martes, 26 de mayo de 2020

Sigues 26 de julio

Sigues en mis  anhelos cruzando la nostalgia
y en el dolor enciendes
un poema en tu aliento con la ternura perdida 
de la sombra de los pájaros 
que inundaron la marea cambiante de las pateras 
y no pudieron enterrar 
tu mirada en los brazos de las algas,
tu palabra en el silencio del olvido, 
tus velas en las cenizas de un poeta adolescente.

Sigues en mi interior persiguiendo el destello
que buscara tu ojos en la luna, 
viajara en tu camisa, en tu sangre latiera
y brotara en mis hojas sin poder arrimarlo a tu cintura
edificando notas esparcidas 
en  retratos amarillos y demacrados 
que abrigo no encontraron en la memoria  de los vientos. 


Sigues en mi esperanza viviendo los instantes
que  temblando tejieron el fular de la sonrisa,
el despertar obstinado de las caricias ciegas,
y el primer canto de amor
 que te buscaba 
y por el que sufro cada vez que te retengo 
en la mirada constante y sensitiva,
cada vez que lo escribo en los labios del recuerdo.

***


Pasa el tiempo  y vuelve tu sonrisa a los espejos
de los troncos
caídos en la estrecha acera de las citas
y vuelven las alas
de la cometa azul que se enreda con la noche
y refleja  la elegancia de tu rostro en la bruma de los mares.

Nadie podrá decirte que no preguntaras
por lo perdido
con el  corazón que latía en los labios del intento
en el balcón donde colgaba el flujo de los geranios.

Nadie podrá negar que cruzaras las nubes solitarias
con tu blusa anudada en la  cintura,
que abrazaras el culto 
de una mirada penetrante en el silencio 
e inundaras con arrojo la lágrima de la rosa perdida
en el interior de los vientos de una derrota inconsolable.


Sigues en mis  anhelos 
con tu vuelo en mi brazos, el candor en las mejillas
y enciendes en mi  mirada  
la sombra cineraria de los héroes marchitos
que no encontraron el canto en mi corazón de viajero.

Sigues en mi memoria moviendo los instantes
con el trago doloroso
del primer verso que buscaba tu mirada y tu libreta, 
sufro ese momento como si fuera tuyo
 y me detengo en tu imagen
cada vez que lo escribo en tus labios todavía.

***


Pasa el tiempo  y vuelve tu sonrisa a los espejos
de los troncos
caídos en la estrecha acera de las citas
y vuelven las alas
de la cometa azul que se enreda con la noche
y refleja  la elegancia de tu rostro en la bruma de los mares.

Nadie podrá decirte que no preguntaras
por lo perdido
con el  corazón que latía en los labios del intento
en el balcón donde colgaba el flujo de los geranios.

Nadie podrá negar que cruzaras las nubes solitarias
con tu blusa anudada en la  cintura,
que abrazaras el culto 
de una mirada penetrante en el silencio 
e inundaras con arrojo la lágrima de la rosa perdida
en el interior de los vientos de una derrota inconsolable.


Sigues en mis  anhelos 
con tu vuelo en mi brazos, el candor en las mejillas
y enciendes en mi  mirada  
la sombra cineraria de los héroes marchitos
que no encontraron el canto en mi corazón de viajero.

Sigues en mi memoria moviendo los instantes
con el trago doloroso
del primer verso que buscaba tu mirada y tu libreta, 
sufro ese momento como si fuera tuyo
 y me detengo en tu imagen
cada vez que lo escribo en tus labios todavía.

***


Pasa el tiempo  y vuelve tu sonrisa a los espejos
de los troncos
caídos en la estrecha acera de las citas
que rompen las alas
de la cometa azul que se enreda con la noche
y refleja  la elegancia de tu rostro en la bruma de los mares.

Nadie podrá decirte que no preguntaste
ansiosa por lo perdido
con el  corazón que latía en los labios del intento,
en el balcón donde colgaba el flujo de los geranios.

Nadie podrá negar que cruzaras las nubes solitarias
con tu blusa anudada en la  cintura,
que abrazaras el culto 
de una mirada penetrante en el silencio 
e inundaras con arrojo la lágrima 
de la rosa perdida
en el interior de los vientos de una derrota inconsolable.


Sigues en mis  anhelos 
con tu vuelo en mis brazos, el candor en la bahía
y enciendes en mi  mirada  
la sombra cineraria de los héroes marchitos
que no encontraron el canto en mi corazón de viajero.

Sigues en mi memoria moviendo los instantes
con el trago doloroso
del primer verso que buscaba tu mirada y tu libreta, 
sufro ese momento como si fuera tuyo
 y me detengo en tu imagen
cada vez que lo escribo en tus labios todavía.


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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.