viernes, 29 de mayo de 2020

According to Leonard Cohen


I
Perdí mi camino

Perdí mi camino, no supe amarte,
olvidé invocar tu rostro entre las brumas
del invierno gris
cuando aparecían en tus ojos las galernas
y latieron entonces los corazones prístinos
contra el mundo
mientras fluían las lágrimas
por mi victoria perdida, por tu patético triunfo.

Pero tú aún estás aquí
cuando te canto en el portal
de la mañana y acaricio tu memoria por la noche.

Tú siempre has estado aquí cuando respiro
en tu nombre de espliego cincelado
y te siento detrás de una ventana sin cortinas.

El mundo acaba olvidándolo todo
y nosotros nos escondemos ante sus garras
y nuestros corazones se convierten
en  un torbellino de angustiosas direcciones,
pero tu nombre unifica el interior de los recuerdos,
y el mundo se levanta en su lugar
para quererte 
como si fueras mía porque te miras en mis espejos.

Bienaventurado el que espera
en las entrañas más entrañables del anhelo
que regresen los transeúntes de nuestra vida.. 

II
Sacerdotes

¿Quién te cantará
un poema de amor
cuando al fin yo sea
el señor de tu cuerpo,
de tu pequeño templo
en medio de la cruz
que todos los profetas
hayan ya profanado?

III
Marianne

Pero me emocioné sinceramente,
de una manera antigua que se me hizo extraña,
cuando advertí en sus ojos
que eras tú quien reías y llorabas, y llorabas
como si volvieras
a otros escenarios del recuerdo y arrancaras
a Marianne de la suave marea que aún mece
su isla…           para decirle adiós riendo entre lágrimas.







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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.