martes, 10 de enero de 2023

La balada de Cable Hogue - Cuando el cine se convierte en poesía


Nocturno de las Huertas

La cuerda cortada puede volver a anudarse,
vuelve a aguantar,
pero está cortada.

Quizá volvamos a tropezar, pero allí
donde me abandonaste
no volverás a encontrarme.
(Bertolt Brecht)

Insisto en el bolero
que expiraba en la noche de tus medias ardientes,
de tu balcón al aire y una estrofa asustada,
insisto en los teatros empapados de sueño,
en la muñeca herida
que despierta en el firme donde Bécquer soñaba
en un rayo de luna,
en las flores perversas de los escaparates
donde Brecht esperaba la llave de tu estuche,
la soga que rompiste para tejer tu olvido.

Insisto en la pasión de Peckinpah que asalta
el último desierto
con un lirismo amargo y una tibia sonrisa,
de Fassbinder viviendo la angustia de un esquema
de tu letra temblando sobre el pájaro herido
que abrigaste en tu pecho en una noche turbia,
en la triste elegancia negra de tus zapatos,
en hojas agolpadas en andenes sin rima
que llevaron tu paso hacia ningún destino.

 

    Considero este detalle tuyo, Rafel, con la gentileza que me queda, un poco afectada por las preocupaciones. He sido feliz en mis estancias en Madrid y a ellas me remito, en esencia, en mis últimos poemas. También tuvieron sus momentos de mórbida melancolía, de un deseo vehemente de ahogar una lágrima. Sé qué es frecuente que me exceda en mis explicaciones, pero más recurrente es que intente dirigir, me temo qué con poco éxito, al lector a Wikipedia. Anécdotas que cuestan unas monedas. ¿Quién es Phil Ochs o Fabrizio De André? ¿Dónde están?

    Para Saint-Exupéry has logrado lo más hermoso que se puede conseguir; ser útil a la Comunidad. Me entristece constatar que yo no lo soy, y no es por mis salidas de tono, ahí encontraría mi justo castigo, sino por mi vehemente y pasoliniano deseo de independencia. Supongo que mi adscripción a Alaire ha frenado mis ansias de inspiración, he escrito sensiblemente menos de lo que lo hice en la primavera de 2011 cuando solo me tenía a mí y a mis libros como referencia, pero Alaire también ha fortalecido mis ansias de conquistas y mi olvidada actitud de orfebre. Escribo menos, de hecho lo que puedo ofrecer en estos últimos meses es la reforma de poemas desechados en su momento, ¡Cuánto se tarda en la búsqueda de una obra de arte?

    Has encontrado en tu obra el equilibrio entre lo que te pertenece a ti y lo tuyo que nos pertenece a los demás, confío en la validez de tu propuesta; he dedicado tiempo en leer la plenitud de la revista, me parece, sin ninguna duda, interesante, la Red nos muestra la actitud errática de nuestro tiempo a la hora de encumbrar a poetas con méritos moderados, pero la revista sobrepasa ese listón con holgura, es cuestión de tiempo y una depuración más exhaustiva para que encuentre su lugar de privilegio entre los pocos lectores de poesía que resisten en las trincheras.

 
2 de febrero de 2022

    Suele ocurrir que con los poemas elaborados me quede siempre insatisfecho, Rafel, son como esa novia que nunca llega aunque sientas sus pasos. Creo que, a pesar de mí mismo, aún puedo aprender, mostrarlo es mi obligación y no sé si lo logro. Me llamó la atención, mirando unos apuntes biográficos tuyos, tu dedicación tardía a la poesía y que hayas conseguido poemas verdaderamente importantes, sé que no estamos en el mismo camino pero perseguimos el mismo fin aunque sospechamos que no lo conseguiremos, así de inflexible es la literatura. Pero, indudablemente, somos reconocidos con apenas un puñado de poemas como referencia, quizás sea por esa ardiente soledad que se siente cuando nos enfrentamos con el juicio implacable de un poema de amor.

28 de abril de 2022

    Hoy la muerte reparte caramelos, decía nuestro compañero Ramón Ataz en el poema de él que más recuerdo, acercándose al Catulo más profundo. Pekinpah sabía, aunque ignoro si conocía a Brel, que la vida no hace regalos, no se encontraba con ganas de ofrecernos un final feliz para su personaje más poético y lírico, el director americano sufría de insomnio cada vez que soñaba con las productoras y sus tijeras. Pero agradeció hasta la muerte que se le cruzara en el camino un actor excepcional, Jason Robards, para que hiciera de sí mismo, de lo que a él le hubiera gustado ser. Robards no fue una estrella cinematográfica, pero dejó su huella en joyas como esta y en "El largo camino del crepúsculo hacia la noche". Los más frívolos lo recuerdan como aquel que se casó con la viuda de Bogart; la Bacall necesitaba hombres íntegros dominados por el alcohol y los gemidos de su conciencia.

