Cuando llegue el corazón perdido de la noche
te preguntaré
si queda un beso para que te recuerde,
para saber cómo llamarte
cuando la escena haya concluido
en la oscuridad profunda que se anuda
a los árboles de las aceras
mientras tiembla en los pasillos el alma de los pájaros
que perdieron las notas, la caricia, el vuelo
y las sombras del ayer.
y las sombras del ayer.
Te abrazaré en las aceras de la calle
que escribimos con otro nombre
que escribimos con otro nombre
para llevarte el amor que permanezca
en una ciudad torpe y abandonada,
en una ciudad torpe y abandonada,
para abrir una cortina que muestre un mensaje
en el suelo desierto de una hoja caída.
He arrancado palabras en las esquinas del silencio,
He arrancado palabras en las esquinas del silencio,
he clavado un lamento sobre un recuerdo derruido,
una rosa en la ventana donde la luz se quiebra
en la soledad de las alas que no encontraron la brisa.
He buscado la proclama que procelosa hiere
He buscado la proclama que procelosa hiere
en la frente luminosa de un profeta
cuyo nombre en las horas se ha disuelto,
cuyo nombre en las horas se ha disuelto,
el paso de los amantes solitarios que fuimos
que vuelven a la misma farola
en el brillo tenue de una sentida estrella.
****/*
que vuelven a la misma farola
en el brillo tenue de una sentida estrella.
****/*
Te abrazaré en el silencio de las calles ruinosas
para llevarte el amor de una ciudad torpe y abandonada
y abrir una cortina que deje tu mensaje
en una enredadera
que lleve una caricia sobre el muro derruido de un canto apasionado.
Te escribiré mis deseos en pétalos vencidos
cuando se apague el resplandor de la antigua ventana
y la soledad de los recuerdos en la brisa,
cuando aparezca en tu cuaderno
la proclama que hiere en la frente de un profeta,
el paso de los amantes
que envuelve la canción de las farolas
y acoge en un discurso las alas de los vuelos,
una mirada oscura que me busca en los tejados,
un llanto de guitarra.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.