domingo, 8 de enero de 2023

Serrat, un poeta de luz en la España gris del Tardofranquismo

 

1


Joan Manuel Serrat - El carrusel del Furo
 



Siempre tuve una especial predilección por "Para piel de Manzana", quizás no sea el disco de Serrat que más me guste, creo que me decantaría por su antológico homenaje a Antonio Machado, pero no puedo olvidar que fue el primer trabajo de Serrat del que tuve un consciencia plena de su aparición, del que fui desgranando una perspectiva propia a medida que escuchaba unas creaciones que apenas unos meses antes no existían y que ya no tendrían otro recuerdo que verme paseando por la Plaza de África llevando en la cabeza un destello de amor, las palabras de un profeta urbano que intentaba conciliar los edificios con la herida de los vientos. Hay un placer difícil de definir en saberse uno partícipe de un estreno a diario mientras esperas que la vida cambie y que vuelvan las rosas aunque tengan espinas, de saber que conservará siempre prendido en la memoria ese tiempo en el que aprendimos a vivir y estará acompañado por unas melodías, por unos versos entrecortados para adaptarse a una música.

No hace mucho supe los problemas de producción y promoción que tuvo este excelente disco a causa del exilio mexicano de Serrat en los últimos estertores de una dictadura odiosa, como suelen serlo todas sin distinguir las sombras ideológicas en las que se sustentan y justifican el disparate de perderse en un único camino. Para mí no tiene una sola canción que pueda considerarse de relleno y tiene obras maestras de difícil catalogación, dando muestras de una diversidad que refleja el fulgor que le alumbraba en esos días; desde el carpe diem para una muchacha de barrio obrero de "Piel de Manzana", hasta el recuerdo borroso del bravo abuelo aragonés en "El Carrusel del Furo" o esa rumba enérgica, pesimista y contagiosa que dedica al currante charnego de "Caminito de la obra". A Ernesto Cardenal le hace un gran honor al musicar magistralmente su Epitafio para Joaquín Pasos. Dejamos para el final La casita blanca, ahí trata el tema de la prostitución como hiciera antes en la tierna y emocionante "La primera", pero no cuenta con su participación en primera persona, lo hace como el mero espectador de un cuadro típico; un prostíbulo que se sirve de mil argucias para salir adelante y, ya se sabe, a todo le llega su fin. Quizás porque fue la primera canción que escuché de este disco a través de un programa de imborrable recuerdo de la frecuencia modulada de Algeciras, le tengo un cariño especial, no me importa que, quizás, tenga un ritmo excesivamente lento o que raramente su autor la haya recreado en sus conciertos, es una de las joyas de Serrat que quedó en un cajón olvidado, pero, con el paso del tiempo, aquellos que la escuchamos comprobamos que no ha perdido el resplandor ni la vigencia; siguen abundando los maridos descontentos que echan mano de las putas en su frustración.

"Para piel de manzana" carece de la comercialidad gratificante y extraña, en este tipo de música, de Mediterráneo pero presenta menos fisuras si cabe, como ya he dicho, todas sus canciones tienen algo que decir, algo por lo que pueden llamar nuestra atención y nos entrega el corazón de un muchacho apasionado implicado con la vida , referencia obligada de un país que deseaba dejar atrás un tiempo oscuro y triste que él supo alumbrar con sus canciones y su sonrisa.


2


Miguel Hernández - Serrat - Umbrío por la pena casi bruno
 
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.



Alguna vez leí en alguna parte que una publicación argentina especializada en música popular había hecho una lista con los mejores álbumes cantados en castellano y había colocado en primer lugar el de Serrat dedicado a Miguel Hernández. No puedo sino aplaudirles a los que hicieron la elección por el buen gusto que tuvieron y pienso que hay demasiadas razones por las que mucha gente deba opinar así, a pesar de que me guste más el de Antonio Machado del propio Joan Manuel y Mujeres de Silvio Rodríguez. Serrat en su mejor momento, rodeado de colaboradores excepcionales que se escondían en un inmerecido anonimato, la elección de poemas imprescindibles y otros que, no siéndolo, cobran en su voz y en su entrega apasionada esa calidad.

