Y en sus ojos no ves nada,
ningún gesto de amor
detrás de una lágrima
derramada por nadie.
(Paul MacCartney - For no one)
Para nadie he escrito, la verdad es cortante,
brusca, hiriente, sin alma
como monstruos que asaltan las casas, los comercios,
y guardan en secreto
privilegios de clase forjados por la infamia.
Elegía que se estrecha en el filtro oxidado
de un deseo que vaga cual zombi en la mañana,
que no sabe su nombre, que no tiene recuerdos
y asustado del hombre, grita y no se estremece.
Leo novela y cuentos, ya no me reconozco;
esta afección sin tregua te aísla y te abandona
cuando crees hallar un rincón en el mundo;
Hölderlin una voz, Rimbaud un desafío
estético sin fondo,
Dylan un dinosaurio de un tiempo que no existe,
que es nuestro propio mundo; guerras y disparates,
Bécquer , acorralado, busca su antiguo olvido,
que nadie le moleste,
nadie hurgue en su herida,
Camarón está muerto, suena el jazz, no se escucha.
Para recuperarme tengo la cobardía
de quienes conversaban conmigo en el pasillo
de las ejecuciones
y que nunca quisieron saber qué les decía,
ya que, a veces, cortaban flores para el verdugo,
la nula implicación de los días que pasan,
de la gente que ve el fútbol en los bares.
Se nos ha perdido algo que no quiere mostrarse,
cuyo grito se ahoga
en un ataque agudo de tibio escepticismo,
el país que retara a Apolo en las alturas
aquí yace postrado en un fulgor insulso.
Me
he pensado mucho empezar a contestar tu comentario, Fanny, la razón es
que me has hecho pensar demasiado, creo que defendiendo mi propuesta de
comunicación inmediata, aun con cambios bruscos en el estado de ánimo,
enciendes una llama en el sol (Dylan me gusta mucho, mucho, a pesar de
su antipatía y poca consideración hacia su público) pero me alegra y,
como le he dicho antes a otros compañeros, justifica estos esfuerzos en
la deriva.
Este poema, dentro de las cifras modestas en las que
me muevo, ha sido uno de los que ha llamado más la atención a pesar de
que, perdóname por esto, no acabo de verlo. Era el primero del único
proyecto de poemario que he emprendido conscientemente en mi vida, y,
como ya le dije a un compañero, me ha llevado más que ningún otro a
plantearme el papel de la poesía en nuestros tiempos y el lugar que ha
dejado para mí.
Encantado con tu aparición, Fanny, y deseoso de
poder leer lo que escribes (no he sabido llegar hasta el lugar donde los
tienes).
Tu
actitud, Fanny, me hace pensar que tú amas la poesía con los ojos que
siempre se le debería mirar, con esa voz que dice; "Dejemos que el mundo
siga con sus locuras, denunciémoslo cuando sea preciso, pero nosotros
debemos insistir en nuestro amor".
No sabes cuánto me gustaría
participar de tus prístinas pretensiones y esto no es una contradicción
a tenor de lo que me dices; tengo un mar plateado para mirarme en las
nubes y nunca ha logrado por más que lo intenta que acaricie su mensaje
de reconciliación. Tengo claro que no soy un ejemplo a seguir, que los
activistas urbanos no son contratados para que canten en ningún
auditorio en estos días, tratándose de mi ciudad no hay discusión, ni
siquiera en la calle se escuchan sus canciones; sus letanías no les
causan problemas legales simplemente porque no llegan a leerse por más
que se exhiban en los escaparates como una hoja muerta, como el llanto
de una especie en vías de extinción.
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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.