Vivamos, Lesbia mía, por lo tanto amemos.
(Catulo)
Clodia
Dejemos a los poderosos que mueran viviendo, Laura, no hablemos a quienes
no nos escucharían pensando que no tenemos el mismo derecho que ellos a hablar,
no juzguemos con severidad a quienes se
han equivocado, no ciñamos los laureles en la cabeza de los modestos que fingen
que sienten algo que demuestran no conocer cuando se pone en duda su
magisterio.
Nosotros que supimos algún día de amor y de la consagración del arte como un reflejo de la divinidad creada por el hombre, debemos vivir muriendo en este mismo instante que la vida nos contempla y Saturno nos persigue por delante con la sonrisa cínica de quien sabe que nunca podremos alcanzarle.
Nosotros que supimos algún día de amor y de la consagración del arte como un reflejo de la divinidad creada por el hombre, debemos vivir muriendo en este mismo instante que la vida nos contempla y Saturno nos persigue por delante con la sonrisa cínica de quien sabe que nunca podremos alcanzarle.
El amor es el bien más deseado para
los hombres justos, aquellos que tratan con piedad a esos cuyo objetivo más
importante en la vida es acumular riquezas y poder, para aquellos que tienden
una mano a los que entristecen porque yerran ya que equivocarse es una
parte esencial en el destino del hombre y una consecuencia inexorable de su
deseo desesperado de libertad.
Ya sabemos que es verdaderamente hermoso que una persona que sonríe a Dios diga que éste es simplemente amor, pero es maravilloso y reconcilia con el hombre que esa sonrisa salga de los labios de una persona que ha perdido la fe en una de las encrucijadas de la vida, quien sonríe al amor porque piensa que es inmortal y necesario aunque sea perecedero.
Ya sabemos que es verdaderamente hermoso que una persona que sonríe a Dios diga que éste es simplemente amor, pero es maravilloso y reconcilia con el hombre que esa sonrisa salga de los labios de una persona que ha perdido la fe en una de las encrucijadas de la vida, quien sonríe al amor porque piensa que es inmortal y necesario aunque sea perecedero.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.