Tenemos la suerte de contar con un hombre que nació para ponerle música a la poesía e interpretarla, se llama Paco Ibáñez, pero Serrat en los dos discos que he mencionado nos hizo alcanzar unas cumbres de las que aún no nos hemos bajado.

26/11/2014


Volviendo al tema de los sonetos de Miguel Hernández, es cierto que, en sus ansias innovadoras, ya se había relacionado con los poetas los poetas del 27 y conocido sus destellos vanguardistas, no siempre está afortunado, pero, de la misma forma que cuando analizamos un disco solemos juzgarlo por el número de obras maestras que contiene y por los intentos que sin llegar a buen fin nos sugieren que estaban en el buen camino, pongamos el Álbum blanco de los Beatles como ejemplo, para mí "El rayo que no cesa" es una obra imprescindible porque, aparte de la celebradísima "Elegía a Ramón Sijé" tiene algunos de los mejores sonetos que se hayan escrito en nuestra lengua; "Como el toro he nacido para el luto", "Umbrío por la pena casi bruno", "Tengo estos huesos hechos a las penas".

17/01/2013


Francisco Enrique León27 de noviembre de 2014, 0:09

Desconozco, Fanny, como ha podido ocurrir pero se ha borrado tu comentario (debería haber hablado en primera persona). Me fastidia mucho, más aún que cuando leo algunas cosas que dije y pienso que no debería haber dicho aunque me resista a borrarlo. Ha debido ser una más de mis torpezas. Lo leí anoche y por lo que recuerdo me dabas pie a que insistiera en un tema que me es especialmente querido, si lo has conservado me gustaría que lo volvieras a colgar. Ya dije que me gusta más el disco de Antonio Machado que el de Miguel Hernández, pero encuentro muy respetable la opinión de aquellos que piensan lo contrario y sé que tienen argumentos sólidos para defenderlo, cuando lo escuché por primera vez, puedo estar hablando de 1975, me quedé prendado en primer lugar por la canción que lo abre "Menos tu vientre", entré de lleno en la tragedia y la impotencia del poeta con "Las nanas de la cebolla" y tuve una relación extraña y obsesiva con "La canción última", aún recuerdo en un cuarto oscuro en la casa de mis padres dándole para atrás a la cinta del radiocassette para volver a escucharla una vez había terminado. Pintada. no vacía, pintada está mi casa.


3

La primera estrofa en una canción de Serrat.
Francament
m'hagués agradat molt més
que hagués estat primavera
i que la primera
fóra aquella nina rossa,
prima i pigarda
que cada tarda
pujava amb mi al tramvia
quan el jorn s'endormia.
 


Francamente
me habría gustado más
que hubiera sido en primavera
y que la primera
fuera aquella niña
pecosa y delgada
que cada tarde
subía conmigo al tranvía
cuando el día se dormía.

Desde que lo encontré en 1971 con Mediterráneo y lo perdí en 1976 con "Para piel de manzana" un disco casi tan bueno como aquél pero olvidado hasta por muchos de sus incondicionales, tuve a Joan Manuel Serrat como una de mis referencias como cantante y también como poeta. Me gustaba tanto que no tuve ningún problema en comprar o pedir que me grabaran algunos álbumes suyos, no le di mucha importancia a que algunos de ellos fueran en catalán. Suelo seguir escuchando a Serrat, viene bien detenerse en lo que dice y como lo dice, comprendo que hubiera mujeres de un barrio humilde como el mío que lo hubieran querido tener como hijo, comprendo que más de una muchacha temblara por él cuando lo viera alejarse con la guitarra al hombro, que pareciera tan cercano, tan abierto con esa sonrisa un tanto pícara y tan tierna que uno hubiera querido tenerlo como compañero en una partida de mus y contertulio en las noches de verano en la puerta adentrándonos en el misterio de una estrella parpadeando en el cielo azul oscuro.

