Cien años de la muerte de Brassens
Daniel Gascón23 oct 2021 - 05:00 CEST
Fernando Trueba sostiene que sus canciones contienen respuestas a todas
las preguntas de la vida, y también es al revés: contienen preguntas
para todas las respuestas. Se cumplen 100 años del nacimiento de Georges
Brassens, que García Márquez definió como el mejor poeta francés de su
tiempo. El propio Brassens se habría sentido desconcertado: si mis
versos valen menos que los suyos al menos mi cementerio será más marino
que el suyo, bromeaba sobre Paul Valéry. Le gustaban la poesía —estudió y
musicó a Verlaine, Jammes, Hugo y Villon— y el jazz, pero también tenía
algo de novelista: sus canciones corrosivas son una pequeña comedia
humana. Los nazis lo enviaron a trabajar en Alemania en la II Guerra
Mundial. Se escapó y se escondió en casa de una conocida casada de su
tía, que le llevaba 30 años y se había enamorado de él. Vivió con el
matrimonio más de dos décadas, al principio sin luz ni gas, con un
montón de animales. (Luego compró la casa y se la regaló a la mujer.)
Fundó una revista anarquista que duró un número y el Partido
Prehistórico, que se dedicaba a reírse de los otros partidos. Era un
ácrata —Pepitas de calabaza acaba de publicar sus Escritos libertarios—;
se burlaba de la autoridad y las instituciones. Se reía del clero pero
conocía el valor de lo sagrado y lo encontraba en la amistad, en un
gesto generoso, en el amor. Defendía al que iba por libre: señalaba lo
desafinadas que están las trompetas de la fama, apuntaba que es buena
idea morir por las ideas pero es mejor hacerlo de muerte lenta, pedía
que no tirasen piedras a la mujer adúltera porque él estaba detrás. En
su obra hay algo de carnaval: el débil gana, la autoridad es objeto de
escarnio. Otro de sus temas es el paso del tiempo, que mira con una
combinación melancólica de resignación y socarronería. Satirizaba un
mundo más represivo. Sin él no existirían Krahe, Labordeta, Sabina o
Berrio; lo han cantado Carbonell, Paco Ibáñez, Loquillo. Algunas de sus
canciones escandalizaban en su momento e indignarían ahora: una tonada
masturbatoria propuesta como himno nacional o la crítica a los imbéciles
felices del lugar donde nacen irritarían asimétricamente, la canción
sobre las mujeres que pasan causaría zozobra en el Ministerio de
Igualdad y sus canallas entrañables incomodarían a los nuevos mojigatos.
Posiblemente eso no le importaría mucho porque, como cantaba en un
castellano suave, la música militar nunca le pudo levantar.
@gascondaniel
I
Dieu fass' que ma complainte aille, tambour battant
Lui parler de la pluie, lui parler du gros temps
Auxquels on a t'nu tête ensemble
Lui conter qu'un certain coup de foudre assassin
Dans le mill' de mon cœur a laissé le dessin
D'un' petit' fleur qui lui ressemble.
Dieu fass' que ma complainte aille, tambour battant
Lui parler de la pluie, lui parler du gros temps
Auxquels on a t'nu tête ensemble
Lui conter qu'un certain coup de foudre assassin
Dans le mill' de mon cœur a laissé le dessin
D'un' petit' fleur qui lui ressemble.
Quiera Dios que mi queja tome alas,
le hable de la lluvia, la lleve a las tormentas
que nos sorprendió abrazados,
Y le cuente
que una saeta criminal
ha dejado en el centro de mi pecho
una pequeña flor que la representa.
le hable de la lluvia, la lleve a las tormentas
que nos sorprendió abrazados,
Y le cuente
que una saeta criminal
ha dejado en el centro de mi pecho
una pequeña flor que la representa.
La versión española de esta canción, Javier Krahe y Alberto Pérez están
detrás de ella, es loable pero se desmarca de la ternura de maduro tonto
y enamoradizo de Brassens y prefiere incidir en su aspecto más pícaro y
golfo. No aprendí francés con Georges, lo mío con los idiomas es algo
digno de estudio, pero aprendí mucho de Brassens; su eclecticismo
musical, su tendencia a la alegría, su amor por las estrofas clásicas,
su aire libertario; los amigos lo primero, su bohemia mitificada plagada
de anécdotas que, quizás, nunca sucedieron, la intertextualidad llevada
a unos límites fuera de orden para un ciudadano de a pie, su pasión por
el jazz y por los gatos, su encumbramiento de François Villon como el
Poeta, y las mujeres...
