martes, 17 de enero de 2023

¿Recuerdas que querías ser John Lennon?

 

I

El hombre de ningún lugar

Es un auténtico hombre de ninguna parte,
sentado en su tierra de ningún lugar,
haciendo sus planes de nunca jamás
para nadie...

 

Rubber Soul no es el mejor disco de los Beatles, pero puede que sea el más importante, el que fracturó definitivamente en dos su carrera. Determinó un eclecticismo inagotable, un hambre evolutiva insaciable y la retirada de los chicos de Liverpool de los escenarios, ya podían crear sin más agobios que los que ellos mismos se impusieran.

          No hay disco de los Beatles al que me sienta más unido que a Rubber Soul, recuerdo la fecha, es un día señalado en mi ciudad, y la playa, iba con mi amigo de entonces y dos chicas que no tenían mucho en común excepto el nombre y el radiocassette en el que reprodujimos la cinta que nos dejaron; África, una leía a Poe, la otra las portadas de las revistas. Aquel 13 de junio de 1976 escuché por primera vez algunas canciones que siempre me han acompañado. McCartney estaba brillante, excelso en la recreación de música clásica de "Michelle" Hay quien dice que es una parodia de la Chanson más empalagosa y comercial, no me lo creo; Paul distaba mucho de ser un ignorante, se ensañaba en una parodia irreverente sobre los delirios de grandeza que dice mucho más de lo que parece en "Drive my car" (Serás mi chófer) y mostraba la profundidad de su talento y enviaba un regalo envenenado a los Byrds en la injustamente olvidada "I'm looking through you" (Te estoy calando).


 Y tú tendrías otras cosas qué hacer

que romperme el corazón otra vez. 

 

           Pero Lennon estaba genial, ya conocía sus dos mejores canciones de este disco, no puedo precisar cómo llegaron hasta mí. Pienso como entonces; In my life (En mi vida) y Nowhere man (Hombre de ningún lugar) están entre las mejores canciones que Lennon compusiera, se convertía de repente en un adulto con la cabeza muy mal amueblada, no tenía la madurez y el control de sí mismo de McCartney, y se reprochaba su indeterminación, su falta de implicación con los problemas de los demás, su alienación como hombre de este tiempo que no es de nadie y sigue siendo el nuestro, su falta de personalidad para adoptar un punto de vista. John reconoció que, a pesar de hablar en tercera persona, se refería a sí mismo y la canción era el fruto de un duro examen de conciencia y un estado depresivo. En mi vida es simplemente un canto de amor a Liverpool y una confesión de entrega al recuerdo imborrable de su primera novia, es como una rosa que no se debe tocar.

 
         La otra joya es Chica (Girl), con una letra fantástica dentro de un concierto no demasiado afortunado en la música juvenil acomplejada por el fulgor de Dylan que publicaba en aquellos días sus obras capitales, aunque para algunos, entre ellos los Beatles, supuso un acicate y les llevó con éxito a proponer situaciones complejas dentro del amor. Con sus aires mediterráneos, con su aspiración, y su melancolía, aquel 13 de junio escuché Chica por primera vez, y aún me acuerdo de ella muchas tardes. No podemos dejar de lado para terminar la fantástica y melancólica Madera noruega (Norwegian Wood), podemos decir que, para los ingleses, las muchachas de esta nacionalidad eran lo que las suecas para los españoles. En esta canción Lennon se enfunda el traje de perdedor en una historia de amor frustrada con una chica responsable que distinguía entre la diversión y las obligaciones, aunque le había dejado dormir en su casa, canción que abre el disco y en la que Harrison experimenta magistralmente con el sitar además de hacer dos interesantes aportaciones.

 

II

Julia

La mitad de lo que digo no tiene sentido
pero solo lo hago para llegar a ti, Julia[1].



     Sé que a veces hablo como si tuviera comunicación directa con John Lennon, y esto lo digo como si hubiera alguien que pudiera advertirlo. Pero no, parece que he dado un paso adelante y algo que me parecía patético cuando lo advertía en Rafle[2] a pesar de su grandeza, hablar y seguir hablando aunque nadie te escuche o lo haga con un gesto contrariado, empieza a ocurrirme a mí y ya no me importa, debe haber algo bueno en ello cuando Rafle lo hacía.

