Estoy segura de que ya nada ahogará mi rima,
durante años he llevado el silencio en la garganta
como una deuda de sacrificio,
pero ha llegado el momento de cantarle
al pasado una elegía.
(Alda Merini)
1
La ciudad se ha ido alejando de la que conocimos,
las calles no tienen el mismo olor,
no quedan vidrieras en las que mirarnos,
caminamos entre las cenizas
que no saben levantar el recuerdo
que no saben levantar el recuerdo
entre árboles extraños que no hallan sus raíces
en las sombras añoradas de los geranios blancos,
y dejamos las hojas en unas cristaleras
que acarician el antiguo resplandor
de tu huella sobre los adoquines.
Unos besos que se ocultan en las ramas de los tilos
me recuerdan
que los amantes se fueron, que la tristeza se arrima en unas alas rotas
cuyo pesar se refleja en la mirada del canto
que no encuentra los labios que vuelvan con las mismas canciones,
con las escaleras que escriban una palabra
de amor en un poema de resentimiento.
2
No sé si volveré desde esta tristeza
a mirar los lugares que frecuentabas,
si podré escribir una palabra sobre tu huella
ahora que no te reconozco,
pensar en ti y que el dolor no se apodere de mi alma.
,
Estoy perdido en una nube que no sueña
como un espejo sin luna,
como unos ojos que no pueden ver la aurora,
un candelabro sin luz en un pasillo sin ventanas.
Porque la ciudad se ha ido alejando de la nuestra,
las calles ya no tienen el mismo nombre,
apenas quedan ventanas,
caminamos entre las cenizas del pensamiento,
entre árboles extraños que no tienen raíces,
entre los pétalos de los claveles del pasado,
y unos escaparates que rumian el antiguo resplandor
del sueño de los poetas que navegan a la deriva
me recuerdan
que dejaron tu nombre en mi memoria
y unos versos caídos en la noche
que me entrega la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no encuentra tus labios.
11 de junio de 2019
11 de junio de 2019
10
Estoy segura de que ya nada ahogará mi rima,
durante años he llevado el silencio en la garganta
como una deuda de sacrificio,
pero ha llegado el momento de cantarle
al pasado una elegía.
(Alda Merini)
1
La ciudad se ha ido alejando de la que conocimos,
las calles no parecen tener el mismo color,
apenas quedan ventanas en las que mirarnos,
caminamos entre las cenizas de un pensamiento
que no llegamos nunca a poseer,
que no llegamos nunca a poseer,
entre árboles extraños que perdieron sus raíces
y ya no distinguen
y ya no distinguen
las sombras de los geranios blancos
en los escaparates que acarician el antiguo resplandor
de tu huella sobre los adoquines.
Unos besos que se ocultan en las ramas de la noche
me recuerdan
que los pájaros se fueron, la soledad se arrima en unas alas
cuya tristeza se refleja en la mirada del canto
que no encuentra mis labios que no vuelve a los puertos
y aún puede escribir una palabra de amor
en un poema de resentimiento.
2
No sé si volveré desde esta tristeza
a mirar los lugares que frecuentabas,
si podré escribir sobre tu huella
ahora que no te conozco,
pensar en ti y que el dolor no se apodere de mi rostro,
estoy perdido en una nube que no sueña
como un espejo sin luna,
como unos ojos que no pueden ver la aurora,
un candelabro sin luz en un pasillo sin ventanas.
Porque la ciudad se ha ido alejando de la nuestra,
las calles ya no tienen el mismo nombre,
apenas quedan ventanas,
caminamos entre las cenizas
que no levantan los recuerdos,
que no levantan los recuerdos,
entre árboles extraños que perdieron las raíces,
entre los pétalos de los claveles del pasado
y unos escaparates que rumian el antiguo resplandor
del sueño de los poetas.
de tu huella sobre los adoquines,
y unos versos caídos en la noche
me recuerdan la soledad del mundo cuando no estás,
la tristeza de una sonrisa que no encuentra tus labios.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.