Alentado por la lengua veloz e irreflexiva de quien alguna vez
pretendió ser poeta y, en realidad, escribía cuentos poco afortunados,
inventé que esta canción la conocí muchos años después de haberlo hecho
realmente, que me llegó a través de un amor que no existía y que me
atormentaba escucharla en un recuerdo sin nombre. No estaba en el primer
disco de vinilo que tuve de Brassens, pero sabía de qué trataba y hablé
varias veces de ella con un admirador del poeta francés en las noches
interminables del Moonlight. Allí los dos socios se engañaban mutuamente
y los camareros los engañaban a su vez; robar no es un pecado si es para
comer, decía Georges recordando a François Villon, quien robaba todo lo
que podía.
Una de las cosas que llevo con más orgullo, no sé cuántas veces lo habré dicho, es haber llegado a la conclusión de que tengo en él al más ilustre de mis paisanos. Sète (Seta en occitano), el pueblo donde nació también Paul Valéry, y Ceuta eran rigurosamente homófonas, ambas tienen un número de habitantes similar, son marineras y están heridas de muerte por el Mediterráneo; Sète ama la poesía aunque esté enterrada en el Cementerio de los pobres, Ceuta detesta a los poetas que hablan demasiado y no fingen estar ciegos, nunca me he dado por aludido. Ya me he dado cuenta de que los franceses han decidido dejar el nombre de mi ciudad tal cual, y cambiar el de Sète, una lástima; son más osados que nosotros a la hora de modificar una Constitución.
Una de las cosas que llevo con más orgullo, no sé cuántas veces lo habré dicho, es haber llegado a la conclusión de que tengo en él al más ilustre de mis paisanos. Sète (Seta en occitano), el pueblo donde nació también Paul Valéry, y Ceuta eran rigurosamente homófonas, ambas tienen un número de habitantes similar, son marineras y están heridas de muerte por el Mediterráneo; Sète ama la poesía aunque esté enterrada en el Cementerio de los pobres, Ceuta detesta a los poetas que hablan demasiado y no fingen estar ciegos, nunca me he dado por aludido. Ya me he dado cuenta de que los franceses han decidido dejar el nombre de mi ciudad tal cual, y cambiar el de Sète, una lástima; son más osados que nosotros a la hora de modificar una Constitución.
II
El testamento
El testamento
Encore un' fois dire: "Je t'aime"
Encore un' fois perdre le nord
En effeuillant le chrysanthème
Qui est la marguerite des morts.
Una vez más decir "te quiero",
perder el norte una vez más
al deshojar el crisantemo
que es margarita funeral.
(Versión española - Pierre Pascal)
Encore un' fois perdre le nord
En effeuillant le chrysanthème
Qui est la marguerite des morts.
Una vez más decir "te quiero",
perder el norte una vez más
al deshojar el crisantemo
que es margarita funeral.
(Versión española - Pierre Pascal)
Para Brassens el mejor poeta francés de la historia era François Villon,
una especie de Arcipreste de Hita trasladado a la gran ciudad, pero no
era un pícaro libidinoso, era un verdadero delincuente del que no se
sabe cuando nació ni siquiera si murió alguna vez, para Georges era
inmortal, ya que no se encontró su cuerpo, se calcula la fecha de su
muerte porque dejó de escribir y sus coetáneos descansaron de sus
monsergas, hubo una buena cosecha y no hubo enterrador que confesara
haberlo sepultado para que se callara. Su obra más importante se conoce
como el Gran testamento, Brassens lo hizo respirar por todos los
rincones en el suyo, igualmente inmenso y abierto a la ternura de un
rebelde que nunca se apartó de su camino aunque estuviera cubierto por
la estulticia que la buena gente acumulaba a su paso.
Brassens asegura que estará triste como un sauce, que escogerá el camino más largo como si fuera un colegial que hace robona, que dejará la vida reculando aunque el enterrador le gruña y lo crea loco de atar.
Brassens asegura que estará triste como un sauce, que escogerá el camino más largo como si fuera un colegial que hace robona, que dejará la vida reculando aunque el enterrador le gruña y lo crea loco de atar.
III
La mala reputación
Sin embargo no hago daño a nadie
al no escuchar el clarín que suena.
La mala reputación
Sin embargo no hago daño a nadie
al no escuchar el clarín que suena.
De vez en cuando en la vida hay que hacer concesiones. No es, ni mucho
menos, la canción de Brassens que más me guste, pero estoy casi seguro
de que, aquí en España, es la que más se conoce y se asocia con su
autor, Paco Ibáñez tiene mucha culpa de ello por la magnífica versión
que cantó en el Olympia y que incluiría años más tardes en un disco
antológico dedicado por entero a la obra del cantante de Sète. De todas
formas me sirve para recordar la admiración, casi enfermiza; robar no es
malo si es para comer, que sentía el mejor poeta francés del siglo
pasado por el irreverente, fatalista, impetuoso, arrogante, es decir,
poeta, François Villon. Era algo así como un Arcipreste de Hita pero que
excedía con mucho los límites de la picaresca.