Julia es una canción muy especial, una de las joyas, como Blackbird o When my guitar gently weeps, del Álbum blanco, un disco irregular pero con canciones impresionantes que se vuelven más atractivas para los seguidores del cuarteto de Liverpool en tanto que algunas de ellas no son demasiado conocidas por el gran público.

          Imagino que para Lennon no debió ser fácil escribir esta canción, ensoñadora y entregada a la mujer a la que se la dedica; su madre. Las razones son demasiado obvias, Julia era una persona con muy buen carácter y con mucha suerte en alguna de sus decisiones, ella le regaló a John su primera guitarra, pero distó mucho de ser una buena madre; irresponsable, enamoradiza, caprichosa, abandonó la educación y la crianza de este genio en ciernes a su estricta hermana y a su cuñado, quien sería un amigo con el que John frecuentaba los cines para ver películas del oeste, y a quien le unía íntimamente llevar a cuestas la misma cruz.

 Julia murió atropellada cuando Lennon tenía 17 años y parecía haber vuelto, eso era lo que él quería creer. Los biógrafos de Lennon parecen querer dar más dimensión a la tragedia cuando recalcan que el coche que la arrolló era conducido por un policía borracho, eso sí, al menos estaba fuera de servicio.

[1] Half o what I say is meaningless / But I say it just to reach you, Julia.
[2] Rafle: entrañable amigo y lector compulsivo, su vida estaba en la lectura de los grandes autores en un entorno que estaba lejos de comprender sus inclinaciones.


 III

In my life

¡Quién fuera Lennon y McCartney!
¡Quién fuera el batiscafo de tu abismo!
(Silvio Rodríguez)



    Lennon y McCartney firmaron un buen ramillete de obras maestras y como decía Paul con el paso del tiempo con esa flema inglesa de quien ha sido nombrado Sir, solo hubo polémica de autoría en tres o cuatro canciones.

    Lo malo es que entre ellas están, nada y nada menos que "En mi vida" y Eleanor Rigby, las dos en la tabla alta entre las mejores canciones de todos los tiempos. Cuando escucho las explicaciones y los argumentos me decanto con cierta claridad por creer que In my life, la más emblemática entre las canciones de John, lleva en el puente música de McCartney (además de los sonidos de clavicordio de George Martin en la parte final) y Eleanor Rigby lleva ideas, la contemplación de una lápida solitaria y, quizás, algún verso de Lennon. En fin, pienso que cada uno de ellos lleva razón en sus reivindicaciones sin acabar de tenerla. Se influyeron mucho y bien, soy de los que piensan que ni siquiera el mejor Lennon, sin duda el beatle con una más brillante carrera en solitario, alcanzó la excelencia de aquellos años.

          In my life es una de esas canciones que exceden en mucho lo que se pretendía, a través de un intimismo minimalista nos llena de nostalgia de su ciudad, que puede ser la de cualquiera que lleve el halo del rumor portuario, y nos hace pensar en los amigos, en los lugares que quedan y en los que se fueron para siempre y en el amor verdadero que se cruza muy pocas veces en la vida.

 

IV

Lennon recuerda - Madre

Mother you had me,
But I didn’t have you
(John Lennon – Mother)

Madre, tú me tuviste,
pero yo nunca te tuve.




Y Lennon recordaba;
su chaqueta oscura parecía transpirar
en aquellas aceras de citas sin destino,
en el banco grabado siempre con otras fechas,
muy cerca del jazmín donde solía esperarte,
leyendo su memoria como si me acordara,
anhelando los pasos
que anunciaban tus besos cada tarde.

Y Lennon recordaba...
donde tú te movías, la gracia en tu cintura,
entre coches y aceras,
y sueños que dejaban caricias esparcidas
de adioses sin querer que te llevaban
por la arena a la playa del Chorrillo
en su letargo de invierno
cuando los espigones se adentraban
en el mar del recreo y los encantos
que mojaba tu blusa y mi locura,
que dejó mi corazón perdido en los acasos
del te quiero y no quiero, te tengo y no respiras,
y mi alma expiraba en la sangre de tus dudas,
mi libertad en la cumbre del fracaso.

Y Lennon recordaba,
yo lo recuerdo siempre.

 

V

Mirando las ruedas o Llevando mi timón.

