Yo no soy como Fassbinder, ni tengo su capacidad desesperada de trabajo, esto podría aplicarlo también a Pasolini. A los tres nos preocupan los mismos problemas, la deriva hedonista y nihilista, empolvada de sexo fácil y el olor de la cocaína, salpicada de desgana cuando se habla de Filosofía, de nuestra sociedad sobre la que vertemos nuestros pareceres sin querer saber de dónde provienen.
Respecto al más complejo de ellos, el de la gran Inmigración que hemos recibido en las últimas décadas, ellos son más abiertos en su cerrazón intelectual mientras que yo, creo que soy tan liberal como ellos en este sentido, pongo demasiadas pegas a lo que los inmigrantes nos han ido mostrando con su comportamiento, culpo de ello, en gran parte a la decadencia moral de Occidente y su doble moral cada vez más afilada, indefinida e impía.
Los dos genios europeos de su tiempo tienen con respecto a mí un hándicap más decisivo de lo que se podría pensar; ninguno de ellos son abylenses como yo, no conocieron de primera mano y de una forma natural y rutinaria la evolución negativa de tanto y tanto de ellos que suelen portarse con asiduidad como si todo el monte fuera orégano, aportan muy poco a nuestro conjunto y muchos de ellos se acogen al rol de mantenidos por un sistema del que quieren los síntomas confortables y se niegan a conocer el fondo que lo sustenta. No miran hacia otro lado los perjuicios resultantes del deterioro de una sociedad que no acaban de ver como suya (Así es; Francia campeona del indiscutible rey de los Deportes con toda justicia con una selección multicolor que, a veces, muestra en las muñecas la bandera de otro país) y alucinan con nuestros servicios sociales que casi ni existen en sus países de origen, aunque su participación es escasa en el juego impositivo; eso les hemos enseñado (¿Con factura o sin factura? nos preguntan, cuando empiezan a cobrar un precio de mercado por sus servicios) Y siguen mostrando el muro que nos separa, sobre todo cuando la Religión entra en la danza macabra del fanatismo; existen creyentes y gauris, despectivo por extranjero que hace referencia a la ingenuidad, cuando no a la tontería. Y los animalistas se centran en el toro de lidia del que desean fervientemente su extinción y miran hacia otro lado en el sacrificio cruel (tal como Dios manda) del cordero que podría morir en unos segundos y en paz mirando hacia La Meca. No conozco ningún caso de imán o santón que haya muerto por los mordiscos de rabia que respondieran agónicamente, con las patas temblorosas, a la degollación...
3 de octubre de 2020.
En asuntos que afectan al corazón uno siempre tiene miedo de ser
malinterpretado. Asumiría el riesgo si no fuera porque me da miedo que
ejerzan la violencia psicológica contra los míos. Dios es grande pero tiene
unas miras muy pequeñas. Hay muchachas desnudas en mis cuadros cuyas
bocas están tapadas con un velo. Amigos que aprovechan la ebriedad de mi
tristeza para malvender mis películas y mis delirios de grandeza, y
amantes que machacan sus frustraciones en el cansancio nocturno al que
nos ha llevado el sueño de los pobres. Los griegos estábamos tan
convencidos de la superioridad de nuestra filosofía que reíamos con las
primeras apariciones de los persas.
Hoy les damos de comer pero
ni siquiera nos miran, empiezan a ser tan numerosos que no les hace
falta hablar nuestra lengua para que estemos obligados a entenderles.
Leónidas es un espartano. A ellos no les importa más que la
supervivencia de su aberrante régimen militar. Pactaron con los persas.
Dejaron que el Gran Rey decidiera nuestro destino.
19 de febrero de 2014
Me tranquiliza, Tara, que hayas interpretado el poema y los comentarios en la línea que yo deseaba. Desgraciadamente a la mayoría de los españoles, Ceuta y Melilla, les importa poco o nada, y la izquierda radical de nuevo cuño ve con buenos ojos que se desvanezca Occidente en sus orillas, incapaz de reconocer una vocación de siglos y la represión brutal que sufren los cristianos en el ámbito islámico. Hay que denunciarlo todo, hemos de arrebatar, en nombre de todos, la democracia a los demagogos y a los nostálgicos de un régimen ominoso la sed de violencia
29 julio de 2017.
Te aconsejo, Tara, que leas, aunque sea de una forma sucinta, acerca de los genocidios cometidos en los estertores del Imperio Otomano, armenio y maronita pueden servirnos de trágicos ejemplos, con los cristianos de ritos antiguos y el padecimiento de siglos de los coptos en Egipto. El Islam simplifica el mundo y lo divide entre musulmán e infieles, con toda la carga peyorativa que puede arrastrar esto último, y aunque, por suerte, no sea así rigurosamente y exista una élite intelectual en muchos países islámicos que no renuncia a la religión pero tampoco al progreso, la verdad es que la religión controla hasta dónde es posible cada paso que se da, no hay más que ver el absentismo laboral vergonzoso que practican los musulmanes en Ramadán, no tanto los autónomos como los empleados, sobre todo, los públicos...
30 de julio de 2017
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.