Brassens hace en esta canción una declaración de principios siguiendo su ideario ácrata y libertario. Su proverbial ternura no resta una costura al hilo de sus reivindicaciones y sus posicionamientos.
Brassens hace en esta canción una declaración de principios siguiendo su ideario ácrata y libertario. Su proverbial ternura no resta una costura al hilo de sus reivindicaciones y sus posicionamientos.
IV
Barbara - La marcha nupcial
Barbara - La marcha nupcial
Bárbara tenía un aspecto algo siniestro, aunque podría haber sido una
mujer atractiva, prefirió dejarlo ahí, escapar por la puerta de atrás,
ir vestida como una rata de tugurio. Una chica existencialista cuando no
lo era rigurosamente, aunque una de sus mejores composiciones, La
soledad, podría ser interpretada como un himno de este movimiento. Es
posible que la causa principal de su desapego a los baños de multitudes
fuera una confesión que hizo tardíamente en sus memorias; había sufrido
abusos sexuales por parte de su padre.
Su voz prodigiosa que conservaba un tono melodioso y conmovedor en los registros más altos llenó canciones de su autoría, pero quizás donde pudo recurrir con más acierto a su ayuda fue en las canciones de Brassens, las clavó sin provocar los celos del cantante de Sète. Con Brel no tuvo fortuna, sólo destaca, por su originalidad, su versión del No me dejes
Quienes conocen superficialmente a Brassens, suelen recurrir al tópico de su monotonía, lastrado por la falta de orquestación, la mayoría de las veces solo se acompañaba de guitarra y contrabajo, pero no hay nada más lejos de la realidad, fue un mago en recoger aires de todos los vientos. Su marcha nupcial, muy querida por él, ya que narra la boda de sus padres, el bueno de Georges, para dejar bien clara su posición hacia el matrimonio, le dio una cadencia de marcha fúnebre. La versión de Barbara es tan maravillosa que yo la escucho alternándola con la de su autor.
Su voz prodigiosa que conservaba un tono melodioso y conmovedor en los registros más altos llenó canciones de su autoría, pero quizás donde pudo recurrir con más acierto a su ayuda fue en las canciones de Brassens, las clavó sin provocar los celos del cantante de Sète. Con Brel no tuvo fortuna, sólo destaca, por su originalidad, su versión del No me dejes
Quienes conocen superficialmente a Brassens, suelen recurrir al tópico de su monotonía, lastrado por la falta de orquestación, la mayoría de las veces solo se acompañaba de guitarra y contrabajo, pero no hay nada más lejos de la realidad, fue un mago en recoger aires de todos los vientos. Su marcha nupcial, muy querida por él, ya que narra la boda de sus padres, el bueno de Georges, para dejar bien clara su posición hacia el matrimonio, le dio una cadencia de marcha fúnebre. La versión de Barbara es tan maravillosa que yo la escucho alternándola con la de su autor.
V
Las transeúntes con Máxime LeForestier
Je veux dédier ce poème
à toutes les femmes qu'on aime
pendant quelques instants secrets.
Je veux dédier ce poème
à toutes les femmes qu'on aime
pendant quelques instants secrets.
Antoine Pol fue un poeta anónimo y desafortunado que encontraría sus
minutos de gloria cuando Georges Brassens descubrió por azar uno de sus
libros en un rastrillo y decidió poner música a uno de sus poemas y
cantarlo, alumbrando con ello su aportación tardía más entrañable;
Quiero dedicar este poema a toda mujer que se ama durante un instante
preciso, quise decir secretos.
VI
Louis Aragon - No hay amor dichoso. Brassens puso música a un ramillete
de poetas. No hizo como Léo Ferré que consagró sendos álbumes
monotemáticos a Baudelaire y Rimbaud,los exquisitos dicen que sublimes,
los aficionados, como yo, opinamos que innecesariamente solemnes. Georges
se limitó a dar un repaso panorámico y sentimental a grandes y, también,
a desconocidos, de una manera extraña , sólo repitió un paisano suyo,
más bien desconocido, Paul Fort, desde el poeta bajo-medieval Franćois
Villon, hasta su coetáneo Louis Aragon, tuvieron lugar en él. Entre lo
mejor del repertorio del cantante están; Balada de las damas de antaño
de Villon, Pensamientos de los muertos de Lamartine, Las transeúntes de
Antoine Pol, La plegaria de Fort y esta que nos ocupa de Louis Aragon.,
el comunista, eterno enamorado de su esposa, tenía un rincón en su
corazón para hablar de las espinas.
VII
Paco Ibáñez canta a Brassens - Versión española - Pierre Pascal
Paco Ibáñez canta a Brassens - Versión española - Pierre Pascal
“La revolución en el fondo es tratar de mejorarse a sí mismo, esperando que los demás hagan lo mismo”.
