Sigues en mis anhelos cruzando la nostalgia
y en el dolor marchitas
y en el dolor marchitas
un poema en tus manos, con la memoria perdida
de los pájaros de la sombra que inundaron las mareas
adentrándose en las algas
pero no pudieron enterrar tu mirada en el viento,
tu palabra en el olvido, tus velas en las cenizas de la noche.
Sigues en mi interior persiguiendo aquel verso
que buscara tu ojos en un rubor de luna,
viajara en tu camisa, latiera en tu sangre
y brotara en mis manos sin poder detenerlo
edificando notas esparcidas
en retratos gastados
que no encontraron abrigo en los vestigios sombríos de la calle.
Todavía me duele el rumor de los trenes que partieron,
de tu aliento vibrando sobre los arlequines
del canto del alero
que acumula la huella
de las hojas pisadas de un poema sin firma,
la palabra de los puentes que sufría en las alturas
mientras volvía a los senderos
de las ideas extraviadas
en el tierno frescor de una tarde caída.
de los pájaros de la sombra que inundaron las mareas
adentrándose en las algas
pero no pudieron enterrar tu mirada en el viento,
tu palabra en el olvido, tus velas en las cenizas de la noche.
Sigues en mi interior persiguiendo aquel verso
que buscara tu ojos en un rubor de luna,
viajara en tu camisa, latiera en tu sangre
y brotara en mis manos sin poder detenerlo
edificando notas esparcidas
en retratos gastados
que no encontraron abrigo en los vestigios sombríos de la calle.
Todavía me duele el rumor de los trenes que partieron,
de tu aliento vibrando sobre los arlequines
del canto del alero
que acumula la huella
de las hojas pisadas de un poema sin firma,
la palabra de los puentes que sufría en las alturas
mientras volvía a los senderos
de las ideas extraviadas
en el tierno frescor de una tarde caída.
Sigues en mi memoria viviendo los instantes
que tejieron el despertar de las caricias ciegas
y el primer verso encendido
que buscaba tus manos
que buscaba tus manos
y por el que sufro cada vez que te retengo
en la mirada constante,
en la mirada constante,
cada vez que lo escribo en los labios que persisten
en las palabras precisas que cubrieran el espacio
de los naves que siguen persiguiendo tus islas
de las rosas que aún florecen en el recuerdo.
en las palabras precisas que cubrieran el espacio
de los naves que siguen persiguiendo tus islas
de las rosas que aún florecen en el recuerdo.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.