sábado, 23 de mayo de 2020

Costana de Ribalta - 2 de septiembre

1

Llega un rumor
de silencio que se abraza a tu figura
cuando pasa el último autobús de la frontera
 y sostengo 
en la memoria el misterio del olivo silvestre
que inunda tu mirada
en un espejo de coche asustado que se adentra en la Piedra 
y en los muelles que se alejan entre la bruma de un grito
que se hunde en el asfalto.

2

Te amo en este rincón de la ciudad 
que duerme y aprisiona los sueños perdidos 
en los sabores de antaño
que serían distintos sin tu huella en los cristales;
no hablaría de los faros la garganta  
con la huella estridente de su canto en las tejas, 
no hallaríamos las portadas escondidas
en la oquedad cargada por la inercia 
de los lunes cenicientos sin papeles y sin recuerdo, 
te acosaría el alma de una sonrisa 
que no supo esperarte
en la herrumbre que llora la sed de las cancelas
desencajadas en los bosques de ladrillo, 
escritas por la nostalgia 
de tus manos ardientes que sufren en el suelo.

Vago en la quietud atormentada
de los muros encalados
que suben la implacable costana de Ribalta 
y en el temblor errante 
de las luces encalladas que rezan en los umbrales
de la última puerta que se abre en el olvido, 
en ese momento que has llenado de estrellas furtivas
como un pierrot desmaquillado
que se abraza a la cola que tiembla en otra luna.

Quiero encontrar tu destello en la noche del índigo,
ser un desconocido en la mente 
que hunde su soledad en un canto oscuro
para llevar tu timidez antigua a un rincón de los lienzos
que esbozan un corazón amortajado
en una cometa inocente y desnortada
que nunca llega a alcanzar el lugar alto en donde sueñas,
 aun así te persigo en las agujas sin brújula
que se pierden en el marco del óleo que tú amabas,
te abrazo en el rumor que desgarra el clamor de tu vestido
entre las sombras de los gatos que resisten 
en los colchones y en las sillas 
de la colonia desnuda del taller arrasado.


***   ***   ***


1

Llega un rumor de autobús que se abraza a tu figura
cuando pasa el último silencio de la frontera
 y sostengo en las manos
la memoria y el misterio del olivo silvestre de La Paloma
que inunda tu mirada
en un espejo de coches asustados que se adentran en Alférez
y en los muelles que se alejan entre la bruma de un grito
que se hunde en la negrura del asfalto.

2

Te amo en este rincón de la ciudad 
que duerme y aprisiona los sueños perdidos 
en los sabores de antaño
que serían distintos sin tu huella en los cristales;
no hablaría la garganta de los faros 
con la huella estridente de su canto en las tejas, 
no hallaríamos las portadas escondidas
en la oquedad cargada por la inercia 
de los lunes cenicientos sin papeles y sin recuerdo, 
te acosaría el alma de una sonrisa 
que no supo esperarte
en la herrumbre que llora la sed de las cancelas
desencajadas en los bosques de ladrillo, 
escritas por la nostalgia 
de tus manos ardientes que sufren en el suelo.

3

Vago en la quietud atormentada
de los muros encalados
que suben la implacable costana de Ribalta 
y en el temblor errante 
de las luces encalladas que rezan en los umbrales
de la última puerta que se abre en el olvido, 
en ese momento que has llenado de estrellas furtivas
como un pierrot desmaquillado
que se abraza a la cola que tiembla en otra luna.

Quiero encontrar tu destello en la noche del índigo,
ser un desconocido en la mente 
que hunde su soledad en un canto oscuro
para llevar tu timidez antigua a un rincón de los lienzos
que esbozan un corazón amortajado
en una cometa inocente y desnortada

que nunca llega a alcanzar el lugar alto en donde sueñas,
 aun así te persigo en las agujas sin brújula
que se pierden en el marco del óleo que tú amabas,
te abrazo en el rumor que desgarra el clamor de tu vestido
entre las sombras de los gatos que resisten 
en los colchones y en las sillas 
de la colonia desnuda del taller arrasado.


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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.