Esta canción pertenece a "Per el meu amic" (Para mi amigo), grabado en 1973, sin duda uno de los mejores discos de Serrat. No me gusta demasiado el tema central de la canción que he elegido para dar fe de ello, ni como lo trata, cuando intentas ser demasiado sincero y dices cosas que van en tu contra nadie te acaba creyendo del todo, pero la música es deliciosa, está empapada por aquella voz que hacía sentir y la primera es una de las estrofas más hermosas que yo recuerde de toda la música española.


Yo he tenido una canción diferente de Serrat para cada momento de mi vida, en éste me emociona una canción de amor tan poco convencional como Helena. Antes, escuché hasta desgastarlas Temps de pluja, Piel de Manazana, Cuando me vaya o En Collioure, con Serrat suele ocurrir lo mismo que con otros grandes, que un tema considerado menor te llegue tanto como para convertirlo en el que prefieres escuchar durante un tiempo al acordarte de él.

Es una suerte, Joaquín, que hayamos podido vivir nuestros primeros años teniendo la música de Serrat como telón de fondo, quizás él hubiera encontrado soluciones para lograr una sola identidad con varias lenguas. Creo que ningún cantante ha sido, y es, tan querido en España como él. Además, nos trajo de una forma magistral y convincente el recuerdo imperecedero de Antonio Machado y Miguel Hernández.


4

Serrat - La mort de l'avi.
 


No sé en que estaría pensando aquel crítico de El País cuando incluyó este debut de Serrat entre los más horripilantes que se recuerden en la música española.

Así de pronto veo el desafortunado comienzo de Cecilia y su llamada a los Beatles para que se volvieran a unir, o la espantosa versión de Al Alba (su autor, Aute, insistía que era una canción de amor romántico consagrada a la mujer de su vida y de su muerte) y de los que se llamarían Mecano y no pillaban ni una de las muchas cualidades de la inmortal canción. Pero ¿La mort de l'avi? una de las mejores canciones de Serrat ¿Qué pintaba en tan funesto apartado?

Si dependiera de mí hubiera despedido sin dudarlo a tan insensible genio, aunque mi teoría no va por ahí, creo sencillamente que no escuchó la canción y se fió de los pasos titubeantes de otros que triunfarían para imaginar que al gran Joan Manuel le pudo ocurrir lo mismo. Pues no, aquí está la prueba. Lágrimas de verdad por el abuelo marinero y por esas lágrimitas bendecidas por los rezos de las comadres que se vestían de negro para la ocasión.

5

Cuando Serrat se acercó al estilo de Dylan. Me voy a pie y Casi una mujer.

Quisiera ser libre, diverso y libre como el aire.
(Miquel Martí i Pol)
 
 


Me entristece un tanto comprobar que Serrat cuando canta en catalán es un gran desconocido incluso para sus seguidores más fervientes cuando en su época dorada, la que cubre la segunda mitad de los sesenta y la primera de los setenta, no había diferencia cualitativa entre lo que hacía en un idioma y otro. Quiero detenerme en dos canciones dylanianas, Serrat salió airoso de semejante empresa. M'en vaig a peu y Quasi una dona, en la primera defiende al primer Dylan, ese que había percibido que la música estaba cambiando y que modernizaba con singular acierto el folk y el country, paseando su guitarra por la efervescencia intelectual y bohemia de Greenwich Village, así recogía el cantante de Duluth el legado de sus ídolos más admirados: Woody Guthrie y Hank Williams* aportando, Serrat, un perfil romántico más convincentes que el que estos tres monstruos americanos exhibían con la guitarra al hombro y sin saber adónde ir, quizás las vastas llanura estuviera preparada para llorar con su canto.



En la segunda es indisimulada su conexión con Just like a woman con la que rivaliza en ternura y desconcierto. Es casi una mujer pero llora como una niña. La niña de Dylan hiere con su ambigüidad sentimental y su altivez de reina antigua, la de Serrat se ha apoderado de toda la ternura del mundo y aún persiste en que pisemos la luna.


