Ahora con estos años y con este silencio
y con este pesar,
no sé como volverme, como entregar las flores
que cuidó mi arrogancia en este puerto ingrato,
lleno de indiferencia,
su cobardía ha hecho que dos buenas personas
no se quieran hablar,
que pasen, no se miren.
No se escucha el flamenco profundo del quejío
en la noche vacía sin Billie Holiday,
te esperaré en el alba, reina de la tristeza,
en el muro que para el mar, las emociones.
Cuando caigan los grajos y alienten los suspiros,
te esperaré sabiendo que no regresarás;
como un amor sin pulso vives en las palabras
que no dijiste nunca y, acaso, no recuerdas.
Esta claro, Ramón que fallo en algo en el objetivo de hacer un poema atractivo. Antes me preocupaba, ahora no, ni siquiera escucho a quien me aconseja. Sospecho que los motivos, si los hay, no congenian bien con el corazón.
No sé si volveré a sentir la emoción con una canción como cuando Billie Holiday cantaba, creo que no hay palabras que puedan definir mejor la amargura, se nos perdió en los torbellinos de la vida, pero nos dejó un rincón en el que podemos encontrarla. La esperé aquella noche, pero pasó de largo, ocupada como estaba en satisfacer al hombre que la maltrataba y en entregarse al polvo blanco que acabaría con su vida.
(27 de septiembre de 2014)
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.