle
una elegía al pasado.

Estoy segura de que ya nada ahogará mi rima,
durante años he llevado el silencio en la garganta
como una deuda de sacrificio,
pero ha llegado el momento de cantarle
al pasado una elegía.

***

Siempre arrastré las llagas de tu culpa 
y lloré por las cartas que no quise leer, 
por las llamadas que no quise escuchar
mientras me acorralabas en una sala oscura, 
por el rechazo 
de todo lo que me llegaba de ti en esos días,
regresé de la muerte para hablarle a la soledad
y sentí en su desierto
 el miedo de los profetas olvidados,
las islas emergían entre los edificios macizos
de una ciudad antigua que no podía protegerme,
escribí palabras de amor que no querían llevar tu nombre,
sufrí hasta en las venas
por el desapego que sentiste por tu propia imagen,
por las ideas que no mantuviste en el jardín 
erigido por las ramas de mi memoria.
***

Vuelvo al tiempo de los besos, 
de los laureles erguidos en el parque
que ya no nos espera, 
a los bancos de piedra que ya no son los mismos,
como si quisiera gritarte 
lo que te quería
en los jardines de las murallas, 
en el foso
que guarda el color de las nubes,
en el velo del mar que atraviesa 
la pulpa de la manzana del recuerdo todavía,
como si quisiera abrazarte de nuevo
en los surcos del agua 
que se adentra en la noche de las barcas perseguidas,
en una sirena que ha perdido el canto
y horada su amargura 
en los espigones derruidos
donde la luna araña tu sombra sobre la tierra.
 


 ***

La ciudad se ha ido alejando de la que conocimos,
las calles no tienen el mismo olor,
no quedan ventanas en las que mirarnos,
caminamos entre las cenizas del recuerdo,
entre árboles extraños que no conocen sus raíces,
entre las sombras de los geranios blancos
y unos escaparates que acarician el antiguo resplandor
de tu huella sobre los adoquines.
Unos versos caídos en la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no encuentra mis labios
y escribe una estrofa de amor en un poema de resentimiento.

***

Estuve en la oscuridad mucho tiempo, 
no puedes pedirme que mire por la ventana, 
que desee volver a la herida 
luminosa de tus mares,
a las velas encendidas de tu naufragio ansiado.

Salgamos por la noche; busquemos lo perdido
en el rumor del puerto,
en la soledad de la taberna cuando la música se apaga,
pensemos en la niebla que azotaba la escollera
cuando me amaste y no lo sabías
ese agosto que encalló en mi alma peregrina.

La luz de las farolas no podrá dañarme,
pensaré que tuve el resplandor de tu recuerdo,
el silencio de tu piel mortificando mis labios
cuando podía mirarte en el zaguán de la alegría
con la seguridad
de que todos tus pensamientos me buscaban.

Ahora vuelven los vientos al llano escarpado
que emite su latido más denso  y memorable,
a la verbena desgajada que recoge el pergamino
de las botellas más viajeras,
de los acantilados donde el mar busca la muerte
y no se ha tejido un manto 
para cubrir la capilla desangrada de tu culto.

***


Sin saber las razones convertimos el milagro del amor en una tortura. Llegué a pensar que no me querías por tu castigo y era amargo. Ahora no lo creo, pero sigue habiendo clavos que no apartas de mi huella.



]No es fácil tratar con la gente en este medio, Óscar, no sabemos que se puede esconder detrás de una persona que no siempre sabe estar ni de aquella que no sabe estar siempre. Pero yo prefiero dejar llevarme por las sensaciones, esas que siempre me han dicho que eres una gran persona. Lo demás suele perderse en el terreno de lo anecdótico.



Te esperaba a ti sin saberlo, eras la muchacha más elegante de tu barrio, me gustaba tu pelo y tu sonrisa y no he sabido nunca porqué no sonreías, no me importaba estar bañado en una nube cuando en la Piedra o en el cielo aparecía tu sonrisa, llevaba una blusa, una ventana, una herida como tú, una esperanza abierta como un ramo de alhucemas que aún sostiene la mano del recuerdo.



Siempre he pensado que podía ser diferente. Ahora lo sé; no envidio a nadie.



 2 - Como el mar que mecía cada mañana los vestigios de los poemas que se perdieron por la noche. La isla no me dijo que sería fácil encontrar un camino



4 De tejer una corona de indiferencia sobre las heridas de los amantes que fueron derrotados. Vuelvo a ese tiempo con el deseo de saborear lo que no supe vivir 



5 - Sabiendo que los amigos no siempre lo fueron, que mi amante nunca me esperó en las orillas inabordables de sus ideas, nunca admitió que cada héroe lleva un monstruo dentro 



6 - Que el tiempo nos devora aunque hayamos vivido en un sueño, aunque siga tu sonrisa en una urna clara como una oda que persiste en las ruinas de los templos
 

 ***

2 - Como el mar que mecía cada mañana los vestigios de los poemas que se perdieron por la noche. La isla no me dijo que sería fácil encontrar un camino,
que era el momento
de tejer una corona de indiferencia 
sobre las heridas de los amantes que fuimos 
y fueron derrotados.