No me quedé con su nombre pero me sentí impresionado por su llanto lastimero a flor de piel en cualquier rincón de la citada película, Peter sabía lo que se hacía para dar con el ambiente polvoriento y desolado para el pueblo en donde transcurría la acción de su relato.
Luego vendría Dylan a decirnos que era el cantante al que más admiraba y un artículo en Le Monde en el que se narraba las circunstancias más trágicas que extrañas de su muerte. Lo encontró dentro de su coche un chófer que había contratado el día anterior, quiso morir en la soledad a la que con tanta frecuencia cantaba.


6

Joan Port - Jo vinc mare. Joan Manuel Serrat - Pare.

Ningún poeta me ha representado la bendición del bilingüismo de una manera tan sincera como Joan Port o Joan Manuel Serrat. Fluye en ellos, de una manera natural, un caudal lírico que bebe de dos ríos que se entremezclan a veces para hacerse más bellos y nunca se estorban ni se detienen para dejar pasar el uno al otro.



Jo vinc mare.

Jo vinc mare davant el teu altar
amb l'ultima rosa humida del meu desig
amb totes les aigües plàcides i quietes dels rius del mon.

Jo vinc mare amb el que queda de mi,
el teu record, es el cant del ocell de la branca solitària en las tardes del mon banyant-se en sol.

Jo vinc mare davant el teu altar
en la primavera de la vida en la essència dels teus olors
la teva memoria m'acompanya en solitud fins a la mort.

Yo vengo madre.

Yo vengo madre ante tu altar
con la última rosa humeda de mi deseo
con todas las aguas plácidas y quietas de los ríos del mundo.

Yo vengo madre con lo que queda de mí.
Tu recuerdo, es el canto del pájaro de la rama solitaria en las tardes del mundo bañadas de sol.

Yo vengo madre ante tu altar,
en la primavera de la vida en la esencia de tus olores
tu memoria me acompaña en soledad hacia la muerte.
(Joan Port) 
 
 
7

Joan Manuel Serrat - En Collioure.


Y viejo y cansado,
a orillas del mar,
bebióse sorbo
a sorbo su pasado.

Profeta ni mártir
quiso Antonio ser
y un poco de todo
lo fue sin querer. 
 

 
 
Serrat hizo con Antonio Machado lo que éste hiciera con Rubén Darío; escribirle a su manera recurriendo a la emoción y al sentimiento de cada poeta. No fue la única aportación escrita propia que haría en este maravilloso disco, unos versos suyos vuelan a la altura del poeta sevillano en "Cantares". Era el año 1969, poco antes había decidido cantar también en su otra lengua, con el enfado y la condena de "Els Setze Jutges - Los 16 Jueces ( más bien severos, casi implacables)" y afines, quizás eran tiempos de lluvia que nos habían cogido en la calle sin paraguas, sin poder precisar qué lengua acabaría siendo maltratada, ya no hay duda, el español de Cataluña escucha cada día su sentencia a muerte.

Como Léo Ferré, Georges Brassens y Paco Ibáñez decidió ponerle música y cantar a los poetas, y qué mejor que rescatar a aquel que supo hurgar como nadie en las sempiternas heridas de España. Aquí lo tenemos en un país que supo conectar con su sensibilidad, que siempre supo apreciar el poder comunicativo de la palabra (¿Dónde están aquellos jóvenes que preconizaban un Cristianismo más humano? y la acompañaba en su deriva.

"En Collioure" es un homenaje sincero y sentido de un hombre sencillo de barrio obrero en la cumbre de su creatividad que se pone el traje gastado y polvoriento de un hombre bueno que tuvo una muerte injusta representando el destino de la libertad en su país. 
 
