martes, 26 de mayo de 2020

Sigues en mis anhelos - 12 de junio 26 7

Sigues en mis  anhelos cruzando la nostalgia
y en el dolor enciendes
un poema en tus manos, con la memoria perdida 
de los pájaros de la sombra que inundaron las mareas
pero no pudieron enterrar tu mirada en el viento,
tu palabra en el olvido, tus velas en las cenizas.

Sigues en mi interior persiguiendo aquel verso
que buscara tu ojos, 
viajara en tu camisa, latiera en tu sangre,
brotara en mis manos sin poder detenerlo
edificando notas esparcidas 
en  retratos gastados
que no encontraron abrigo en la memoria  de la calle. 

Todavía me duele el rumor de los trenes que partieron,
de tu aliento vibrando sobre los arlequines
del canto del alero 
que acumula la huella
de las hojas  pisadas de un poema sin firma,
la palabra de los puentes que sufría en las alturas
mientras volvía a los senderos 
de las ideas extraviadas
en el tierno frescor de una tarde caída.


Sigues en mi memoria viviendo los instantes
que tejieron el despertar de las caricias ciegas
y el primer verso de amor
 que te buscaba 
y por el que sufro cada vez que te retengo 
en la mirada constante,
cada vez que lo escribo en los labios del recuerdo.



Sigues en mi memoria viviendo los instantes
que tejieron el despertar de las caricias ciegas
y el primer verso encendido
 que buscaba tus manos

y por el que sufro cada vez que te retengo 
en la mirada constante,
cada vez que lo escribo en los labios que persisten
en las palabras precisas que cubrieran el espacio 
de las flores que no mueren en el recuerdo.

***


Sigues en mis  anhelos cruzando la nostalgia
y en el dolor enciendes

un poema en tu aliento, con la memoria perdida 
de la sombra de los pájaros 
que inundaron la marea cambiante de las pateras 
y no pudieron enterrar 
tu mirada en los brazos del viento,
tu palabra en el olvido, tus velas en las cenizas de un poeta.

Sigues en mi interior persiguiendo aquel destello
que buscara tu ojos, 
viajara en tu camisa, latiera en tu sangre,
y brotara en mis hojas sin poder derramarlo en tu cintura
edificando notas esparcidas 
en  retratos demacrados y amarillos
que no encontraron abrigo en la memoria  de la calle. 

Todavía me duele 
el rumor de los trenes que partieron
de tu aliento vibrando sobre los arlequines
del canto del alero y las figuras
que acumulan la huella
de las hojas  pisadas de un poema sin firma,
la palabra de los puentes que sufría en las alturas
mientras volvía a los senderos 
de las ideas extraviadas
en el tierno frescor de una tarde caída en tus rodillas.


Sigues en mi memoria viviendo los instantes
que tejieron 
el despertar de las caricias ciegas
y el primer verso de amor
 que te buscaba 
y por el que sufro cada vez que te retengo 
en la mirada constante,
cada vez que lo escribo en los labios del recuerdo.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.