Este corto poema lo leí hace muchos años en una Antología de Poesía Universal que perdí y no he vuelto a encontrar pero que dejó versos inolvidables en mi memoria que nunca he sabido cómo olvidar o abandonarlos para siempre. Por suerte ha aparecido escrito en una de mis libretas, y sigo viéndolo con un encanto y una pureza difícil de describir, creo que es un ejemplo válido de algunos de los valores que la poesía comparte con la música; no tiene tiempo ni lugar, no hay barrera posible cuando aparece el sentimiento. El poema es atribuido a una "Princesa africana", creo que así venía a pie del poema, que se supone que, cronológicamente, debe pertenecer al período del devastador colonialismo europeo.
Yo
he cantado muchas canciones
y
después lloré lágrimas amargas.
Pronto
vendrá la muerte con su olvido,
allí
veo su barca acercándose a la orilla,
tan
sólo quedará un surco en el agua
de
mí que he cantado tantas canciones.
Desconozco quien hizo la traducción, intento con los medios que tengo que, a veces no son muchos, ofrecer traducciones o adaptaciones propias. Si alguien supiera el nombre del traductor me parecería oportuno añadirlo a la entrada.
2 de febrero de 2012
La tristeza del poema es evidente,al igual que su belleza.No me extraña que no lo hayas olvidado con los años.
ResponderEliminarLa grandeza de la poesía radica en que es universal y está por encima de clases sociales o creencias religiosas.
Un placer Enrique.
Lo bueno en tí, Jerónimo, es que transmites tus ideas, y te auda a ello el equilibrio y un juicio sopesado, ya sea en tus poemas, ya en tus comentarios, y éstas siempre nos llevan a un hombre libre y solidario. Es muy interesante que indaguemos en todos los pueblos de la Tierra.
ResponderEliminarNo cometería el error de considerar una manifestación artística por encima de otra, pero tengo claro que a mí, particularmente, la música y la poesía, a pesar de que algunos consideren que el idioma es un abismo insalvable, me llegan de una forma especial cuando se trata de expresar sentimientos.
Expresar sentimientos para compartirlos.
ResponderEliminarParece claro que al buen escritor se le atribuye la capacidad de acceder a las emociones ajenas a través de sus formas 'clave', aquellas que son universales.
Y en este caso, tu princesa africana es universal.
Es curioso que hayamos coincidido en el tema de lo último publicado en nuestros blogs.
Gracias, Susi, en estos días que me pregunto sobre la poesía que escribo, intento reivindicar la poesía que siempre me ha gustado, saber que se puede admirar a un poeta por un puñado de versos, que el canto y la muerte están presente en todos los seres humanos, no hay pueblo que no tenga un poeta, un bardo, un trovador. Encontré otro poema enigmático y profundo de Sidney Keyes ambientado en la guerra. No lo he colgado en el blog porque no estoy seguro de su autoría (Internet no lo resuelve todo) pero que intentaré hacértelo llegar con estas reservas. Lo haya escrito quien sea, te aseguro que es un buen poema.
ResponderEliminar¡Qué importantes son esos cuadernos que atesoran poemas de otros y que ya son nuestros! Este yo también lo habría transcrito en mi cuaderno.
ResponderEliminarTú sigue cantando, Enrique. Te guardaré en mi cuaderno.
Un abrazo.
Soy de aquellos que piensan que un hombre se mide por los amigos que tiene, ha podido tener y, sobre todo por los que perdió sin haberlos tenido, Fanny, de igual forma pienso que un poeta encuentra una importante medida para su obra en los poemas que conserva y relee de otros con una regularidad que establece el azar o el recuerdo permanente de la primera vez que los leyó. Pero es complicado en este último caso que redunde siempre en la calidad de lo que escribe, conozco casos de personas con un gusto delicado, profundo y un gran acierto en la elección de sus poemas preferidos que no supieron reflejar en su obra el manantial en el que habían bebido, me gustaría que no me pusieran como ejemplo de ello algún día, si fuera así no me tendrían que olvidar ya que no he sido nunca recordado.
EliminarGracias, Fanny, sigo pensando que eres un encanto, además me concedes una gran ventaja; siempre me dejas expresarme en mi terreno, normalmente siempre juego de visitante.