Siempre arrastré las llagas de tu culpa
y lloré por las cartas que no quise leer,
por las llamadas que no quise escuchar,
por el rechazo
de todo lo que me llegaba de ti en esos días,
pienso en la huella
que me llega de tu rostro en los lunes festivos
y siento la amargura que me llega del silencio.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.