martes, 26 de mayo de 2020

Vía Crucis

He prendido una herida que recuerda tu nombre en la playa,
he bajado a las arenas y oigo el rumor del muro
en la rendija donde anidan los vencejos
y el clamor de tu paso alborota el agua que golpea en las rocas
y penetra en el muelle que solo conserva una hilera 
tormentosa que muestra la fragilidad de su costado.

Vuelvo a un poema perdido en la arena que llega de otro tiempo,
al campanario que no volvió a volar, al Vía Crucis
que impregnaba el dolor de cada derrumbe
y te llevaba las espinas de cada pensamiento  
cuando vivir era un pecado,
un cilicio aferrado a la ceniza posada en tu frente,
el estigma de un amor que nunca abandonó el temblor de tu pecho.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.