 
8

Helena




 
Esta canción de Joan Manuel la conocí tarde, a la ya estimable edad de 21 años, cuando empezábamos a desenvolvernos en el mundo de los adultos que hacían, a diario, una inversión de los valores que aún hiere, y para siempre, la sensibilidad de quienes se criaron, como nosotros inmersos en el mundo de los trovadores de Oc. Tú, en el esplendor de tus 18 años te sabías de memoria todas las canciones de Serrat en castellano (sigue siendo tu cantante favorito aunque no sientas curiosidad por los discos que sucedieron a "Para piel de manzana"), cantabas con tu mala entonación "Tiempos de lluvia"; no puedo comprender que recites tan bien y cantes para que se te diga basta en la presentación. Nunca le prestate atención a las canciones del poeta en su lengua vernácula, a pesar de que yo te ponía el imponente "Para mi amigo" no benficiado, precisamente, por aquella cinta barata que me regaló tu hermana, esperando que te unieras a mi causa. Te hablé de varias canciones, te insistí en "Para mi maestra" y "Helena", te decía, y sigo diciendo que es la más brillante canción de amor de la música popular española. No había forma, recuerdo que al pasar de los años quise ganártela en un vídeo tenía una buena traducción. Ahora rumio amargamente que Helena, y mi intelectualidad errática alimentada por "El País", me hayan separado un poco de ti. Eres, en tu soledad asumida, demasiado formal para comprender mi usual bohemia desfasada y casi innata. Creo que no es mi culpa, aunque así conste en el oficio que me muestras con cualquier excusa y me señala como payaso profundo. También yo estoy harto de ser yo mismo. Ya sabes lo que dijo Darío; Y hacia Belén la caravana pasa.

(Conversaciones con Laura)

9

No es que no vuelva porque te he olvidado,
es que perdí el camino de regreso.



En un disco irregular publicado en 1974 encabezado por la plúmbea y olvidable "Campesina" (es el título que le dábamos sus seguidores porque era la primera canción) Serrat vivía la recasa dolorosa del fulgor bruno de haber rescatado al desgraciado Miguel Hernández para todos los españoles. Pero Serrat no era lo que parecía, no tenía nada que ver con ese chico guapo que jugaba al mus con los vecinos bajo las estrellas de la noche de verano, o ese otro por el que tantas mujeres de un barrio pescador rezaban con los ojos cerrados para que tuviera a bien esposarse con su hija. Era un bala perdida, como él mismo confiesa sin pudor; experimentaba con todas las drogas y se tiraba a toda mujer cuyas curvas se movieran en su vista.

El disco, ya bendecido por los arreglistas que buscaba, similitud inquietante con Brel, tenía obras maestras de todas formas, la tierna y penetrante "De parto", la trágica historia de aquel que canta sus males por soleares, la escalofriante y bañada por la nostalgia "Decir amigo" y, su canción favorita de la época "Para vivir" que le sirvió para que conociera íntimamente a una madura y fascinante Analía Gadé. Soneto a mamá es un mal soneto, pero es una gran canción, y tiene versos que pueden ser usados con mucha dignidad como aforismos. Esta aragonesa se dejó el alma para hacer de Joan Manuel un sentimental.

A quienes critiquéis mis poemas os diría que Serrat es el gran responsable de que los escriba. Es la persona con quien más me gustaría conversar.


10

Decir amigo

A Jaume Gimbert In Memoriam




Decir amigo
es decir juegos,
escuela, calle y niñez,
gorriones presos
de un mismo viento
tras un olor de mujer.

Decir amigo
es decir vino,
guitarra, trago y canción,
furcias y broncas
y en los tres pinos
una novia pa' los dos.

Decir amigo
me trae del barrio
luz de domingo
Y deja en los labios
gusto a mistela
y a natillas con canela.

Decir amigo
es decir aula,
laboratorio y bedel,
billar y cine,
siesta en las ramblas
Y alemanas al clavel.

Decir amigo
es decir tienda
Botas, charnaque y fusil,
y los domingos
a pelear hembras
entre Salou y Cambrils.

Decir amigo
no se hace extraño
cuando se tiene
sed de veinte años
Y pocas penas
Y el alma sin media suelas.

