viernes, 2 de junio de 2017

Phil Ochs, la voz prístina y pura de la izquierda estadounidense.

Hay que buscar la verdad aunque muchas veces corramos el riesgo de encontrarla.

A Juan Carlos González.

Phil Ochs era la voz más hermosa de la izquierda radical americana, no mató a nadie, disparaba a las conciencias con su guitarra, hería a la clase media aburguesada con las alas de su verso exquisito y elegante incluso en los temas más desgarrados.


No conocía su “Canción de la Guerra Civil española”, la he leído un par de veces y puede que no aporte nada especial al repertorio del gran cantante, no analiza el conflicto español con el pensamiento sino que se deja llevar por los clichés y la generosidad de sus sentimientos. Parece ser cierto que los crímenes nacionalistas triplicaron a los del bando alineado con la República durante la guerra, como es cierto que ésta nunca estuvo de acuerdo con los métodos expeditivos de quellos que fusilaban en su nombre y eso no solía ser así entre los militares, sobre todo los africanistas, del bando nacional y su culto indisimulado a la destrucción y a la muerte. Pero algunos integrantes del oprimido campesinado español y del mundo obrero alentados por las opciones políticas más extremistas optaron por dejar fluir la sed de venganza de una forma similar con la que Pasternak nos ilustra la de los siervos resentidos de la Santa Rusia después de la Revolución.

Para ver al mejor Phil Ochs hay que acercarse a lo que le tocaba de cerca y le hacía expresarse en el campo poético que considero más dificultoso, en el que con frecuencia se cae en el panfleto irreflexivo y vehemente; el social, así de memoria cito "En su mano un anillo de oro" donde denuncia con amargura un atentado racista en una iglesia metodista; una de las víctimas solo pudo ser reconocida por el anillo que llevaba en un dedo y "Un círculo cerrado de amigos" donde critica la deshumanización de la gran ciudad; en Nueva York una mujer fue violada y apuñalada durante un buen número de minutos hasta morir mientras algunos vecinos miraban por la ventana; sus gritos de agonía, probablemente, impedían que pudieran escuchar la televisión.

4 comentarios:

  1. Me ha parecido impresionante el relato de este cantautor, que casi dan ganas de llorar de rabia o dar un fuerte golpe en la mesa. Más bien,como tú describes con verdadera maestría,era golpear directamente a las conciencias norteamericanas e incluso a las del mundo entero. Me ha emocionado el poema con ese tono de sincera dignidad, pausado y bonito. Pero eso sí, dándole donde más duele a los que miran para otro lado. Te agradezco de todo corazón la dedicatoria y el hacerme descubrir artistas de esta raza que parece que se extingue. Un fuerte abrazo amigo Francisco y gracias nuevamente.

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  2. Sé que el tiempo está a favor de Phil Ochs, que será una referncia obligada para comprender al Imperio más contradictorio que ha existido, cantará la gente el himno oficioso en contra de la Guerra del Viet Nam (Ya no desfilo más,) el que surge delicadamente y se posa sobre la cabeza de los oprimidos (Por fortuna para nosotros) y el de los hippies, él que nunca ejerció como tal, ya que éstos soñaban con los ojos cerrados y él con el corazón abierto, Cambios. Olvidarán a muchos que hoy todos tenemos en la boca, pero no podrán prescindir del trovador que tenía un sueño pero nunca le volvió la cara a la realidad.

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  3. Que acertado Francisco. Imperio contradictorio dónde los hippies soñaban con los ojos cerrados y él con el corazón abierto o como también se dice "A tumba abierta" supongo que era un espejo de realidad en el que nadie se quería mirar

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  4. De haber sido él no me hubiera preocupado por no lograr reconocimiento, no se debía a la falta de calidad de sus canciones, era por unas ideas que creía irrenunciables.

    Bob Dylan, que admiraba a Phil Ochs como cantante y como poeta, podría haberle echado una mano ya que habían sido amigos y compartido cafés y canciones en Greenwich Village, dado que la falta de repercusión de su obra le provocaba a Phil estados depresivos que le hundían en la melancolía y el alcohol, pero le puso una cruz en 1965 y no quiso saber más de él. Como ya te dije, no contestó siquiera las cartas de los familiares de Phil pidiéndole que que participara en un concierto que organizaron en su memoria...

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.