martes, 26 de mayo de 2020

Cuando llegue el corázón

Cuando llegue el corazón perdido de la noche
te preguntaré
si queda un beso para que te recuerde, 
para saber cómo llamarte
cuando la escena haya concluido  
en la oscuridad profunda que se anuda
a los árboles de las aceras
mientras tiembla en los pasillos el alma de los  pájaros
que perdieron las notas, la caricia, el vuelo 
y las sombras del ayer.

Te abrazaré en  el silencio de las calles ruinosas
para llevarte el amor de una  ciudad torpe y abandonada
y abrir una cortina que deje tu mensaje 
 en una enredadera
que lleve una caricia sobre el muro derruido de un canto apasionado
que se arrastre en el suelo desierto de una hoja caída.

He arrancado palabras en las esquinas del silencio para buscarte,
he clavado un lamento sobre un recuerdo derruido para tenerte
 y una rosa en la ventana donde la luz se quiebra 
en la soledad de las alas que no encontraron la brisa.


***   ***   ***

He buscado la proclama que procelosa hiere 
en la frente luminosa de un profeta
cuyo nombre en las horas se ha disuelto,
el paso de los amantes solitarios que  fuimos
 que vuelven a la misma farola 
en el brillo tenue de una sentida estrella.


****/*






Te escribiré  mis deseos en pétalos vencidos
 cuando se apague el resplandor de la antigua ventana
y la soledad de los recuerdos en la brisa,
cuando aparezca en tu cuaderno
la proclama que hierve en la frente de un profeta
abandonado en una playa,
el paso de los amantes 
que envuelve la canción de las farolas
y acoge en un discurso las alas de los vuelos,
 una mirada oscura que me busca en los tejados,
 un Pierrot apasionado, 
mártir de un llanto de guitarra.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.