Decir amigo
es decir lejos
y antes fue decir adiós
Y ayer y siempre
lo tuyo nuestro
y lo mío de los dos.

Decir amigo
se me figura
que decir amigo
es decir ternura.
Dios y mi canto
saben a quien nombro tanto

Mi intuición me dice, no sabría decir por qué, que detrás de ese anonimato en el que te refugias se esconde una desconocida, espero que me perdones si no es así, considero que no tiene excesiva importancia, tampoco la tiene que, siguiendo una regla no escrita parte del mensaje lo hayas escrito en mayúscula, sé que no puedes estar enfadada conmigo. Intentaré explicarte en pocas palabras lo que significó en mi vida Jaume.

Compartí con él tan solo seis meses de mi vida, el poema lo escribí un año después y la dedicatoria cuando habían pasado más de treinta años, ya sé que no es un buen poema, pero lo miro de otra manera desde que escribí su nombre en la cabecera.

Tú ya no estás y florecerán las rosas,
madurarán los trigos y quizás el viento
desvele las ocultas melodías;
tú ya no estás y ahora pasa el tiempo
entre el recuerdo tuyo que me arrulla,
y aquel empeño, que tan bien conoces,
en resistir cuando nada nos alienta.
(Miquel Martí i Pol)

Era una persona diferente a todas las personas que he conocido; el dinero que le llegaba con cierta regularidad no le duraba ni un día y lo solía gastar con los compañeros, sin ser excesivamente culto tenía una sensibilidad más que aceptable por el arte, siendo catalán se arrancaba, bastante mal por cierto, por bulerías, eligió relacionarse solo con seis o siete compañeros, entre ellos un vasco de Vitoria, un gitano de Jerez proclive a la delincuencia, un madrileño hermoso y tatuado que había nacido en Alemania, un lector infatigable que, equivocadamente, bautizó como Chileno porque tenía la piel morena cuando la gente de esa procedencia son los españoles del Cono Sur y dos ceutíes, el entrañable Enrique, al que solo veo de vez en cuando, y yo. Tenía una novia que se llamaba Dolors y era una enamorada de "El pequeño príncipe" y me conocía, a través de él, sin que me hubiera visto.

Jaume tenía una sonrisa contagiosa, permanente y una magia exquisita para convertir en llevaderas las situaciones más insoportables, hasta las paredes del puesto de guardia me parecían pintadas de libertad cuando él estaba a mi lado.

Creo que tengo motivos para pensar que me eligió como el más querido de aquellos amigos improvisados, que me enseñó que cualquier noche puede salir el sol y, sin ser nacionalista, me mostró la belleza de un canto reivindicativo como "Els segadors", cuando lo cantaban las víctimas de la intolerancia y no los verdugos de la convivencia.

Me preguntarás por qué una amistad tan pura terminó cuando me licencié dejándolo en Toledo perseguido por el desdén aristocrático de una población que despreciaba a los soldados de reemplazo que les proporcionábamos una buena parte de su sustento. Fue muy simple; no nos dejamos nuestras respectivas direcciones. Es evidente que yo no sé quién es, hoy en día, Jaume Gimbert, pero siempre recordaré a ese muchacho con el que compartí penas y alegrías durante seis meses que, como diría Dolors influenciada por Saint-Exupéry, lo esencial de una amistad no es la duración del tiempo que empleamos en ella , aun siendo importante, sino lo que somos capaces de hacer con ella en los instantes que podemos vivirla con intensidad.

Gracias por haberme permitido con tu comentario que vibre con el poder evocador de la nostalgia, no debemos olvidar nunca a las buenas personas que se cruzan por nuestras vidas.