 


Te hablan de problemas, tú les propones soluciones.


 Mi admirado John llevaba cinco años retirado de los ruedos. Había dejado malos hábitos atrás y quiso ser para su hijo Sean la madre que nunca tuvo y el padre que nunca fue con Julian. Double Fantasy rompía el silencio. Es tan bueno este álbum que resiste hasta el incordio de varios experimentos de la artista vanguardista que era Yoko, por suerte uno de ellos es memorable, algo se le tenía que haber pegado de su marido. Entre todas las joyas que contiene este disco yo me quedaría con Watching the Wheels (Mirando las ruedas), en ella intenta justificar su alejamiento de los focos, defender su vida de hombre anónimo aunque las limusinas le esperaran en la calle.

 " La gente te dice que estás colgado por hacer lo que haces. Seguro que no eres feliz ahora que no entras en el juego, cuando les dices a los que especulan con cierta maldad sobre tu carrera que te encuentras bien mirando sombras en la pared, sorprendidos te dicen que no puede ser cierto, ya no estás en la cresta de la ola y estás tirando tu vida por la borda. 


     Como en la memorable I'm only sleeping (Solo estoy durmiendo) te llaman vago, tú les contestas qué muy bien, ya no quieres seguir el rollo, no quieres llevar el carrusel nunca más, lo miras y dejas que se aleje".

V

Aquí, ahora


     Supongo que los alemanes bombardeaban Liverpool mientras John Lennon nacía y que McCartney no estaba en Nueva York el día de su muerte. Supongo que la pareja que ha dejado más obras maestras en la música popular se divorció definitivamente el día que imaginaron el Álbum blanco y ya no habría cabida para intentarlo, ni consejo, ni aportación del uno en lo que hacía el otro. Pero sin duda, entre ataques despiadados y caricaturescos, de Lennon a McCartney especialmente, siempre hubo lugar para que recordaran como se habían querido en aquellos años que soñaban en Hamburgo, como quedaban, como testigo, las cenizas que edificaron los tugurios de los puertos, la música que nunca volvería a ser la misma.

Conocí esta canción hace poco tiempo y pensé que McCartney la había compuesto no hace mucho y que el paso del tiempo y el peso de los años habían ablandado su corazón y despejado las borrascas que lo alejaron de John en la última etapa de los Beatles. No es así, cuando la compuso la muerte de Lennon era reciente y estaba tan afectado que apenas podía expresar su dolor, su desconcierto, certificar que John estaba muerto para siempre.

Creo que Paul pocas veces estuvo más inspirado en su carrera en solitario. Para alguien tan importante en su vida, a pesar de las disputas, escribió esta canción de una nostalgia sincera y estremecedora en la que afloran los versos más hermosos que pudo dedicar a su amigo.

Si estuvieras aquí ahora y te dijera que te conocía bien supongo que sonreirías diciendo que éramos polos opuestos, pero aún recuerdo cómo eran las cosas entonces y ya no contendré más las lágrimas. ¿Qué pasó con el tiempo en que nos conocimos? Supongo que dirías que luchábamos por algo difícil de lograr, nunca comprendí nada pero siempre cantábamos. ¿Qué pasó con la noche que lloramos porque no había motivo para guardar aquello en las entrañas? No comprendía una palabra, pero estabas allí con tu sonrisa. ¿Y si dijera que te amaba, que me sentía feliz de que te cruzaras en mi camino, si estuvieras aquí ahora? Pero estás en mi canción.

 

Juan Carlos González Caballero 9 de octubre de 2017, 2:42

         No la había escuchado nunca. Y me alegra que de esta forma se hubiese reconciliado con él. Después de tantas cosas que vivieron juntos. Bien por Paul y grande como siempre.


Francisco Enrique León 9 de octubre de 2017, 5:40

Mi corazón me dice que nos encontramos ante un clásico a la altura de las grandes canciones de Los Beatles y, además, si no fuera buena tendría un valor apreciable como documento en la reconciliación definitiva y sincera de dos genios irrepetibles. Pero no despegó nunca entre los seguidores de McCartney, a pesar de que, me duele decirlo, no se ha prodigado en exceso con grandes temas en su carrera en solitario, ahí tienen "Here today" (Aquí, ahora) para que recuerden quien ha sido Paul siempre, pero no la miran.