   

30 de abril de 

 

     Hay momentos en la vida que nos sentimos vencidos por quienes nos rodean y nos lo recuerdan constantemente con los ojos, Mirta, eso nos puede hundir en la miseria, aunque pueden surgir de ello obras interesantes en su tristeza decadente y en el pensamiento firme de que nuestro tiempo de vivir nos ha superado. Los grandes, Peckinpah y Fassbinder lo eran, nos lo demuestran. El alemán era demasiado joven para creer que se había convertido en pasado, podía renegar, a boca llena, de la nostalgia sin miedo a atragantarse. El americano trataba el desierto como si hablara de sí mismo, el desierto dejaba de serlo y el Oeste ya no existía; era un sucedáneo que, en su deriva desencantada podía tener un sesgo artístico, pero no era lo que él, agónicamente buscaba. Él no podría nunca luchar contra una industria prosaica y dominada por los intereses económicos. El apóstol de la violencia quizás luchaba por poner al día a los héroes ambiguos y amargados de Ford y toda su poesía. Lo consiguió plenamente a pesar de la implacable censura comercial, ahí quedan, para demostrarlo," Duelo en la Alta sierra" y "Grupo salvaje".

1 de mayo de 2022.

 


 

     No puedo dejar de sentirme atraído por la belleza crepuscular de los vencidos, todos ellos parecían vivir sus últimos años con la sensación de que su tren había pasado y apenas había dejado su rumor. Me cuentan que Peckinpah, ante el infortunio había visitado el desierto, invitó a todo el equipo de "La balada de Cable Hogue" a pagarle las copas. No debió tener en cuenta que entre ellos estaba Jason Robards, acabó pagando una cifra respetable. De todas formas fue el rodaje más placentero que tuvo en su vida, alegrados sus ojos por la belleza carismática de Stella Stevens, mal aprovechada en general por Hollywood (solo la recuerdo en El profesor chiflado, la mejor película de Jerry Lewis), y por el hecho de contar con secundarios que eran auténticos perdedores que no tenían que disimular mucho para amoldarse a lo que él les pedía que hicieran.

3 de mayo de 2022.

 


 

     Mis héroes son perdedores porque están derrotados por anticipado, lo que constituye uno de los elementos primordiales de la verdadera tragedia. Se han acomodado desde hace mucho tiempo a la muerte y a la derrota; en consecuencia, no les queda nada que perder”.
(Sam Peckinpah)

    El director americano habla de su tragedia. Estaba seguro de que no podía derrotar a las productoras, hubiera hecho bien de haberse trasladado a Europa como Orson Welles. Aquí el sentimiento de culpa posibilitaba que le diéramos rienda suelta a los americanos, incluso en España eran venerados (Campanadas a medianoche). Puede que no haya un realizador más poético que Peckinpah, excepto el Ford de "Los buscadores" y "El hombre que mató a Liberty Valance". Arrancó poesía hasta de la violencia que le era tan querida como una manifestación innata de la desesperación, de estar acorralado. Hay una poesía terrible que es, con derecho propio, una obra de arte y otra, amable, alejada de la realidad, que no lo es y está lejos de representar la lucha que desencadena en la tragedia. Peckinpah, como buen poeta de nuestro tiempo, se quedó entre el wéstern clásico y el moderno, se quedó sin saber adónde ir, como un artista alienado, bañado en alcohol, que no pertenece al mundo que le ha tocado vivir. Decía que era medio indio, no ha podido confirmarse del todo este punto, pero era una buena forma de alinearse con quienes todo lo perdieron.

 9 de mayo de 2022

     Claro que hay una nostalgia mórbida, una honda y solemne melancolía. Peckinpah prefiere matar a Cable Hogue en el punto más alto de su triunfo, y no hacerle pasar por la angustia de tener que desenvolverse e un mundo que no podría comprender (qué podría hacer este hombre que triunfa en la derrota en una ciudad de oficinas y edificios altos) y que nunca le pertenecerá. Parece decirnos que, a partir de ahí, Cable, un hombre fundamentalmente bueno, capaz de perdonar como lo haría un cristiano convencido e iluminado, constata que es pasado, que quizás todos seamos pasado sin saberlo ni aceptarlo, quizás por eso la mayoría sobrevivimos sonriendo a las cornadas de la modernidad.

9 de mayo de 2022.

     El poeta que he tomado de referencia en este poema, Sam Peckinpah, se casó cinco veces, era alcohólico y cocainómano, ya sabemos que pocas drogas atacan tanto la bondad como el alcohol y la cocaína. En el rodaje de su película maldita, Mayor Dundee, desquició al galán de Hollywood del momento, Charlton Heston, con sus reproches y sus gritos, este desenvainó el sable y furioso se fue hacia él que estaba en la grúa planeando. Nunca pudo digerir el montaje que hizo la productora de esta película. Mankiewicz recurrió a una melancólica y tensa calma cuando mutilaron a su Cleopatra, una hora y media de rodaje fue arrojado a la papelera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.