 
11

La canción más vitalista de un pesimista alegre





No sé si Serrat pensaba en Marisol cuando compuso esta canción que rompía con la melancolía desgarrada del Dylan que buscaba y, por fortuna, no encontró. Serrat tenía ya voz propia, su admiración por Brel se traducía en canciones imponentes como "Mi niñez", o "Poco antes de que den las diez", una canción esta última muy de la España de charanga y pandereta, sin embargo. Pero no se parecía en nada al extraterrestre de Bruselas, al que no le tenía que tratar de usted. Es posible que escuchara la tómbola de la malagueña y quedara prendado de su belleza enigmática, no tenía mal gusto el Joan Manuel. Inserta en el primer disco en castellano del cantante conocido como "La paloma", "Tu nombre me sabe a yerba" no es ni mucho menos la mejor canción de este trabajo. Yo me decantaría, por encima de todas, por su adaptación al español espectacular de "Tiempos de lluvia", y también pondría por delante a "En cualquier lugar", también traducida desde el catalán, que brilla bajo el influjo gratificante y enriquecedor del genio de Duluth, "Mis gaviotas" con una fuerte influencia de la Chanson y la impresionante y triste "Balada de otoño", también con clara influencia del país vecino.

12

Tiempo de lluvia



Porque no se acaba,
ni mi amor, ni mi amada. 
 
Conocí esta canción tarde y en los labios de Laura, que, con su sempiterno problema de entonación, no me hacía augurar una gran canción, a pesar de la sencillez y la belleza de la letra. Tenía más de 20 años cuando la escuché por Serrat en la película "La lenta agonía de los peces fuera del agua". Ahí todo cambió aunque el sonido era mejorable con respecto al disco, Serrat soñando con ser lo que realmente era; un muchacho triunfador que experimentaba cada día lo fácil que es ligar cuando se vive en una cumbre, aunque en la película lo desea fervientemente con una sola, a la que conoció en España y que le amaba a pesar de ser un desconocido. El ideario hippy planeaba sobre la isla de Wight, en una visión un tanto descafeinada del desmadre sexual y el consumo desmedido de drogas que se dio en el mítico festival. Eso nos hacía mirar hacia unos guionistas atenazados por la censura.

Hoy es la canción de Serrat que me gusta, quizás sea por ese aire de trovador occitano que, a pesar de todo, de que le va bien en el amor se queja con su voz doliente y herida característica de esos años, quizás porque piense que el amor es un instante, que perderá pronto lo que ha ganado. Supongo que esa fragilidad de Serrat lo hacía más atractivo para las muchachas soñadoras y humildes de entonces.


 
 
13

Canción del ladrón 
 
 


Serrat ha estado en Abyla solo tres veces; la primera era pequeño y ni me enteré que actuaba una noche de verano recordada con lágrimas por algunos, por el recuerdo de la juventud perdida, y ni siquiera sabía quién era el cantante catalán. Asistí a las otras dos, la última es relativamente reciente, en ella metía en una orquesta sus canciones más conocidas de siempre, recuerdo que a unas les venía bien el experimento, a otras no, las hubiera deseado acompañadas de guitarra y poco más. Voy a detenerme en la segunda ocasión que nos visitó. Llenó la explanada de las Escuelas Anejas, el levante tuvo a bien darnos descanso, seguramante intimidado por la personalidad arrolladora y el buen humor del cantante que hizo referencia a la vez anterior que estuvo aquí con la clarividencia que alguien habla de un recuerdo de ayer. Solo hubo un pequeño incidente, tres o cuatro impresentables le silbaron con gestos de desaprobación nada más empezar a entonar la única canción que cantó en catalán; el llanto de un ladrón que pena en la cárcel, no eran como las de ahora, por la situación lamentable que se encuentra por sus malas acciones y se acuerda de su novia de la que se despide. La más bella canción tradicional catalana que he escuchado.


14

Si la muerte pisa mi huerto

Quién será ese buen amigo
que morirá conmigo
aunque sea un tanto así.


