lunes, 12 de junio de 2017

Carta a una desconocida




 Soy de izquierdas, siempre lo he sido, supongo que cuando tomé cierta conciencia política en los años de la Transición reaccioné como Aureliano Buendía cuando llegó a la conclusión de que los de derechas hacían más trampas, siempre he tenido un gran interés en decirlo porque pensaba que así me protegía en una ciudad con un poso de gloria reaccionaria y una admiración ridícula hacia las celebraciones y los cantos castrenses. Voté a Podemos en las primeras elecciones que se presentaron y escribí varios artículos intentando explicar las razones por las que lo había hecho sin ocultar mi entusiasmo casi adolescente hacia una opción diferente a nuestro bipartidismo corrupto y empantanado en el marasmo ante el que Antonio Machado clamara sin ninguna respuesta ni en su tiempo ni en el nuestro que, cada vez, estoy más convencido de que es el mismo. Aparte de esto observo que tienen más pronunciamientos de cara a los espejos que intentando reflejar la realidad, que se centran en la estética exterior y dejan que se estructuren aleatoriamente los mecanismos que deben regir el funcionamiento de los órganos internos. 

Mi motivo principal para sentirme cansado y desencantado con Podemos tiene que ver con su postura en la crisis amarga e incomprensible  que pasamos en España con los nacionalismos periféricos y, permíteme esta licencia, xenófobos, el resto de los españoles para la mentalidad de los más radicales no solo nos convertimos en extranjeros sino en hombres y mujeres con menos categoría; estuvimos tanto tiempo juntos que hasta llegamos a amarnos en el crepúsculo de los dioses que morían porque sufríamos la estulticia faraónica de los mismos gobiernos. Otro motivo que me atañe en la profundidad de los sentimientos es la postura entreguista que nunca han llegado a desmentir con convicción hacia tu ciudad y la mía. Esta última cuestión bastaría para mostrarme en contra de ellos aunque su programa me pareciera muy bueno que no es el caso.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.