¿Recuerdas
tú,
niña
de las sentencias y los abrazos,
cuando
desde las nubes descendía
el
glamour de su melena rubia,
y
la certeza de que ya nada esperaba
del
amor que sonreía,
en
Florida, en blanco y negro,
mientras
la depresión acechaba en los estanques
y
su alma rebelde había entrado en un río sin retorno?
como
si se hubiera dormido para siempre
y
su olvido descansara
sin
la redención de un beso robado
y,
con los ojos cerrados, rezara
una oración
por
todos los tristes que vagan por el mundo.
Desde
entonces las estrellas se apagan un poco antes
y
el reloj alarga su sombra para alcanzar sus latidos
en
el azul oscuro de la noche
en esa isla
tan sola por la que siente miedo
... ... ...
y ya no me conoce aunque hable con ella.
... ... ...
y ya no me conoce aunque hable con ella.
(Septiembre de 2012)
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.