Serrat sería en España para la Chanson lo que la entrañable y delicada Cecilia para el folk y el pop-rock anglo-sajón. Son muchas las canciones que el Noi del Poble Sec nos puede mostrar con la huella de sus monstruos sagrados. Puede que ninguna la muestre tanto como "Si la muerte pisa mi huerto, en ella hace referencias directas a Brassens, Ferré y Brel, y la obsesión y la rebeldía inútil que ellos mostraron hacia el sueño eterno. "En mi entierro", "El testamento" o "En mi último almuerzo" planean en una canción lúgubre y desesperanzada, y eso, a pesar de que tenía pocos años y vivía intensamente la vida loca. Su habilidad trovadoresca y su introspección posibilitaban que entre las flores no solo pudera ver una forma de pensamiento y sentimiento más acordes con la alegría de vivir, sino que se encerrara en su propia camisa y pensara en el día de su muerte.

15

Epitafio para Joaquín Pasos




Aquí pasaba a pie
por estas calles, sin empleo ni puesto
y sin un peso.

Sólo poetas, putas y picados
conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.

No tiene ningún monumento...
Pero recordadle
cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.

Porque él purificó en sus poemas
el lenguaje de su pueblo,
en el que un día
se escribirán
los tratados de comercio,
la Constitución,
las cartas de amor, y los decretos.
 
(Ernesto Cadernal)
 
Estaremos de acuerdo, a pesar de nuestro anticlericalismo tan extendido ahora que no nos mandan a la hoguera, en que un cura no debe decir esas cosas, son tan amargas y, sin embargo, existen. Serrat cierra su última obra maestra musicando a un poeta, igual que haría cuatro años antes, cuando cerraba el celebrado "Mediterráneo" con un poema quijotesco y desarmado de León Felipe.


16

Para mi maestra - Romance de Curro el Palmo


Tiempo, hace tiempo tenía usted maestra
su mundo de tintero y banco,
pizarra y delantal blanco.
Buenos días, por la mañana,
nos decía de pie
entre dos "fotos" y una cruz
una plegaria y una canción,
y un beso en la mejilla.
 



El niño que fue Joan Manuel escuchaba la radio, su padre Josep y su madre del piedemonte pirenaico, es decir medio catalana, eso raro nos traen siempre las divisiones administrativas, vieron con buenos ojos que su hijo se enamorara de la copla. Romance de Curro el Palmo bebió de esta fuente, aún podemos escuchar al gitano enano llorar por soleares, cuando el dolor es una rutina cuando te enamoras de una muchacha que vive del espectáculo. Son unas chicas que siempre sonríen ¿No es verdad, Sugar?
 
 

 

17
 
Paraules d'amor
 
 


Ella no va a amarme tanto,
yo todavía la quiero;
juntos atravesamos
una puerta cerrada.

Ella, cómo os podría decir,
era todo mi mundo de entonces
cuando en la lumbre ardían
solo palabras de amor.

Palabras de amor sencillas y tiernas,
no sabía más, tenía quince años,
no había tenido tiempo para aprender
acabábamos de despertar
del sueño de la infancia.

Teníamos bastante con tres frases hechas
que habíamos aprendido
de comediantes antiguos;
historias de amor y sueños de poeta,
a los quince años no se sabe más.

Ella quién sabe dónde está
quién sabe por dónde anda
la perdí y nunca más
he vuelto a encontrarla.

Pero a menudo me llega
de lejos una canción,
viejas notas, acordes viejos,
viejas paraules de amor


17

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Quise llegar al vientre del silencio perdido
que mordiera tu blusa en la arena varada,
en el azul del puerto,
sobre los humedales del Poble Sec herido,
desenterrar la nube que tocara tus medias,
vivir en la caricia tierna de lo caliente
y sentirte en la noche de mi canto afligido,
despertar en un claro de luna revelado
y también quise, niña,
sobrevolar tu falda,
sentir tus labios cerca, reflejarme en tus ojos.

Presiento en cada gozne la canción peregrina
de un Serrat que lloraba la muerte de l'aví,
la elegancia en las calles de su loca bohemia,
su poema caído que se erguía en tu pecho
con paraules d'amor.

Dibujo en la nostalgia la cruz de tu mirada,
el sueño de tu rostro, la lira del olvido
que no supo arrancar las notas en la escena,
se dispersó en el mar y no quiso esperarme.


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