Miro los edificios de nuestra adolescencia
sabiendo que los amigos no siempre lo fueron, 
que mi amante no me esperó en la orilla 
inabordable de sus ideas, 
nunca admitió que las flores mueren cuando llega la noche,
que cada héroe lleva un monstruo en las entrañas,
que el tiempo nos devora 
aunque hayamos vivido el despertar de un sueño, 
aunque siga tu sonrisa en una urna clara 
como una oda 
que arde en los labios del recuerdo
y persiste en las ruinas de una palabra
edificada por la profundidad de los tejados,
por las reminiscencias del viento.

***

Te desearé en las escalinatas que no conoces,
pensando en la amargura que me trae la sombra,
que se adueña de cada habitación que cruzo
como un poeta que ha perdido la paz,
y espera en la puerta del museo 
que no supo guardar la inocencia de tu blusa,
en la soledad del puente donde muere la rosa 
y pasan los recuerdos, 
en el arco que mece las cenizas de la tarde 
mientras me hiere el aire que siempre llega con tu rostro
y me dice que ya no serás la misma,
que pensarás en mí en cada latido,
que llorarás el filo de mi ausencia
pero no podré verte con los ojos de antes. 

***


Miro los edificios de nuestra adolescencia
sabiendo que los amigos no siempre lo fueron, 
que mi amante no me esperó en la orilla 
inabordable de sus ideas, 
nunca admitió que las flores mueren 
cuando llega la noche a los pétalos cerrados,
que cada héroe lleva un monstruo en las entrañas,
que el tiempo nos devora 
aunque hayamos vivido el despertar de un sueño, 
aunque siga tu sonrisa en una urna clara
y se despliegue como una oda 
que arde en los labios del recuerdo
y persiste en los derrubios
edificados por la profundidad de los tejados,
por las reminiscencias de una palabra
de reconciliación perdida en el viento.

***

Siempre arrastré las llagas de tu culpa 
y lloré por las cartas que no quise leer, 
por las llamadas que no quise escuchar
mientras me acorralaba tu vestido
en una sala oscura, 
por el rechazo que ahondaba en mis venas
de todo lo que me llegaba de ti en esos días.

Regresé de la muerte para hablarle a la soledad
y sentí en su desierto
 el miedo de los profetas olvidados,
las islas emergían entre los edificios macizos
de una ciudad antigua que no podía protegerme,
escribí palabras de amor que no querían llevar tu nombre
y no esperaba nadie,
sufrí hasta en las venas
por el desapego que sentiste por tu propia imagen,
por las ideas que no mantuviste en el jardín 
erigido por las ramas de tu memoria niña.

***

Vuelvo al tiempo de los besos, 
de los laureles erguidos en el parque
que ya no nos espera, 
a los bancos de piedra que ya no son los mismos,
como si quisiera gritarte 
lo que te quería
en los jardines de las murallas, 
en el foso
que guarda el color de las nubes,
en el velo del mar que atraviesa 
la pulpa de los naranjos del recuerdo todavía,
como si quisiera abrazarte de nuevo
en los surcos del agua 
que se adentra en la noche de las barcas perseguidas,
en una sirena que gime porque  ha perdido el canto
y horada con los ojos su amargura 
en los espigones derruidos por el salitre y las olas
donde la luna araña tu sombra sobre la tierra.

***



Estuve en la oscuridad mucho tiempo, 
no puedes pedirme que mire por la ventana, 
que desee volver a la herida 
luminosa de tus mares,
a las velas encendidas de tu naufragio ansiado.

Salgamos por la noche; busquemos lo perdido
en el rumor del puerto,
en la soledad de la taberna cuando la música se apaga,
pensemos en la niebla que azotaba la escollera
cuando me amaste y no lo sabías
ese agosto que encalló en mi alma peregrina.
y no puede desplegar las alas

La luz de las farolas no podrá dañarme,
pensaré que tuve el resplandor de tu recuerdo,
el silencio de tu piel mortificando mis labios
cuando podía mirarte en el zaguán de la alegría
con la seguridad
de que todos tus pensamientos me buscaban.

Ahora vuelven los vientos al llano escarpado
que emite su latido más denso  y entrañable,
a la verbena desgajada que recoge el pergamino
de las botellas más viajeras,
de los acantilados donde el mar busca la muerte
y no se ha tejido un manto 
para cubrir la capilla desangrada de tu culto.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.