Sidney Keyes (1922 -1943) murió durante una incursión en
la guerra de trincheras en Túnez poco antes de cumplir veintiún años. Su poema
Poeta de guerra (War Poet) pasa por ser uno de los grandes poemas que se han
escrito en esas circunstancias extremas, en él, a pesar de la tradición militar
de su familia, el poeta hace un hermoso canto en contra de la sinrazón de la
guerra y en unos pocos versos nos presenta la crudeza de ésta; la búsqueda de
destruir al enemigo y todo lo hermoso que éste pueda poseer. Su llamada
desesperada, evocando aquello que significa humanidad, describiendo los
terribles actos que se consideran normales durante un conflicto bélico, en los
cuales el hombre se empeña en arrasarlo todo, empezando por lo más importante;
la vida, nos sitúa a esta especie de testamento poético, lo escribió poco antes
de su muerte, como una llamada a la paz de hondo calado y una advertencia
severa a aquellos que se niegan en no ver en la guerra el desconocimiento
absoluto de lo que significa la palabra civilización.
I
Poeta de guerra
Yo soy el hombre que buscaba la paz y encontró
en sus ojos alambradas.
Soy el hombre que buscaba las palabras y encontró
una flecha en su mano,
el constructor cuyos recios muros están circundados
por arenas movedizas.
Cuando enferme o enloquezca
no os burléis de mí, ni encadenadme:
no me derribéis
cuando marche junto al viento:
aunque mi rostro sea un libro quemado
y una villa devastada.
(Traducción
Francisco Enrique León)
Añado la traducción que Mariano Manent hizo de
este otro poema dividido en dos partes, no conozco el original, pero lo que leo
me parece magnífico y pienso que el traductor también tiene una importante parte
de culpa en ello.
II
Dos oficios de un centinela
1
Oficio del mediodía
En la linde de un campo, donde el grillo sus élitros
frágiles roza, en medio de la hierba amarilla,
me detengo a escuchar el mar, cernido siempre
por los dedos graníticos del cabo.
En este mediodía del estío implacable
pienso en los que su boca parlera tienen muda
y en los acurrucados en una tumba angosta.
Lloro a los que los ojos tienen llenos de arena.
2
Oficio de medianoche
Los que a todo momento se ofrendaron
hasta ser dulce el tiempo, como amante saciado;
donceles de pie raudo, viejos de agudos ojos
-son libertad sus rutas, constantes sus estrellas –
me acompañan si miro esta ciudad vacía
Me enamora esta extraña rudeza de los vivos.
Me enamoran los ritmos de los miembros ya muertos.
Me enamoran aquellos que ya entraron
en la noche que huele a pétalos y a polvo.
(Traducción; Mariano Manent)
Desconozco las causas
concretas, pero "Oficio de medianoche" me fascina más cuanto más lo leo, ya sé que es una
traducción, que no tiene una métrica regular, que no pude saber con certeza
quien hay detrás de Mariano Manent y que aquellos que amamos la paz siempre
hemos caído en las garras de la belleza mórbida de aquellos poemas que se
mueven en los horrores de la guerra.
He
leído, H, con detenimiento algo de lo poco que escribió Sidney Keyes,
aunque con un mérito innegable te diría que nada que ver con Rimbaud, pero
sería injusto considerarlo un poeta de un solo poema. Guardo, escrito a mano y
sin indicar el autor, otro poema que rivaliza con éste en profundidad y
capacidad para desmontar el mito de la guerra. Siempre lo atribuí a Keyes, al
parecer puede no ser así, y no creas que no he intentado llegar hasta ese poeta
desconocido.
En los momentos más crudos de la Guerra del Vietnam era demasiado
tierno, no se había despertado mi espíritu crítico y con un candor estúpido y
un etnocentrismo asumido, éste y otros conflictos los veía como periféricos,
no sabía darles la importancia que tenían, la última guerra era la que acabó en
el 45, la que había dicho nunca más, la que acabaría llevando a la unidad
europea y a reconciliar a Europa con el resto del mundo. Años después, el conflicto
de los Balcanes, me abriría los ojos; todos los muertos cuentan, es fácil
alentar el odio hacia todo aquel que es distinto, hay demasiada gente que sigue
creyendo en la guerra y mucha más que siempre mira hacia otro lado cuando
aquéllas imponen sus criterios de destrucción regenerativa. Es curiosa la
estampa que nos pinta Emir Kusturica en "Papá está en viaje de
negocios", esa misma gente que se acabaría matando entre ellos sin
límites, en cuanto a crueldad y bajeza, cuando tenían un opresor único e
identificado se trataban con complicidad y respeto y eran frecuentes los actos
de solidaridad entre ellos ante la miseria material y la carencia de libertades
en las que se desenvolvían.
Me ha parecido todo un acierto la traducción de este Poeta de Guerra y cómo has sabido manejarte en los últimos versos me ha parecido una gran opción. Mi enhorabuena.
ResponderEliminarSin desmerecer en absoluto al Oficio de Mediodía, me sigue deslumbrado el Oficio de medianoche.
Le doy un gran valor a estos poemas escritos dentro del fracaso del ser humano,podrían caer en una efectista forma descriptiva pero al poeta no le sirve eso de nada, prescinde de eso para hacerlo desde su propia conciencia. De esta forma, estas obras se pueden extrapolar perfectamente a muchas otras formas de guerra que existen en estos tiempos. Yo las veía en las películas norteamericanas y en los telediarios con un distanciamiento y una falta de sensibilidad que ahora me provoca vergüenza.
Deberíamos ser centinelas de nuestras conciencias, es lo que aprendo de estos poemas y de este documento imprescindible que nos aportas.
Gracias, Francisco.
https://youtu.be/PS3-lyqCl80?si=E7fJy-U0lkHi-YyS
EliminarEscuchemos el aliento de una canción pacifista que estremece, Juan Carlos, mientras Netanyahu se hunde en el sueño de la venganza del crimen ignominioso de Hamás, mientras Ucrania sueña que la mejor defensa es un buen ataque.