 

VI

Lennon en venta; un muchacho depresivo, como otro cualquiera 

 


Para Nano


          Beatles for sale me pareció en su día el álbum más flojo de los Beatles, y un paso atrás en tras una obra maestra insultante; !Qué noche la de aquel día! hoy me sigue pareciendo el álbum más irregular junto al "Déjalo así" de los Beatles. Pero. en su prístina textura de obra apresurada que nunca fue pulida, he encontrado canciones soberbias que en su momento no supe ver. Es el disco en el que Lennon más se aproxima al muchacho melancólico y desesperanzado que, a veces, se odiaba a sí mismo por no saber conciliar la realidad y el deseo.

         Creo distinguir cuatro canciones de John consideradas "menores" que servirían como ejemplo de cenit en otros muchos músicos de talento.

         “Sin respuesta" es una canción muy parecida a la del genial Brian Wilson. La de John es más compleja y superior en el ritmo. No era tan buen músico como el californiano, pero era más sentimental y apasionado. Esa voz doliente, extraña y limitada en los registros altos, ahí tenía que ayudarse muchas veces del vocalista todoterreno que era Paul, de que nadie sabe imitar, excepto el George inmortal de "Cuando su guitarra dulcemente llora". A John, que no tuvo suerte ni con su padre, ni su madre, no le importaba mostrar orgulloso que le habían puesto los cuernos.


Intenté telefonearte;
me dijeron que no estabas en casa.
Era mentira.

Porque sé con quién estuviste;
lo vi traspasando tu umbral.
Casi me muero,
caminabas de la mano
con otro ocupando mi lugar.

         Mi chica de luto es una imponente exposición de un muchacho cuya chica se ha ido con otro, él no deja de sentirse culpable por ello, quizás no le prestó la atención que merecía y se pone en el lugar del otro; presenta la paradoja emocional de lo importante que es ella para él y para el otro no es más que un entretenimiento. Ella también lo sabe, por eso va de luto. John podía tener muchas chicas en ese momento de su vida, pero le gustaba enamorarse de la que de él no se enamoraba, como diría Camilo.

 

 

Ella piensa en él
y por eso viste de negro,
y yo estoy triste
porque él nunca va a volver
por eso sigue vestida de luto.
(Chica en negro)


    Soy un perdedor - me disgusté un poco cuando Noelia, sabiendo Inglés no me entendía cuando, mecánicamente, le repetí mi estrofa favorita hasta siete veces. Aquel día mi cantante favorita no estuvo muy inspirada, y, como solía ser habitual, lo estuviese o no, se acabó peleando con su novio, mi sobrino Francis. Hace poco la volví a escuchar cantar, en los funerales de mi cuñado, ya no me parece que cante tan bien, no llega bien a los tonos altos. John nunca fue lo que parecía, lo sabía muy bien y eso le corroía las entrañas; quería ser simplemente un muchacho como tantos otros que se sienten distintos y son iguales que los demás.

 

 


Aunque me río y me comporto como un clown
debajo de la máscara llevo el ceño fruncido,
mis lágrimas caen como lluvia desde el cielo,
¿Es por ella o por mí mismo por quién lloro?
(Soy un perdedor)

         No quiero estropear tu fiesta - Lennon Hace las Américas para convertirse en ese chico solitario y acomplejado cuya voz nos hace llorar. No quiere que nadie en la fiesta vea su dolor. Tenía una capacidad asombrosa para aprender nuevos aires y apoyarse en ellos para mostrarlo, haciéndolos suyo como si hubieran estado siempre en él ¿Hemos dicho que era un genio? Siguiendo con el estado de ánimo de ¡Qué noche la de aquel día! John se sumerge en su lista de fracasos. El disco de Beatles más consagrado a Lennon. Es el cuarto desastre en un disco deprimente y falto de esperanza. Este chico prometía.


No quiero estropearte la fiesta,

Por eso me voy

me avergonzaría mostrar mi decepción.

Me quito de en medio,

aquí no queda nada para mí,

si regresa, dímelo, por favor.

Aunque esta noche me hizo daño

 la quiero todavía.

Si la encuentro me alegraré

 pues todavía la amo.


(No quiero estropearte la fiesta)

 

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