“En realidad, los hombres no tienen muchas cosas que decir: hablan del amor, del paso del tiempo, de dios, de la dificultad de ser... el resto es literatura”
(Brassens)
Es adusto, es taciturno,
dueño es del tiempo, tiempo cruel.
Nombre hermoso el de Saturno
pero es un dios, cuidao con él.
Y si el tiempo al seguir su rumbo,
de vez en cuando al descansar
se entretiene matando rosas,
es por matar tiempo sin más.
Y hoy a ti te tocó mi amada
pagar el pato de su crueldad.
El tiempo no perdona nada
y en tu pelo una cana más.
Los poetas todos cantaron
las flores del tiempo otoñal.
Cuando te miro yo proclamo,
flor de mi dicha, que es verdad.
Ven otra vez mi amor, mi vida,
ven, vamos juntos al jardín
a deshojar la margarita
del veranillo de San Martín.
Si tú eres la preferida
que pase el tiempo, qué más da.
Deja a Saturno vivir su vida,
la nuestra en nuestro amor está
y las mocosas de hoy en dia
por mi pueden irse a pasear.
(Adaptación - Pierre Pascal)
Nombre hermoso el de Saturno
pero es un dios, cuidao con él.
Y si el tiempo al seguir su rumbo,
de vez en cuando al descansar
se entretiene matando rosas,
es por matar tiempo sin más.
Y hoy a ti te tocó mi amada
pagar el pato de su crueldad.
El tiempo no perdona nada
y en tu pelo una cana más.
Los poetas todos cantaron
las flores del tiempo otoñal.
Cuando te miro yo proclamo,
flor de mi dicha, que es verdad.
Ven otra vez mi amor, mi vida,
ven, vamos juntos al jardín
a deshojar la margarita
del veranillo de San Martín.
Si tú eres la preferida
que pase el tiempo, qué más da.
Deja a Saturno vivir su vida,
la nuestra en nuestro amor está
y las mocosas de hoy en dia
por mi pueden irse a pasear.
(Adaptación - Pierre Pascal)
El paso del tiempo preocupaba a Brassens tanto como a Brel o Antonio
Machado, envejecido prematuramente por su enfermedad crónica, parecía
que le asustara más que la propia muerte de la que no dejaba de reírse.
En homenaje de su novia de siempre, dejó bien claro su posicionamiento
en contra del matrimonio, eleva tiernamente su pensamiento del amor
otoñal.
No es la mejor obra de Paco Ibáñez, esa sería su primer disco dedicado a partes iguales a Góngora y Lorca, pero este álbum dedicado por entero a Brassens es una obra maestra imperecedera. Destacaría El testamento, Por una muñeca me hice chiquitín, Tengo cita con usted, Canción para un maño... Pierre Pascal se merece un monumento, ya quisiera el español medio saber la mitad del español que él.
Respuesta a una partidaria de la versión original siempre: Es muy interesante lo que dices acerca de la traducción, respetar una obra de arte es degustarla tal como ha sido concebida pero no siempre puede hacerse, piensa en el latín, por ejemplo, es imposible alcanzar el sentido del odio amoroso de Catulo o la tristeza e indefensión de Horacio ante el paso del tiempo y los estragos en la piel de una cortesana. Se hace preferible disfrutarlos con una buena traducción. En España la obstinación por doblar las peliculas ha propiciado que tengamos unos excelentes actores de doblaje, además se suele respetar que siempre sea el mismo quien le preste su voz a un actor determinado. Harrison Ford no podrá hablar de otra forma como aquella que buscaba el arca perdida.
No es la mejor obra de Paco Ibáñez, esa sería su primer disco dedicado a partes iguales a Góngora y Lorca, pero este álbum dedicado por entero a Brassens es una obra maestra imperecedera. Destacaría El testamento, Por una muñeca me hice chiquitín, Tengo cita con usted, Canción para un maño... Pierre Pascal se merece un monumento, ya quisiera el español medio saber la mitad del español que él.
Respuesta a una partidaria de la versión original siempre: Es muy interesante lo que dices acerca de la traducción, respetar una obra de arte es degustarla tal como ha sido concebida pero no siempre puede hacerse, piensa en el latín, por ejemplo, es imposible alcanzar el sentido del odio amoroso de Catulo o la tristeza e indefensión de Horacio ante el paso del tiempo y los estragos en la piel de una cortesana. Se hace preferible disfrutarlos con una buena traducción. En España la obstinación por doblar las peliculas ha propiciado que tengamos unos excelentes actores de doblaje, además se suele respetar que siempre sea el mismo quien le preste su voz a un actor determinado. Harrison Ford no podrá hablar de otra forma como aquella que buscaba el arca perdida.
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