domingo, 12 de mayo de 2019

Tiempos modernos

Somos cartas sin norte esparcidas en el viento,
islas sin recuerdos en un archipiélago aislado,
una rosa sin pétalos en el jarrón del olvido,
un grito en las tinieblas, 
somos la mirada abstracta de un sueño que no ha nacido,
el despertar de un monstruo inocente que muere
entre las pesadillas del hombre de la calle.

Ya conozco los latidos de estos tiempos modernos,
ya he bebido la sed de un amor que no brilla ni se apaga,
se derrumbaron los muros, me dijiste,
pero sigue la barrera entre tú y yo cuando hablamos del silencio,
de las incomunicaciones telemáticas, 
de tu tarjeta sin firma que se pierde en nuestra nube.

Somos la arena violenta que golpea en el rostro 
de un niño dormido para siempre en la playa,
aquellos que no escuchan a los muertos 
que vagan en los periódicos,
llegamos siempre tarde al último combate
y sostenemos sonriendo el hacha al verdugo.

Teniendo en cuenta que, tanto tú como yo, somos impredecibles a la hora de evaluar qué nos ha llamado la atención en un comentario para enfilar una respuesta, reconozco que nunca podré saber lo que dijiste. Supongo que consideraste que no era lo que querías.

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.